"Pues a m¨ª me ha curado la homeopat¨ªa"
Que a usted le funcione no quiere decir que funcione. Mitos y verdades para distinguir lo que de verdad sirve de la palabrer¨ªa
Los ni?os con los pies m¨¢s largos suelen razonar mejor. El n¨²mero de ahogamientos en Espa?a va en paralelo al del consumo de sand¨ªas. La mayor¨ªa de los deportistas que anunci¨® natillas comenz¨® su declive profesional poco despu¨¦s. Son tres verdades sin discusi¨®n. Pero ni las extremidades grandes mejoran el razonamiento ni las sand¨ªas empeoran el nado ni las natillas merman la capacidad atl¨¦tica.
Detr¨¢s de estas tres realidades hay otras explicaciones. El cerebro tiende a interpretar los fen¨®menos que guardan correlaci¨®n como causales. Es un instinto muy valioso: ¡°Si toco el fuego me quemo, as¨ª que no vuelvo a hacerlo¡±. Pero tambi¨¦n nos despista a la hora de comprender la naturaleza. Un ejemplo: a una persona le duele la espalda, le aconsejan una cura, la prueba y el malestar disminuye. La asociaci¨®n suele ser autom¨¢tica: ¡°Lo que tom¨¦ me ha sanado¡±. Pero no es as¨ª necesariamente. La respuesta t¨ªpica cuando se cuestiona es: ¡°Pues a m¨ª me funciona¡±. Pero otros muchos factores pudieron influir. La observaci¨®n subjetiva de estos fen¨®menos suele ser insuficiente a la hora de analizar la eficacia de terapias, productos cosm¨¦ticos, dietas¡
Pongamos tres hip¨®tesis en tres campos, cosm¨¦tica, nutrici¨®n y salud.
Imagine una crema que asegura eliminar grasa corporal. Una persona que quiere adelgazar la usa y comprueba que, efectivamente, reduce su tejido adiposo tras unas semanas. Le funciona. Pero existe la posibilidad de que su voluntad de perder peso le haya llevado a tomar m¨¢s medidas como cuidar la alimentaci¨®n y hacer m¨¢s ejercicio.
Otro ejemplo, esta vez en el terreno de la nutrici¨®n: alguien que busca adelgazar elimina los hidratos de carbono en la cena. Y sucede lo mismo: con el tiempo pierde peso. ?Ha probado a restringir este macronutriente en el desayuno? ?O en el almuerzo? La mayor parte del efecto adelgazante de suprimir los carbohidratos de la cena parece deberse, seg¨²n distintos estudios, al hecho de eliminarlos completamente de la ingesta diaria, no solo por la noche.
El dolor suele fluctuar: es frecuente iniciar un tratamiento cuando est¨¢ en su pico y el hecho de que disminuya es lo normal, tomemos algo o no
Una tercera hip¨®tesis llevada al terreno de la salud. Una persona padece alguna dolencia. Se trata con homeopat¨ªa y mejora. Luego a ¨¦l la homeopat¨ªa ¡°le funciona¡±. Esta pseudoterapia no ha mostrado efectividad m¨¢s all¨¢ del placebo, as¨ª que es muy probable que la mejor¨ªa se deba a este efecto. Tambi¨¦n pueden ser determinantes otros factores, como la remisi¨®n espont¨¢nea: muchas dolencias se curan solas, as¨ª que da igual que tomemos algo o no, finalmente, desaparecer¨¢n. Aqu¨ª tambi¨¦n puede influir la remisi¨®n a la media. Es lo que suced¨ªa con lo que algunos llamaron ¡°la maldici¨®n de las natillas¡± a finales del siglo pasado. Deportistas como Caminero, Sergi Bruguera o Alex Crivill¨¦ las anunciaron y poco despu¨¦s dejaron de brillar en sus disciplinas. La raz¨®n: las publicitaron cuando estaban en el mejor momento de su carrera, as¨ª que, a partir de ah¨ª, lo normal es que fueran a peor. En muchas enfermedades sucede igual: los dolores suelen fluctuar. Es frecuente ponerse con alg¨²n tratamiento cuando est¨¢n en su pico m¨¢s alto, as¨ª que el hecho de que disminuyan es lo m¨¢s normal, estemos tomando algo o no.
Cre¨¦rselo o no
Adem¨¢s, hay mecanismos psicol¨®gicos que nublan nuestras percepciones de la realidad. Uno se conoce como la falacia de la validaci¨®n subjetiva o efecto Forer, que demostr¨® un profesor con ese apellido (de nombre Bertram) en 1948. En un experimento con sus alumnos les hizo un test de personalidad. D¨ªas despu¨¦s les devolvi¨® unos resultados que supuestamente describ¨ªan c¨®mo era cada uno. La media de identificaci¨®n era de 4,26 sobre 5, todo un ¨¦xito. Pero en realidad todos recibieron el mismo texto, con frases gen¨¦ricas. Esta falacia de la validaci¨®n subjetiva es la misma que se puede producir cuando un vidente acierta con alguien (a m¨ª me funciona) o cuando sentimos en nosotros los efectos que publicitan cremas y remedios que realmente no hacen nada. La remisi¨®n (espont¨¢nea o a la media), el efecto placebo o el Forer, pudieron tener un papel importante en la curaci¨®n de aquella persona a la que le dol¨ªa la espalda. Pero tampoco hay que descartar que lo que tom¨® funcionara, existen muchos medicamentos que son efectivos.
El m¨¦todo cient¨ªfico elimina todas las subjetividades. De ah¨ª la importancia del ¡®cient¨ªficamente demostrado¡¯
El ser humano encontr¨® un procedimiento que elimina al m¨¢ximo todas las subjetividades y los condicionantes externos. Es el m¨¦todo cient¨ªfico. Para probar si el efecto de un medicamento va m¨¢s all¨¢ del placebo, por ejemplo, se seleccionan dos grupos de experimentaci¨®n, uno tratado con pastillas de az¨²car y otro con el f¨¢rmaco que se quiere testar. Despu¨¦s se realiza un estudio estad¨ªstico. Si los pacientes que tomaban la droga experimental se curaron significativamente m¨¢s que los que no, querr¨¢ decir que su composici¨®n tiene propiedades que van m¨¢s all¨¢ del efecto placebo, la remisi¨®n o la propia subjetividad del individuo tratado. Esto no quiere decir que los estudios cient¨ªficos sean infalibles. A menudo existen tantos factores que pueden influir en la mejor¨ªa de una persona, que es posible que solo nos aporten algunas pistas sobre por d¨®nde van los tiros.
El problema es que cuando alguien cree que algo le funciona, es complicado convencerle de lo contrario. Los humanos somos realmente malos para ver con objetividad el mundo; no podemos evitar fiarnos de nuestras sensaciones y seguir el instinto al pensar que hay causalidad donde solo existe correlaci¨®n. Es lo que ocurre con los ni?os con los pies m¨¢s largos, que razonan mejor porque, en general, son mayores que los que los tienen m¨¢s peque?os y, al igual que su cuerpo, su intelecto est¨¢ m¨¢s desarrollado. O con las sand¨ªas, que son de verano, cuando m¨¢s personas se ba?an y, l¨®gicamente, m¨¢s se ahogan.
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