La Reina de la Coca
Mujer en un mundo de hombres, la burgalesa Ana Mar¨ªa Cameno cre¨® de la nada su imperio de coca¨ªna. Sin ayuda de parientes o padrinos, como lo ha hecho alguna otra. Con su f¨¦rrea disciplina de trabajo logr¨® ganarse la confianza y el respeto de los barones de la droga. Adicta al lujo y a la santer¨ªa, un d¨ªa se propuso crear el laboratorio de coca¨ªna m¨¢s grande de toda Europa. La polic¨ªa la detuvo tras dos a?os de investigaci¨®n. Ella pas¨® otros dos en la c¨¢rcel, sali¨® y reorganiz¨® su negocio en tiempo record. Pero volvieron a capturarla. Esta es su historia
En los nublados y fr¨ªos d¨ªas de enero, los muros de la prisi¨®n se tornan m¨¢s arrogantes y el aislamiento parece acentuarse. Pero si en esas fechas alguien tiene la suerte de recuperar su libertad, lo menos importante es el insolente invierno. Por eso la mujer que ahora avanza hacia el coche que la espera afuera del reclusorio tiene la firme voluntad de apropiarse del futuro. Ha estado encerrada durante dos a?os ¡ª730 d¨ªas, 17.520 horas¡ª sin poder ¡°trabajar¡±, mortificada por la deuda contra¨ªda al ser capturada y que ha de pagar sin excusa ni pretexto. Est¨¢ preocupada pero no tiene miedo. El miedo enclaustra, oxida. Y ella puede darse otros lujos pero no ese. As¨ª que mientras deja atr¨¢s los 90.000 metros cuadrados de la c¨¢rcel de Estremera (Madrid), donde pasaba la mayor parte del tiempo en una celda de diez metros cuadrados y sol¨ªa comer arroz con at¨²n y esp¨¢rragos, intenta hacer la normalidad menos precaria y comienza a vislumbrar algunos planes. Montada en su propia petulancia, la reina destronada est¨¢ de regreso dispuesta a recuperar su imperio.
Antes, sin embargo ¡ªpara retomar una vieja costumbre¡ª ha de hacerse algunos retoques de belleza: te?irse el pelo, inyectarse b¨®tox en el rostro, ponerse tres implantes dentales. Tambi¨¦n ha de ir de compras: ropa, zapatos, maquillaje, un par de joyas. Sabe que, en este mundo, no basta con ser. Tambi¨¦n hay que parecer. Pero ahora no puede entretenerse demasiado en esas cosas. Todav¨ªa no concluye el primer mes del calendario de 2013 y la reorganizaci¨®n de su negocio acapara la mayor parte de su tiempo. Recurre a viejos aliados, busca nuevos contactos, se encarga de detalles que antes delegaba en otros. Sabe que se arriesga a volver a la c¨¢rcel, pero no tiene otra opci¨®n.
Cuando la polic¨ªa la detuvo la ma?ana del siete de enero de 2011, le decomisaron 300 kilos de coca¨ªna listos para ser distribuidos por varios puntos de la geograf¨ªa espa?ola, dos millones de euros en efectivo y el equipamiento ¨ªntegro del que iba a ser el laboratorio de coca m¨¢s grande de toda Europa. Debe todo eso a sus proveedores colombianos, sabe que es m¨¢s f¨¢cil huir de la Ley que de los capos y que, por tanto, ha de darse prisa para cumplir y no echar abajo su reputaci¨®n de persona fiable, trabajadora, inteligente, sagaz y precavida entre los barones de la droga. No obstante, hay quien la ha amenazado y, ya se sabe, el lenguaje de la impunidad suele tener consecuencias funestas. Porque entre los narcotraficantes no hay morosos vivos.
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Ana Mar¨ªa Cameno Antol¨ªn ten¨ªa 23 a?os, el rostro salpicado de pecas y el pelo alborotado cuando la polic¨ªa la detuvo por primera vez en su Burgos natal. Era una ¡°ni?a bien¡± que formaba parte de una familia respetable en la ciudad perteneciente a la comunidad de Castilla y Le¨®n, entre cuyos miembros hay militares, abogados y arquitectos. Sus padres no dudaron en desembolsar 50.000 pesetas al mes con tal de que ella estudiara en el mejor colegio de la localidad. Y Ana Mar¨ªa supo aprovechar el privilegio: obten¨ªa buenas notas y era sociable. Pero m¨¢s que estudiar, le gustaba pasear por las calles de Burgos en su Harley-Davidson. Cuando la polic¨ªa sospech¨® que utilizaba esa aparatosa motocicleta para vender peque?as cantidades de droga, la sigui¨® durante unos d¨ªas. Al ser arrestada, la ¡°chica pija¡± dijo que la coca¨ªna que llevaba con ella era para controlar su exceso de apetito porque padec¨ªa bulimia. Luego de un juicio expr¨¦s, su argumento no fue lo suficientemente s¨®lido para evitar ser condenada a tres a?os de prisi¨®n y pagar una multa de 25 millones de pesetas. Al poco tiempo, las apelaciones de su abogado zanjaron el asunto libr¨¢ndola de la prisi¨®n y entonces la incipiente narcotraficante hizo a un lado su vida rebelde en Burgos, decidi¨® irse a Madrid y se dijo as¨ª misma que tocaba ser seria.
?Todo hab¨ªa terminado? Todo estaba por comenzar.
Obsesionada por su aspecto f¨ªsico, Ana Mar¨ªa Cameno recurri¨® a las operaciones est¨¦ticas. Empez¨® con una cirug¨ªa nasal, continu¨® con un levantamiento de cejas, luego con un relleno de labios y p¨®mulos e inyecciones de b¨®tox para eliminar las l¨ªneas de expresi¨®n. Se alis¨® el pelo y se lo pint¨® de rubio. Ahora era dif¨ªcil reconocerla para quienes hab¨ªan dejado de verla durante un tiempo. Adem¨¢s, su forma de vestir tambi¨¦n era otra, pues se hab¨ªa convertido en una asidua ¡ª?compulsiva?¡ª clienta de las prestigiosas firmas de moda y joyer¨ªa de la llamada Milla de Oro de Madrid, donde en un solo d¨ªa, y en una sola tienda, se gastaba hasta 5.000 euros. El aumento de pechos y gl¨²teos lo dej¨® para cuando tuvo la primera oportunidad de ir a Colombia.
De forma paralela a su transformaci¨®n f¨ªsica, la mujer que siempre ten¨ªa a la mano un bolso de Chanel se las arregl¨® para tejer una red de compra-venta de coca¨ªna capaz de abastecer a buena parte de las narices espa?olas ansiosas por esnifar el polvo blanco de la euforia moment¨¢nea. Se cas¨® con David Vela Narro, un aficionado al boxeo y a los gimnasios con algunos contactos en el hampa organizada, quien tambi¨¦n ser¨ªa su mano derecha en la estructura delictiva, y se propuso ser una aut¨¦ntica ejecutiva de la droga. Alguien que moviera su entramado de manera cautelosa y, sobre todo, sin mancharse las manos. Era atractiva, inteligente, arrogante, atrevida, seductora, seria, eficiente, intuitiva: ?se le pod¨ªa pedir m¨¢s? Lo ten¨ªa todo para ser una mujer empoderada en un mundo de hombres. Lo ten¨ªa todo para convertirse en La Reina de la Coca.
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Ejemplares de belleza, / en exceso inteligencia, / la maldici¨®n en amores, / desconocen los errores. / Influencia hay por donde quiera, / no existe quien interfiera. / Se deleitan como reinas, / lujos de diva moderna. / Y adonde llegan... ?gobiernan! / Ropa personalizada / de ilustres dise?adores / a la luz sorprendentes. / Destacan entre la gente / con sus caritas perfectas / y sus cuerpos contundentes. / Recorren el mundo entero / en aviones y en cruceros. / Viviendo a tope la vida, / gastan siempre sin medida. / Pudientes y poderosas / se divierten d¨ªa con d¨ªa. El corrido se llama ¡°Ni?as pudientes y peligrosas¡±, lo canta a ritmo de acorde¨®n, bater¨ªa y r¨¢fagas de metralleta Larry Hern¨¢ndez, una estrella musical entre los inmigrantes latinos de Los ?ngeles (California), y aborda ¡ªy reduce y banaliza¡ª el aspecto m¨¢s superficial de la incursi¨®n de las mujeres en el mundo del narcotr¨¢fico.
No es com¨²n que sean ellas las que encabecen las mafias. M¨¢s bien suelen estar en segundo plano, como un adorno de los grandes capos. Son amantes, esposas, hijas, hermanas. Algunas m¨¢s aceptan o son obligadas a ser correos (mulas) o participan en la producci¨®n, cuidando cultivos, como encargadas de laboratorios, o blanqueando el dinero negro, como relaciones p¨²blicas, directoras de finanzas, responsables de log¨ªstica y pisos francos. En el mejor de los casos, toman el relevo de sus parejas, padres o hermanos (asesinados o encarcelados) y entonces hay quien rompe los paradigmas tradicionales e irrumpe en terrenos que se cre¨ªan exclusivos de los hombres, incluidos los narcocorridos y las novelas (como La Reina del Sur, de Arturo P¨¦rez Reverte). Sus vidas suelen ser de pel¨ªcula, pero sin final feliz.
En Colombia, Griselda Blanco era una ni?a de 13 a?os cuando comenz¨® a prostituirse en las calles de Medell¨ªn. Una noche de faena sexual conoci¨® a un chico que trabajaba para un narco local. Luego de unos meses de noviazgo, se cas¨® con ¨¦l y se dio cuenta de que la manera de prosperar m¨¢s r¨¢pido era formar parte del narcotr¨¢fico. Griselda y su marido se fueron a Nueva York con la intenci¨®n de echar a andar, junto a otros compatriotas, un mercado s¨®lido de droga. Todo iba bien hasta que ¨¦l se enferm¨® de cirrosis hep¨¢tica y no tard¨® en morirse. Griselda se refugi¨® en los brazos de otro miembro de la organizaci¨®n hasta que ¨¦l, de repente, decidi¨® volver a Colombia y dejar de tener contacto con ella. Eso era algo que Griselda no pod¨ªa perdonar. Por eso fue a buscarlo. Y lo mat¨®.
Para entonces, esta mujer nacida el 15 de febrero de 1943 en Cartagena de Indias ya era la astuta jefa de la narcoruta Medell¨ªn¡ªMiami¡ªNueva York. Se hac¨ªa respetar a base de violencia y logr¨® aglutinar un ej¨¦rcito de mulas y sicarios. Comenzaron a decirle ¡°La Madrina¡± y los rumores giraban en torno al apodo: es drogadicta, bisexual, s¨¢dica. Degollaba a algunos de sus amantes y tambi¨¦n se deshac¨ªa de aquellos con los que se casaba (cuatro, todos narcotraficantes). Tuvo un hijo y lo bautiz¨® como Michael Corleone, en honor a El Padrino, y ten¨ªa como mascota a un perro pastor alem¨¢n al que llamaba ¡°Hitler.¡± Mand¨® matar a los cabecillas de una banda rival en un centro comercial del condado de Miami-Dade y, con acciones como esa, su leyenda se acrecent¨®.
En 1985, los agentes de la DEA la detuvieron en Irving (California) y fue condenada a 10 a?os de prisi¨®n. Pero durante ese periodo continu¨® dirigiendo su negocio desde la intimidad de su celda. Las autoridades estadounidenses lograron aumentar su condena demostrando otros delitos que hab¨ªa cometido (tr¨¢fico de drogas y asesinatos, como siempre) y sali¨® de la c¨¢rcel hasta el a?o 2004. Entonces volvi¨® a Medell¨ªn y no se supo de ella hasta que, en septiembre de 2012, un sicario le dispar¨® dos veces en la cabeza a una se?ora mayor que sal¨ªa de una carnicer¨ªa. Esa se?ora result¨® ser Griselda Blanco, la hist¨®rica ¡°Madrina¡±, cuyos restos permanecen ahora en el cementerio Jardines de Montesacro, a tan s¨®lo unos metros de la tumba de Pablo Escobar.
En M¨¦xico, Sandra ?vila Beltr¨¢n naci¨® y creci¨® en una familia de la ¨¦lite del narcotr¨¢fico. Es sobrina de Miguel ?ngel F¨¦lix Gallardo, conocido como ¡°El Padrino¡± y considerado ¡°El jefe de jefes¡± mexicano en los a?os ochenta del siglo pasado. Guapa y seductora, adicta a las joyas y a la ropa fina, poseedora de un ¡°conocimiento gen¨¦tico¡± del oficio delictivo, se relacion¨® sentimentalmente con dos comandantes de la Polic¨ªa Judicial Federal del pa¨ªs norteamericano y luego con dos de los dirigentes del poderoso C¨¢rtel de Sinaloa: Ismael ¡°El Mayo¡± Zambada e Ignacio ¡°Nacho¡± Coronel. Pero con quien se cas¨® fue con Juan Diego Espinoza Ram¨ªrez, ¡°El Tigre¡±, miembro destacado del c¨¢rtel colombiano del Norte del Valle. De esta manera, Sandra ?vila se convirti¨® en el nexo entre sus paisanos y los de su marido y, por su eficacia, comenz¨® a ser conocida como ¡°La Reina del Pacifico.¡±
Desde su casa en Guadalajara (Jalisco) coordinaba los cargamentos de coca procedentes de Colombia y blanqueaba las ganancias a trav¨¦s de cl¨ªnicas de belleza (a las que ella misma acud¨ªa), as¨ª como de la compra y venta de casas. Un d¨ªa, sin embargo, la suerte no estuvo de su parte y las autoridades mexicanas le incautaron diez toneladas de coca¨ªna a su organizaci¨®n. Poco despu¨¦s, sus rivales secuestraron a su hijo adolescente. Desesperada, La Reina del Pacifico denunci¨® el secuestro y la polic¨ªa pinch¨® sus tel¨¦fonos y la sigui¨® a todas partes, ¡°para estar al tanto de las reacciones y movimientos de los secuestradores, con el fin de atraparlos.¡± As¨ª se enteraron de sus trapicheos y de que le pidi¨® ayuda a ¡°El Mayo¡± Zambada para rescatar a su hijo. La Polic¨ªa Federal la detuvo el 28 de febrero de 2007, junto a su pareja, cuando sal¨ªan de un lujoso restaurante.
El entonces presidente de la Rep¨²blica, Felipe Calder¨®n Hinojosa, la present¨® ante la opini¨®n p¨²blica como un trofeo de su guerra contra el narcotr¨¢fico. La encerraron en la C¨¢rcel de Mujeres de Santa Marta Acatitla, a las afueras del Distrito Federal. Permaneci¨® ah¨ª hasta agosto de 2012, cuando fue extraditada a Estados Unidos acusada de importar y distribuir coca¨ªna. Dijo que ella s¨®lo era culpable de ¡°asesorar¡± a su marido, el "verdadero enlace" entre el narco colombiano y mexicano y, un a?o despu¨¦s, en agosto de 2013, volvi¨® a M¨¦xico, esta vez a la c¨¢rcel de Nayarit, en la costa del Pacifico: su territorio. En febrero de este 2015, despu¨¦s de siete a?os tras las rejas, le concedieron la libertad.
En Espa?a, m¨¢s all¨¢ del delito com¨²n, la historia de Ana Mar¨ªa Cameno Antol¨ªn no tiene mucho que ver con las de La Reina del Pac¨ªfico y La Madrina. Porque, a diferencia de ellas, La Reina de la Coca cre¨® su imperio pr¨¢cticamente de la nada. Sin la ayuda de parientes o padrinos. Con valent¨ªa pero sin violencia estrepitosa. Estando al mando desde el principio. Y con m¨¦todos de trabajo ultra sofisticados.
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La jornada comienza con el pitido del despertador a las siete de la ma?ana. Un zumo de naranja y a toda prisa al gimnasio. Una hora despu¨¦s, un atento ch¨®fer-guardaespaldas lleva a su jefa a la primera de las reuniones del d¨ªa. Ella despacha con prontitud en cafeter¨ªas, parkings, gasolineras, parques, centros comerciales¡ Siempre en lugares p¨²blicos y transitados. A diario, a lo largo de unas 12 horas, se encuentra con hasta 20 personas. Con algunas no hace falta bajarse del coche: les abre la puerta, suben y, unos instantes despu¨¦s, se marchan. Prefiere hablar directamente con sus compradores y distribuidores, pero si es inevitable llamarles por tel¨¦fono, utiliza un m¨®vil para cada contacto y, para no confundirse, a cada aparato no le pone nombres sino pegatinas de dibujos animados.
Como ¡°tapadera¡± de su verdadero negocio utiliza una joyer¨ªa de nombre franc¨¦s (¡°Le Petit Bijou¡±) situada en la calle Amador de los R¨ªos, junto a la sede del Ministerio del Interior, en el madrile?o barrio de Salamanca. Casi no tiene clientes y las p¨¦rdidas que declara har¨ªan que cualquier empresario serio la cerrara. Pero en su vida recia son otros asuntos los que ocupan su tiempo.
Adem¨¢s de su casa, Ana Mar¨ªa Cameno tiene cinco pisos alquilados. En ellos guarda la coca¨ªna y el dinero en armarios con doble fondo. Sus pisos francos est¨¢n ubicados en barrios madrile?os de clase media, en los que abundan las v¨ªas r¨¢pidas por si alguna vez es necesario huir a toda velocidad. Ante sus vecinos, la mujer rubia jam¨¢s levanta alguna sospecha. Las persianas de esos pisos, por los que paga un total de 7.000 euros al mes, permanecen casi siempre cerradas. El ¨²nico ruido que se escucha, a veces, es el del movimiento de muebles y por eso piensan que quienes los ocupan deben viajar mucho porque casi nunca est¨¢n. Es que Ana Mar¨ªa Cameno vive con su marido en Sevilla La Nueva (Madrid).
A diferencia de las mansiones kitch de los grandes capos de la droga, el chalet de La Reina de la Coca es, m¨¢s bien, discreto. Dentro abundan los televisores de plasma, armarios llenos de ropa, bolsos, zapatos y perfumes caros (hasta 300 frascos). En el s¨®tano hay un espacioso jacuzzi para los momentos de relajaci¨®n que, debajo de unas baldosas, tiene un escondite para guardar lo que se ofrezca. Una de las habitaciones de la casa est¨¢ reservada a la fe. No para rezarle a San Judas Tadeo, San Malverde o a la Santa Muerte, divinidades a las que suelen recurrir varios de sus colegas narcotraficantes. Ella tiene un alatar en honor a Obatal¨¢ y Xang¨®, dos de los orish¨¢s (dioses) de la santer¨ªa cubana a los que se encomienda cada que va a recibir un cargamento de coca.
Obatal¨¢ es el equivalente a Santa Ana en la religi¨®n cat¨®lica; es el padre de la humanidad, due?o del mundo, s¨ªmbolo de la paz y la pureza. Xang¨® es Santa B¨¢rbara, esp¨ªritu justiciero del fuego, el rayo y el trueno. Para adorarlos, se requiere hacer un ritual con cantos y danzas a ritmo de tambores, y brindarles ofrendas de frutas, flores y plantas, alimentos y bebidas, velas y el sacrificio y la sangre de animales. Para que las cosas le salgan bien y est¨¦ siempre protegida, Ana Mar¨ªa los realiza con devoci¨®n, guiada por una santera cubana residente en Madrid. Mata palomas, patos, gallos y corderos, se ba?a con su sangre mientras uno o dos percusionistas invocan a los dioses y entonces ella, pose¨ªda, canta y baila, dice algunas letan¨ªas en lengua yoruba y bebe brebajes preparados en un cuenco.
Durante una buena temporada, sus dioses parecen no fallarle. Calman su incertidumbre y potencian sus medidas de seguridad. Pero un d¨ªa ¡ªs¨®lo ellos sabr¨¢n por qu¨¦¡ª la desamparan.
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En las horas prensadas entre la noche y la madrugada, 200 miembros del Grupo Especial de Operaciones (GEO), expertos en acciones de alto riesgo, llegan con sigilo a Villanueva de Perales (Madrid). Bien armados y acompa?ados por perros entrenados para localizar droga, rodean una finca de 40.000 metros cuadrados, situada a las afueras del pueblo. Avanzan hacia un chalet de paredes blancas y rejas verdes, a sabiendas de que puede tener detectores de intrusos. Corren los primeros minutos del siete de enero de 2011 y el silencio es tenso. Cuando logran entrar, se topan con cinco hombres (cuatro colombianos y un espa?ol) durmiendo en colchones tirados en el suelo, en medio de aparatos y recipientes. No oponen resistencia y son esposados mientras la mayor¨ªa de los agentes se dedica a revisar las tres plantas y el patio de la casa. Encienden las luces y encuentran varias l¨¢mparas, hornos de microondas, empaquetadoras al vac¨ªo, un sistema de calentamiento y otro de extracci¨®n de humos, coladores, botellas, mangueras, uniformes, botas, guantes y decenas de bidones azules que contienen 33 toneladas de sustancias qu¨ªmicas. Todo lo necesario para comenzar a procesar la coca¨ªna a gran escala.
A esa misma hora, miembros de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO) de la Polic¨ªa Nacional entran en una vivienda que est¨¢ junto a un taller mec¨¢nico, en el municipio madrile?o de Paracuellos del Jarama, y arrestan a los hermanos colombianos N¨¦stor Mario y Carlos Mauricio Guti¨¦rrez Ram¨ªrez. En una lujosa casa de Boadilla del Monte, tambi¨¦n detienen al empresario de la noche madrile?a Laurentino S¨¢nchez Serrano. Y, no muy lejos de ah¨ª, en Sevilla La Nueva, David Narro Vela y Ana Mar¨ªa Cameno Antol¨ªn salen de la cama que comparten todas las noches para ser detenidos. Un poco m¨¢s tarde, en los pisos francos que alquilaba La Reina de la Coca, la polic¨ªa encuentra 300 kilos de coca¨ªna envueltos en pl¨¢sticos de colores, tres pistolas, 470 tel¨¦fonos m¨®viles y dos millones de euros en efectivo.
Al final de aquel d¨ªa se captur¨® a un total de 25 personas.
Para llegar a ese momento de m¨²ltiples arrestos, los agentes realizaron una investigaci¨®n que dur¨® dos a?os. En enero de 2009, el Grupo 32 de la Brigada Central de Estupefacientes comenz¨® a seguir los pasos de dos hermanos colombianos dedicados al tr¨¢fico de coca¨ªna, los cuales surt¨ªan a varios distribuidores de la Comunidad de Madrid. Pronto se dieron cuenta de que ese par de narcotraficantes ten¨ªan buena relaci¨®n con una pareja de espa?oles (Ana Mar¨ªa y David) piezas clave en la red que habr¨ªan de desarticular, pero dif¨ªciles de pillar por su f¨¦rrea disciplina de trabajo.
Una ma?ana, en una cafeter¨ªa de la estaci¨®n de trenes de Atocha, los investigadores grabaron una reuni¨®n entre Ana Mar¨ªa Cameno, Ra¨²l y V¨ªctor Ju¨¢rez Smith y Laurentino (¡°Lauro¡±) S¨¢nchez Serrano, un viejo conocido de la polic¨ªa por sus supuestas implicaciones en otros delitos, quien hab¨ªa acudido al encuentro porque necesitaba mercanc¨ªa, ya que el cargamento que le iban a traer en un par de barcos desde las costas de Venezuela hasta el puerto de Algeciras (C¨¢diz) se hab¨ªa frustrado. Por eso, el acuerdo final fue que Ana Mar¨ªa le vender¨ªa coca¨ªna suficiente para que ¨¦l, a trav¨¦s de su red esparcida por buen aparte de las discotecas de la capital, la distribuyera.
La Reina de la Coca no tard¨® en ver esto como una nueva oportunidad para ampliar su corporaci¨®n narcoempresarial. Seguir¨ªa contando con la coca que principalmente ?lvaro L¨®pez Tard¨®n, jefe de ¡°Los Miami¡±, (con quien, por cierto, compart¨ªa la fascinaci¨®n por el lujo, las finanzas s¨®lidas, el ¡°mejoramiento¡± del aspecto f¨ªsico y la santer¨ªa) se encargaba de enviarle desde Colombia, gracias a las gestiones que ¨¦l hac¨ªa desde Estados Unidos, y, adem¨¢s, incursionar¨ªa en la producci¨®n de la droga montando su propio laboratorio en Madrid.
Los agentes fueron testigos de cada paso que Cameno dio para conseguir su objetivo. Primero alquil¨® la finca de Villanueva de Perales por mil euros al mes (con derecho a compra) y enseguida comenz¨® a realizar reformas. Consigui¨® alba?iles, electricistas y fontaneros. Un ch¨®fer los recog¨ªa en alguna gasolinera o rotonda, les pon¨ªa unas gafas de sol cubiertas con cinta de aislar en la parte interior para que no pudieran ver el camino por donde los llevaban y, de esta manera, no se dieran cuenta de d¨®nde estaba la casa que estaban convirtiendo en un laboratorio. Cuando las instalaciones quedaron listas, mand¨® comprar, previo asesoramiento, el equipo, los productos qu¨ªmicos y los utensilios necesarios. Mientras tanto, sus contactos en Colombia buscaron a los ¡°cocineros¡±, la gente encargada de mezclar el polvo blanco de un alto grado de pureza con las sustancias adecuadas para ¡°cortarlo¡± y as¨ª obtener m¨¢s mercanc¨ªa. Porque un kilo de coca pura bien adulterado puede multiplicarse hasta por cuatro.
Como se calculaba que las ganancias ser¨ªan desorbitadas, Lauro le recomend¨® a Ana Mar¨ªa acudir al abogado Roberto Rodr¨ªguez Casas, un presunto experto en la defensa de narcotraficantes y el blanqueo de dinero, quien no tard¨® en realizar los tr¨¢mites para montar media docena de sociedades financieras y hasta intent¨® abrir un banco en Panam¨¢ para depositar ah¨ª todos los ingresos de la ¡°narcopija¡± o ¡°la tetas¡±, como varios de los implicados en la trama sol¨ªan llamar a la mujer que les daba ¨®rdenes.
El 15 de diciembre de 2010, los cuatro ¡°cocineros¡± colombianos llegaron a Madrid con la misi¨®n de inundar el mercado con toneladas de coca ¡°bien cortada.¡± Ten¨ªan a su disposici¨®n las sustancias qu¨ªmicas para hacer su trabajo, s¨®lo estaban a la espera de un voluminoso cargamento de pasta base de coca. Pero la polic¨ªa les estrope¨® todo ¡ªa ellos, a los dem¨¢s c¨®mplices y, sobre todo, a su jefa¡ª la madrugada del siete de enero de 2011.
***
Francesco Forgione aprovech¨® su experiencia como presidente la Comisi¨®n Parlamentaria Antimafia de Italia para se?alar las rutas y los puntos estrat¨¦gicos de la mafia italiana a nivel internacional en su libro Mafia Export. C¨®mo la N?drangheta, la Cosa Nostra y la Camorra han colonizado el mundo (Anagrama). En sus p¨¢ginas, el profesor y periodista calabr¨¦s afirma que Espa?a es la puerta europea de la droga: ¡°en los ¨²ltimos 15 a?os no ha habido cargamento de droga procedente de Sudam¨¦rica o de ?frica que no haya entrado en Europa por Espa?a; y no ha habido pr¨®fugo italiano, entre los que han huido fuera del pa¨ªs, que no haya vivido durante cierto tiempo en Madrid, Barcelona, M¨¢laga, o en una de las muchas poblaciones de la costa suroriental espa?ola. (¡) Este pa¨ªs, asomado al atl¨¢ntico, se presta a tales connivencias; y sus leyes tambi¨¦n. Para la pol¨ªtica espa?ola la lucha contra el crimen organizado de tipo mafioso y contra los narcotraficantes no ha representado nunca una prioridad. No existen herramientas de lucha espec¨ªficas, la confiscaci¨®n de los bienes y patrimonios delictivos resulta muy compleja y el r¨¦gimen penitenciario es uno de los m¨¢s permisivos de toda Europa.¡± M¨¢s adelante, Forgione agrega que ¡°en los ¨²ltimos a?os, los calabreses, sicilianos y napolitanos residentes en Espa?a han formado aut¨¦nticas alianzas estrat¨¦gicas para la importaci¨®n de coca¨ªna de Sudam¨¦rica con el objetivo de pactar el precio y reestructurar la competencia en el mercado europeo.¡±
Seg¨²n Ricardo Magaz, profesor de la UNED y experto en narcotr¨¢fico, a Espa?a llegan ¡°fundamentalmente coca¨ªna y hach¨ªs. Ahora mismo se incautan en torno a unas 325 toneladas de hach¨ªs y unas 21 toneladas de coca¨ªna al a?o. Eso es lo que se incauta, otra cosa es la que transita de manera clandestina. Somos l¨ªderes en incautaci¨®n de hach¨ªs, el cual entra principalmente por C¨¢diz. La coca¨ªna llega normalmente por los puertos y aeropuertos. Pero en los aeropuertos suele ser a trav¨¦s de los muleros y ellos pasan m¨¢s que una cantidad escasa. La llegada al por mayor es por los puertos, a trav¨¦s de contenedores. Camuflan la droga en otras mercanc¨ªas y, al llegar, corrompen a alguien del puerto para que les abra sin mayor tr¨¢mite el contenedor y as¨ª poder sacar el cargamento. Entran miles de contendores todos los d¨ªas y es imposible controlar todo ese volumen. S¨®lo se revisan aquellos con sospechas previas, aquellos que vienen por rutas calientes o aquellos que ya se sabe que contienen droga gracias a un chivatazo. Porque entre las bandas y los c¨¢rteles del narcotr¨¢fico se chivatean. Entre ellos hay una feroz competencia y venganzas.¡±
El tambi¨¦n autor de Crimen organizado transnacional y seguridad (UNED), subraya adem¨¢s que, de acuerdo con datos oficiales, ¡°el narcotr¨¢fico genera 6.000 millones de euros al a?o, una cifra que va muchas veces por delante del tr¨¢fico de armas y de personas. Seg¨²n la ONU, hay 250 millones de personas en el mundo que consumen drogas. Con ese caldo de cultivo, los narcotraficantes tienen el futuro asegurado y ven en Espa?a la puerta de entrada para todo tipo de drogas a Europa, un continente donde, por ejemplo, se consume el 30% de la producci¨®n mundial de coca¨ªna. Espa?a es fundamental en la cadena de tr¨¢fico porque somos frontera con ?frica y tenemos una relaci¨®n privilegiada con Latinoam¨¦rica.¡±
A diferencia de pa¨ªses como Colombia, M¨¦xico, Italia o Rusia, Espa?a no tiene una ¡°mafia aut¨®ctona¡± y siempre ha actuado como intermediaria o puente, al servicio de c¨¢rteles extranjeros. Fue en 1984 cuando se hizo evidente por primera vez que miembros de los c¨¢rteles colombianos hab¨ªan llegado aqu¨ª en busca de socios que los ayudasen a vender la droga en Europa. El 21 de noviembre de ese a?o, la Polic¨ªa Nacional detuvo en un lujoso restaurante madrile?o a Jorge Luis Ochoa, del c¨¢rtel de Medell¨ªn, y a Gilberto Rodr¨ªguez Orejuela, del c¨¢rtel de Cali. Durante cinco meses, ambos hab¨ªan recorrido la pen¨ªnsula armando una red de aliados y fue en Galicia donde tuvieron m¨¢s ¨¦xito. Ya encarrilados, tambi¨¦n se les ocurri¨® que podr¨ªan tener un banco propio para blanquear el dinero obtenido. En eso estaban cuando fueron capturados. El gobierno espa?ol los extradit¨® a Colombia, donde, al poco tiempo, fueron puestos en libertad. En los siguientes a?os, la coca¨ªna colombiana sigui¨® llegando con regularidad a Espa?a gracias a la complicidad de los contactos gallegos y andaluces y a la determinante implicaci¨®n de los clanes de la mafia italiana.
La muerte de Pablo Escobar, en diciembre de 1993, y la posterior desarticulaci¨®n del c¨¢rtel de Cali, en 1995, trastoc¨® seriamente al narcotr¨¢fico colombiano. A partir de entonces, no ha habido ah¨ª un personaje o un solo grupo que domine esta actividad. El c¨¢rtel del Norte del Valle (proveniente del de Cali) e, incluso, las Autodefensas Unidas de Colombia (paramilitares que en alg¨²n momento formaron parte del c¨¢rtel de Medell¨ªn) lo intentaron pero no lo lograron. Sus l¨ªderes fueron asesinados o capturados y extraditados a Estados Unidos. Por eso, desde los ¨²ltimos a?os del siglo XX, el crimen organizado permanece fragmentado en el pa¨ªs sudamericano. Existen varias bandas que, ante la supremac¨ªa reciente los c¨¢rteles mexicanos, han tenido que diversificarse: adem¨¢s del tr¨¢fico de drogas se dedican al robo, al secuestro y a la miner¨ªa ilegal de oro. No obstante, la mayor¨ªa de esos ¡°mini-c¨¢rteles¡±, que en conjunto pueden todav¨ªa considerarse grandes productores, tienen su representante en Espa?a, gente atenta al desembarco de los cargamentos, a las bodegas donde se almacenan y a la ¡°oficina de cobro¡± pues, si una partida de coca es incautada o robada, el destinatario es el que ha de pagar sin justificaci¨®n alguna.
***
¡ªHola, ?qu¨¦ tal est¨¢s?
¡ª?Qu¨¦ tal? Perdona, pero es que he terminado tarde.
¡ªBueno, no pasa nada. Tranqui.
¡ªTe cuento: las guapitas son un poco tontas y mis amigos le dan vueltas¡
¡ª?Bah, b¨²scales novio!
¡ª?Hay una que huele que no veas!
¡ªEs lo que hay. Ya vendr¨¢ un amigo.
¡ªLas otras ya tienen piso.
¡ªGenial. ?Venga, nos vemos!
Cuando la polic¨ªa logr¨® descifrar los mensajes encriptados en esta breve llamada, supo que Ana Mar¨ªa Cameno ¡°hab¨ªa vuelto a las andadas.¡± Era 2014, hac¨ªa m¨¢s de un a?o que La Reina de la Coca hab¨ªa salido de la c¨¢rcel, despu¨¦s de haber agotado los dos a?os de prisi¨®n preventiva sin juicio, acusada de ¡°delitos contra la salud p¨²blica, blanqueo de capitales y pertenencia a una organizaci¨®n criminal¡± y, una vez m¨¢s, era necesario seguir sus pasos. Aquel d¨ªa, a trav¨¦s del tel¨¦fono, Cameno y su c¨®mplice se dec¨ªan en realidad: ¡°no toda la mercanc¨ªa que nos ha llegado es de buena calidad. As¨ª que una parte tendr¨¢ salida y otra no.¡±
El negocio de la narcotraficante fahsion estaba de nuevo en marcha, con los rasgos que lo hab¨ªan caracterizado anteriormente. Sus reuniones segu¨ªan siendo? en parkings o cafeter¨ªas. Cinco casas, ubicadas en barios de los alrededores de Madrid, eran utilizadas para guardar droga y dinero en armarios de doble fondo. Varios coches de lujo le serv¨ªan para hacer los repartos. Ahora ella viv¨ªa en una urbanizaci¨®n privada de Majadahonda (Madrid), un municipio en donde sus 70.000 habitantes tienen una renta per c¨¢pita de 18.000 euros, la segunda m¨¢s alta de toda la Comunidad de Madrid. Su ¨¢tico d¨²plex de casi 200 metros cuadrados, valorado en m¨¢s de medio mill¨®n de euros, estaba entre un amplio jard¨ªn, tres piscinas, un gimnasio y una capilla de un conjunto habitacional done todos los vecinos, la mayor¨ªa pilotos e ingenieros de profesi¨®n, pagan 900 euros de cuota de comunidad.
Durante esos meses, la Reina de la Coca se sub¨ªa a un Mercedes Clase A rojo para trasladarse de un sitio a otro. Una ma?ana lleg¨® a la cafeter¨ªa Atuel, en el Centro Comercial El Cerro del Espino, a unos pasos de la ciudad deportiva del Atleti. Hac¨ªa calor y llevaba puestos un pantal¨®n ajustado y una camiseta sin mangas. Carlos Mauricio Guti¨¦rrez, su viejo amigo colombiano y, seg¨²n la polic¨ªa, un importante distribuidor de droga en Espa?a, la esperaba sentado frente a la barra. Ya juntos, pidieron zumo de naranja y cruasanes y se fueron a desayunar y a conversar a una de las mesas que est¨¢n junto a la ventana. Minutos despu¨¦s, Ana Mar¨ªa vio entrar a dos polic¨ªas locales y sus nervios se alteraron. Los uniformados que, de momento s¨®lo investigaban un robo ocurrido hace poco en el barrio, la miraron de reojo. No obstante, por si acaso, ella tom¨® sus precauciones: baj¨® al ba?o de la cafeter¨ªa y meti¨® en una papelera una bolsa con 48.725 euros (un paquete que ser¨¢ descubierto hasta al final de la jornada por la se?ora de la limpieza, cuyo jefe dar¨¢ aviso a la Guardia Civil). Cuando se despidi¨® de su amigo y se acomod¨® su costoso bolso en un hombro sali¨® a paso firme de la cafeter¨ªa. En la puerta, sin embargo, los polic¨ªas la estaban esperando y le pidieron que abriera el bolso. As¨ª se dieron cuenta de que lleva 12.000 euros en efectivo y varios juegos de llaves. La dejaron ir pero, a partir de ese momento, en la UDYCO se reabri¨® la investigaci¨®n de La Reina de la Coca.
Para entonces, Ana Mar¨ªa Cameno Antol¨ªn ¡ª43 a?os, labios gruesos, caderas poderosas y muslos macizos en pantalones ajustados, pechos grandes en blusa escotada, mirada desafiante¡ª es consciente de que est¨¢ siendo perseguida, pero no se siente derrotada. Su principal preocupaci¨®n sigue siendo pagar la deuda que tiene con sus proveedores colombianos. Las amenazas no cesan y les debe, por lo menos, cinco millones de euros. El problema es c¨®mo envi¨¢rselos. Para ello le pide ayuda al abogado David Garc¨ªa Asenjo y al experto en finanzas Guillermo Guadalix Pajares. Los cita en un parking de la calle c¨¦ntrica calle madrile?a de Pr¨ªncipe de Vergara y les entrega una bolsa con 400.0000 euros dentro, ¡°un primer pago.¡± Mientras esperan el momento oportuno para enviar el dinero a Panam¨¢, los dos hombres guardan el dinero en una caja fuerte de una cercana sucursal del BBVA. Luego abren una cuenta en un banco llamado Bandenia Banca Privada, a trav¨¦s de la cual pretenden realizar la operaci¨®n financiera. Pero el tr¨¢mite tarda m¨¢s de la cuenta.
Los colombianos presionan a Ana Mar¨ªa y ella al abogado y al experto financiero. ¡°No abuses de la confianza que te tengo. Soluciona ya el problema¡±, le dice por tel¨¦fono al abogado Garc¨ªa Asenjo. D¨ªas despu¨¦s, la advertencia se convierte en amenaza: ¡°o mandas ya el dinero o secuestro a tu hija menor y les digo a unos amigos h¨²ngaros que te hagan una visita.¡± La polic¨ªa incauta el dinero y la transferencia jam¨¢s se lleva a cabo. Desesperada, a la mujer vestida siempre con ropa de marca se le ocurre calmar a los colombianos con una sucesi¨®n de pagos de 2.500 euros a trav¨¦s de una oficina de env¨ªo de divisas. Pero es una medida insuficiente.
A diferencia de otras veces, quiz¨¢ debido a la prisa por pagar, La Reina de la Coca descuida las precausiones de seguridad en su d¨ªa a d¨ªa y los investigadores saben la mayor¨ªa de sus planes, en gran parte gracias a las escuchas telef¨®nicas autorizadas por el Juzgado de Instrucci¨®n N¨²mero Cinco de Majadahonda. La siguen las 24 horas del d¨ªa. Y ella se da cuenta. Por eso abandona su lujosa casa y busca otra con la intenci¨®n de pasar desapercibida. Por eso y porque siente a las autoridades demasiado cerca, pues han detenido a uno de sus m¨¢s cercanos colaboradores con 19 kilos de coca¨ªna. As¨ª que se sube a su deportivo rojo y llega hasta una finca de Media del Campo (Valladolid), propiedad de su amigo F¨¦lix Trimi?o, ¡°El Rifle¡±, un narcotraficante encarcelado desde 2013. Pero sabe que no puede descuidar su negocio y, unos d¨ªas despu¨¦s, recorre 800 kil¨®metros hasta C¨¢diz para seguir trabajando desde ah¨ª.
Con el seud¨®nimo de ¡°Marta S¨¢nchez¡±, alquila un chalet en Sotogrande, una urbanizaci¨®n donde suelen veranear los due?os de grandes fortunas. Durante todo este tiempo, Ana Mar¨ªa no ha estado sola. Rompi¨® totalmente con el que era su marido, David Narro Vela, y comenz¨® una relaci¨®n sentimental con Jos¨¦ Ram¨®n Mora Parra, un chico 18 a?os menor que ella, con antecedentes penales por narcotr¨¢fico. Con ¨¦l pasa los d¨ªas mirando el mar sin desatender el negocio. Tiene el apoyo, adem¨¢s, de su amigo Graziano Mol¨®n, antiguo y fiel colaborador, quien presuntamente se encarga de recibir las partidas de coca¨ªna.
Acostumbrada a no menospreciar su aspecto f¨ªsico y con la impunidad como signo de distinci¨®n, Ana Mar¨ªa acude con frecuencia a una peluquer¨ªa de la urbanizaci¨®n. A las nueve de la ma?ana de un d¨ªa del reci¨¦n iniciado oto?o de 2014, llega para te?irse el pelo y hacerse la manicura. Al volver a casa, encuentra a su novio en el sof¨¢, ¡°desayunando¡± unos gramos de coca. Apenas tiene tiempo de decirle un par de reclamos porque unos ruidos acaparan su atenci¨®n. Se asoma por la ventana y entonces se da cuenta de que, si realmente cree en sus dioses, es el momento de invocarlos. Un grupo de polic¨ªas ha llegado para detenerla. Los ojos de la Reina de la Coca relampaguean, como los de una fiera a punto de atacar, mientras el ambiente se pone tenso, como la cuerda de un viol¨ªn. Quiere huir. No se mueve. Unos momentos despu¨¦s es esposada y su semblante se apaga. Las comisuras de sus labios se tienden levemente hacia abajo. Sus ojos se humedecen y denotan ira contenida. Traga saliva hasta que la boca se le queda seca. Y se ve envuelta en un maldito e implacable dej¨¤ vu: otra vez detenida, otra vez la c¨¢rcel.
Ese d¨ªa, en la operaci¨®n conjunta entre la Polic¨ªa Nacional y la Guardia Civil, fueron arrestadas diez personas en total, se incautaron 100 kilos de coca¨ªna, una pistola con silenciador y 148.000 euros en efectivo. Cameno volvi¨® a prisi¨®n, esta vez a Soto del Real (Madrid), por los mimos delitos que en 2011 y con su deuda con los proveedores colombianos acrecentada. El pasado mes de febrero de este 2015, la Audiencia Nacional anul¨® las escuchas telef¨®nicas realizadas por la polic¨ªa. Hasta la fecha, el juicio todav¨ªa sigue pendiente. Qui¨¦n sabe si se agoten, de nuevo, los dos a?os de prisi¨®n preventiva y, de nuevo, vuelva a quedar en libertad.
Por lo pronto, ma?ana en Soto del Real, detr¨¢s de los muros coronados por concertinas que reguardan a varios pol¨ªticos y empresarios envueltos en escandalosos casos de corrupci¨®n, La Reina de la Coca se levantar¨¢ a las ocho para someterse al recuento diario de internas. Media hora despu¨¦s estar¨¢ desayunando caf¨¦ y galletas. Enseguida saldr¨¢ un rato al patio. Luego, hasta las 13:30, participar¨¢ en alg¨²n taller o actividad de la prisi¨®n. Entonces comer¨¢ la dieta de las celiacas. Antes de irse a su celda para echar la siesta, participar¨¢ en otro reencuentro de internas. A eso de las 16:30 tendr¨¢ tres horas de tiempo libre, que tal vez aproveche para hacer alguna llamada telef¨®nica o, si es s¨¢bado, podr¨¢ recibir alguna visita, a la cual ver¨¢ a trav¨¦s de un cristal y le hablar¨¢ por un telefonillo. Cenar¨¢ a las 20:30. Una hora despu¨¦s se llevar¨¢ a cabo el ¨²ltimo recuento del d¨ªa y ella entrar¨¢ en su celda, quiz¨¢ para ver un rato la tele o leer algo, pues la puerta se volver¨¢ a abrir hasta el d¨ªa siguiente para que se repita la misma rutina.
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