La lucha por la paz y la dignidad humana
El misionero ?ngel Calvo explica c¨®mo se est¨¢ trabajando en Basil¨¢n (FIlipinas) para lograr la paz y el entendimiento entre comunidades cristianas y musulmanas que llevan d¨¦cadas en conflicto
Soy un misionero claretiano que lleg¨® a estas islas del sur de Filipinas reci¨¦n ordenado en el a?o 1972. Mis compa?eros y yo lleg¨¢bamos con la ilusi¨®n de hacer una misi¨®n nueva y renovada, acompa?ar a las personas en sus necesidades sociales y ayudar a construir comunidades de base con fuertes ra¨ªces en el Evangelio de Jesucristo. Empezamos a trabajar conjuntamente para salir de una situaci¨®n de marginaci¨®n e injusticia en ese lugar donde se mezclaban los diversos grupos ¨¦tnicos y religiosos ¡ªmusulmanes y cristianos¡ª llegados de otras islas en una situaci¨®n de abandono, explotaci¨®n y abuso.
Apenas llegados a la isla de Basilan, al final del mismo a?o 1972 y con la declaraci¨®n de la Ley Marcial del Presidente Marcos, nos vimos envueltos en una situaci¨®n de conflicto, violencia y muerte que fue para nosotros un bautismo de fuego. La rebeli¨®n musulmana de Mindanao, con sus reivindicaciones de autogobierno y reconocimiento de su propia identidad, ha sido el resultado de un largo proceso de abandono y dominio econ¨®mico y pol¨ªtico por parte de colonos y compa?¨ªas multinacionales protegidas y apoyadas por los gobiernos centrales de Manila. La isla de Mindanao se ha convertido en el oeste salvaje del pa¨ªs y dominan el caciquismo y el poder de las armas.
La isla de Basilan, ha sido, y sigue siendo, uno de los principales focos de esta rebeli¨®n del Frente Moro de Liberaci¨®n Isl¨¢mica o MILF. Y el resultado inmediato para nosotros era la violencia y el odio entre las dos comunidades de musulmanes y cristianos. El enfrentamiento era claro. Muchas familias cristianas han sido v¨ªctimas de la violencia, forzadas a abandonar sus tierras y salir fuera de la isla. Muchos han sido asesinados y la mayor¨ªa forzados a protegerse con las armas en colaboraci¨®n con el ej¨¦rcito identificado cada vez m¨¢s con el Gobierno ¡°cristiano¡± de Manila. Tambi¨¦n las comunidades musulmanes han sufrido las consecuencias de la guerra y la represi¨®n de la fuerza militar.
Esta situaci¨®n de guerra y violencia generalizada nos forz¨® a hacer un an¨¢lisis serio de la situaci¨®n y a cuestionarnos nuestra misi¨®n espec¨ªfica como claretianos en medio de esa situaci¨®n de enfrentamiento, prejuicios y odio creciente entre las dos comunidades. Junto con un equipo de seglares, compuesto de musulmanes y cristianos iniciamos un programa de rehabilitaci¨®n de comunidades afectadas por la guerra. Compart¨ªamos la vida y las preocupaciones de un buen grupo de comunidades musulmanas y cristianas que volv¨ªan a sus tierras despu¨¦s de varios a?os de abandono y sufrimientos. Se trataba de acompa?ar de cerca a las dos comunidades en el proceso de reconstrucci¨®n de sus hogares y sus comunidades, y a la vez construir juntos el camino de la dignidad humana y de reconciliaci¨®n. Un programa ambicioso, ciertamente.
Durante muchos a?os hemos mantenido en varios centros unos programas sociales que inclu¨ªan la organizaci¨®n comunitaria, educaci¨®n b¨¢sica de ni?os y adultos y otros servicios de ayuda con el fin de buscar soluciones a sus problemas concretos de tierra, vivienda, educaci¨®n, salud, etc. Estas iniciativas se ve¨ªan apoyadas a su vez por otros niveles de di¨¢logo con algunos l¨ªderes musulmanes con el fin de apoyar causas comunes, evitar enfrentamientos violentos y promover juntos un proceso de reconciliaci¨®n, de justicia y de paz.
Manos Unidas en Filipinas
Manos Unidas trabaja en Filipinas desde hace m¨¢s de 30 a?os y viene apoyando de manera continua el trabajo de ?ngel Calvo desde el a?o 1999, tanto con fondos propios como con fondos p¨²blicos provenientes de la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n y Desarrollo (AECID). Manos Unidas no ha abandonado nunca el pa¨ªs y ha sido la ¨²nica ONG de desarrollo que ha estado presente en la zona de Zamboanga incluso en los momentos de m¨¢s violencia e inestabilidad.
Este a?o 2015 finaliza el proyecto Cultura para la paz, gobernabilidad y gesti¨®n de riesgos naturales en Zamboanga City y provincia de Basilan, con un importe de 424.757 euros y cofinanciado por AECID, y acaba de comenzar un convenio con esta agencia centrado en la construcci¨®n de cultura de paz en un contexto de vulneraci¨®n de derechos que durar¨¢ hasta 2018 y que tiene un importe de 3.200.000 euros. Ambas iniciativas las est¨¢ llevando a cabo Manos Unidas junto al consorcio ZABIDA.
A ra¨ªz de los secuestros de algunos misioneros en Basilan y Jolo durante los a?os 1992 y 93 me vi forzado a salir de Basilan. Desde entonces estoy trabajando en la ciudad cercana de Zamboanga. Con una mayor¨ªa cristiana, Zamboanga cuenta con una fuerte presencia musulmana y ha sido, hist¨®ricamente desde el tiempo de la colonizaci¨®n, el centro de la resistencia para contener las invasiones externas y mantener la influencia de los musulmanes. El "problema moro" que se vive en Mindanao est¨¢ afectando intensamente la vida social, econ¨®mica y pol¨ªtica de la zona. Hace dos a?os, en septiembre de 2013, el enfrentamiento entre las fuerzas rebeldes del Frente Moro de Liberaci¨®n Isl¨¢mica y las fuerzas del Ejercito durante mas de tres semanas y dentro de la poblaci¨®n de la ciudad dej¨® huellas de terror y de muerte y heridas sociales que se traducen en mas de 10.000 viviendas destruidas y casi 100.000 habitantes viviendo en campos de refugiados en situaci¨®n infrahumana.
Pienso que nuestra misi¨®n en esta situaci¨®n conflictiva es ser testimonio activo de la fuerza de vida y de la solidaridad que nos ofrece el Evangelio y que debe traducirse en acompa?ar al pueblo, a los sectores mas vulnerables, mujeres y ni?os, campesinos y desahuciados de la ciudad, musulmanes y ind¨ªgenas. A construir su dignidad humana en la paz y la solidaridad.
Todos los programas que estamos llevando a cabo en el consorcio de ZABIDA (Zamboanga Basilan Integrated Development Alliance) con la ayuda de Manos Unidas y otras organizaciones internacionales van dirigidas a este objetivo: Programas de organizaci¨®n comunitaria y buen gobierno local en la participaci¨®n y la transparencia, respeto a los derechos humanos, mujeres, ni?os y marginados y la preparaci¨®n para el cambio clim¨¢tico, as¨ª como el cuidado de los menores que viven en la calle, victimas del trafico humano, la construcci¨®n de viviendas para desahuciados y victimas de la guerra, todo el trabajo y energ¨ªas en la promoci¨®n de la paz, la educaci¨®n para la paz y el dialogo interreligioso¡
Hemos sido los impulsores del Movimiento Interreligioso de Solidaridad por la Paz, compuesto por lideres de los diversos grupos religiosos, cat¨®licos y protestantes-evang¨¦licos, musulmanes y grupos ind¨ªgenas, cuyo objetivo es el dialogo interreligioso para fomentar la construcci¨®n de la paz. Es esta solidaridad por la paz donde se puede construir una comunidad en la dignidad y el respeto que supere las diferencias y divisiones que mantienen los conflictos.
En nuestro caso fue siempre fue claro desde un principio la opci¨®n por una presencia activa junto a las comunidades de musulmanes, en di¨¢logo de vida y de acci¨®n, con un compromiso claro en favor de la justicia. Y ¨¦ste ha sido el factor dominante que ha posibilitado, tanto en Basilan como en Zamboanga, el acercamiento, y en muchos casos el entendimiento, el mutuo respeto y la colaboraci¨®n en proyectos comunes con varios grupos musulmanes. Personas, familias y comunidades divididas y enfrentadas por el miedo, los prejuicios y la violencia reciente, se encuentran en proyectos comunes y descubren juntos que, en el fondo, todos se ven igualmente afectados por los mismos problemas b¨¢sicos. Es la realizaci¨®n mas concreta del conocimiento mutuo, del respeto y de la solidaridad cuando se puede compartir un trabajo con un objetivo com¨²n que nos afecta a todos por igual, como el problema de la tierra, la salud, la educaci¨®n y el futuro de los hijos, la seguridad, la defensa de fuerzas opresoras, etc.
El autentico di¨¢logo interreligioso tiene que ir m¨¢s all¨¢ de la mera aceptaci¨®n religiosa, hacia un enriquecimiento mutuo desde los valores del otro, en la aceptaci¨®n mutua haciendo juntos el camino de la paz. De hecho el punto de contacto m¨¢s inmediato es precisamente la b¨²squeda de la fraternidad universal, de la solidaridad, parte fundamental de la misma experiencia salv¨ªfica de Dios que quiere que todos vivan y vivan en paz. Por eso, no puede reducirse tampoco a una mera relaci¨®n ¡®espiritual¡¯ sin tener en cuenta las condiciones humanas en que se encuentran las comunidades, con frecuencia situaciones de pobreza, de injusticia, de falta de libertad y a veces de violencia. Dios se manifiesta de un modo especial en el pobre, en el que sufre v¨ªctima de la violencia, la opresi¨®n y la injusticia, aunque cada religi¨®n lo exprese de una forma diversa.
?ngel Calvo es misionero claretiano,? director de ZABIDA y socio local de referencia para Manos Unidas en Filipinas.
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