El dilema moral de Occidente
La tragedia de los inmigrantes se encuentra muy lejos de lo est¨¢ pensando Europa
La constante marea de personas que huyen de sus pa¨ªses en guerra para encontrar refugio y mejores oportunidades en Europa ha obligado a la conciencia europea, y a la humana en general, a afrontar un nuevo dilema moral. La llegada masiva de refugiados no es una aberraci¨®n pol¨ªtica, sino que plantea un interrogante moral sobre la civilizaci¨®n humana en la segunda d¨¦cada del siglo XXI. ?Puede Occidente seguir presumiendo de civilizado despu¨¦s de un proceso de descivilizaci¨®n que lo ha dejado conformista y satisfecho, dominado por el miedo, la violencia y, sobre todo, la indiferencia? Ante la tragedia inhumana de las nuevas migraciones, no podemos seguir aceptando la idea del progreso moral occidental. Civilizado se refiere hoy a la supuesta superioridad moral de Occidente frente a los llamados pueblos primitivos, un concepto muy utilizado en el pasado por los pa¨ªses colonizadores para asegurar la supremac¨ªa blanca. Pero cualquier posible autoridad moral ha desaparecido en los campos de refugiados de Hungr¨ªa y Australia, donde se trata a las personas peor que a los animales. Se podr¨ªa acusar a muchos pa¨ªses occidentales, especialmente los mencionados, de cometer el mal que aseguran querer prevenir. Si desean salvar vidas y hallar una soluci¨®n a esta tragedia, lo que deber¨ªan hacer es ofrecer el mejor ejemplo de humanidad y compasi¨®n y respetar la necesidad de protecci¨®n de las personas m¨¢s vulnerables del mundo.
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Adem¨¢s, la odisea de los inmigrantes que llegan a las fronteras de Europa plantea un gran interrogante sobre la descivilizaci¨®n de nuestras sociedades. En su magistral El proceso de la civilizaci¨®n, Norbert Elias dice que ese proceso es la larga transformaci¨®n de las relaciones interpersonales y los modos de conducta que acompa?a a la formaci¨®n de un Estado unido, capaz de monopolizar la violencia y, por tanto, de pacificar gradualmente la sociedad. Sin embargo, en 2015, la crisis de los inmigrantes puede considerarse en parte una consecuencia de la inversi¨®n de estas tendencias, es decir, un proceso de descivilizaci¨®n cuyas principales causas son la despacificaci¨®n de las sociedades occidentales, en las que la violencia urbana es cada vez m¨¢s intensa, la privatizaci¨®n de la pol¨ªtica como arte de organizar la sociedad en Occidente, con la lenta erosi¨®n del espacio p¨²blico, la corriente de indiferencia social y pol¨ªtica de europeos y norteamericanos, y el ascenso del conformismo como actitud social. La violencia y el miedo son los nudos gordianos de la crisis migratoria, pero tambi¨¦n factores esenciales de la transformaci¨®n moral de las sociedades occidentales, que, adem¨¢s de perder sus valores fundacionales, como la compasi¨®n y la amistad c¨ªvica, parecen tener un gran miedo a la degradaci¨®n que pueden derivar de relacionarse con unos seres inferiores: los inmigrantes.
El paso de la idea cl¨¢sica del gueto comunitario al gueto mental se debe quiz¨¢ a tres factores. El primero es la relativizaci¨®n de los valores morales. La sociedad occidental contempor¨¢nea es un terreno cada vez m¨¢s fluido, en el que no se puede considerar que ninguna posici¨®n moral o ¨¦tica concreta est¨¦ ¡°bien¡± o ¡°mal¡±, y con un sentimiento muy extendido de incertidumbre. El segundo es la imposibilidad de significar algo en el ¨¢mbito p¨²blico y el ascenso de la privatizaci¨®n de la moral, que hace que los seres humanos sean insensibles y carentes de compasi¨®n ante los sufrimientos de otros. Y el tercerO es la erosi¨®n de la presencia, el alcance y la eficacia de la educaci¨®n p¨²blica.
Lo que est¨¢ en juego en el debate sobre la educaci¨®n como proceso descivilizador o como pedagog¨ªa valiosa es el concepto del pensamiento cr¨ªtico. La falta de unos sentimientos compasivos y de urgencia comunes ante las tribulaciones de los inmigrantes hace pensar que las socedades occidentales son incapaces de pensar de otra forma. La soberbia de las democracias occidentales ante la inmensa cat¨¢strofe humana que representa la nueva crisis de los refugiados les hace pensar que, si se atienen a sus ¡°valores democr¨¢ticos¡±, todo ir¨¢ bien. Sin embargo, al presumir de universalismo y mostrarse tan satisfechas de s¨ª mismas, parecen haber destruido la capacidad de empat¨ªa en Europa y el resto de Occidente. El mundo de sufrimientos y tragedias de los inmigrantes que contempla hoy Europa est¨¢ tan lejos de sus pensamientos como el m¨¢s remoto planeta. Y esa lejan¨ªa, tan hueca de compasi¨®n, es la que hace que todo sea a¨²n m¨¢s tr¨¢gico.
Ramin Jahanbegloo fil¨®sofo iran¨ª, es catedr¨¢tico de Ciencias Pol¨ªticas en la Universidad de Toronto.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia
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