Por qu¨¦ no es necesario decir siempre la verdad
La protagonista del nuevo anuncio de la Loter¨ªa de Navidad cree que ha ganado el Gordo y nadie se atreve a corregir el error. En ocasiones hay verdades que es mejor callar y mentiras escuchar
Desde un piropo (dicho por educaci¨®n) hasta la excusa inventada para librarse de un reproche, todo el mundo, en alg¨²n momento del d¨ªa, dice algo que no es totalmente cierto. De hecho, dir¨¢ uno o dos embustes antes de que pasen 24 horas. Al menos, es la conclusi¨®n a la que llega la psic¨®loga Claudia Castro Campos en su Estudio cognitivo de la mentira humana para la Universidad Aut¨®noma de Nuevo Le¨®n (M¨¦xico). Para no faltar a la verdad, lo cierto es que esas mentiras incluyen las grandes y peque?as, graves y leves, esas que apenas tienen unos minutos de vida. Pero, detr¨¢s de todas, tanto las que elaboramos minuciosamente como las que soltamos sin filtro, hay un motivo que nos ha llevado a transformar la realidad a nuestra conveniencia.
?Somos sinceros por naturaleza?
El fil¨®sofo Jean-Jacques Rousseau afirm¨® hace tres siglos: ¡°El hombre es bueno por naturaleza, es la sociedad la que lo corrompe¡±. ?Nace el hombre sincero y es la mentira un comportamiento aprendido? El fil¨®sofo y escritor Francesc Torralba no cree posible ofrecer una respuesta. ¡°Nacemos integrados en un sistema de creencias y valores que nos impiden conocer al ser humano en estado natural¡±, indica. Aun as¨ª, defiende la teor¨ªa de que existe una tendencia inherente del hombre a la sinceridad, ¡°pero ya en los primeros a?os de vida existen mecanismos de control, de censura y de limitaci¨®n, que hacen que aprendamos a gestionar la intimidad y los deseos en virtud de contextos y par¨¢metros culturales¡±.
?Y por qu¨¦ mentimos? ¡°Por miedo¡±, responde el fil¨®sofo. ¡°Tanto en la edad infantil como en la adulta, mentimos por temor a lo que pueda pasar, a no controlar la situaci¨®n o a vernos perjudicados por una determinada informaci¨®n¡±. Despu¨¦s, estar¨ªa la compasi¨®n, a la que atribuye la responsabilidad de las mentiras piadosas, que desaprueba totalmente. ¡°La mentira piadosa, no es aceptable desde el punto de vista ¨¦tico, pues significa tratar al otro de un modo paternalista y no como un interlocutor v¨¢lido, un sujeto aut¨®nomo¡±, subraya. La psic¨®loga Beatriz Gonz¨¢lez, del centro Somos Psic¨®logos, opina, sin embargo, que ¡°las mentiras tienen grados y dependen mucho de las circunstancias.
¡°Lo que deber¨ªa prevalecer no es tanto ser una persona 100% sincera, sino no decir nunca lo contrario de lo que pensamos
Hay situaciones en las que por no hacer da?o a los dem¨¢s o a uno mismo, faltamos a la verdad. En estos casos, mentir puede evitar males mayores.¡± Esto no significa que la psic¨®loga defienda la mentira: ¡°Lo ideal es ser sincero y aceptar las consecuencias que la verdad traiga consigo. Pero como seres humanos que somos, considero que la mayor¨ªa de nuestras mentiras son errores achacables a nuestra imperfecci¨®n¡±.
En este sentido, la coach Carmen Terrasa, apunta una de esas situaciones en la que la mentira no ser¨ªa pecado: ¡°Si el entorno laboral est¨¢ tan deteriorado que expresar en p¨²blico nuestro desacuerdo con un compa?ero o superior puede poner en peligro nuestro puesto de trabajo, considero justificada la mentira. Aunque, esto abrir¨ªa otro campo de reflexi¨®n acerca de si seguir trabajando en esa empresa es lo m¨¢s recomendable¡±.
Hay veces que, seg¨²n los expertos, es aconsejable maquillar la verdad. Mostrar su lado m¨¢s ben¨¦volo, su cara menos cruel. As¨ª opina Terrasa, para quien lo que deber¨ªa prevalecer no es tanto ser una persona 100% sincera, sino ¡°no decir nunca lo contrario de lo que pensamos¡±. Para la coach, por encima de la sinceridad a ultranza est¨¢n sus posibles efectos da?inos para los dem¨¢s y uno mismo. ¡°El hecho de no evaluar con anterioridad lo que vamos a decir, y c¨®mo va a afectar a los dem¨¢s, puede tener consecuencias muy negativas tanto para nuestro entorno como para nosotros¡±. Esta arma arrojadiza en que se convierte la verdad no calculada, da lugar a lo que algunos psic¨®logos llaman ¡°sincericidio¡±: el acto por el que una persona crey¨¦ndose honesta y valiente se muestra sincera ante los dem¨¢s, cuando en realidad muchos ven en ese comportamiento un acto desconsiderado, carente de tacto e irresponsable verbalmente.
La ignorancia nos har¨¢ felices
Tambi¨¦n Torralba califica de insensatez decirlo todo. Piensa que la explosi¨®n verbal es una debilidad y la contenci¨®n una virtud que exige encontrar el contexto, el momento y la oportunidad. ¡°Entre decirlo todo y decir lo opuesto a la realidad existe un margen razonable para pensar lo que se dice y decir lo que se piensa. La veracidad exige un compromiso con la realidad, pero es esencial gestionar bien esta transmisi¨®n en los tiempos y lugares adecuados¡±, subraya. El fil¨®sofo encuentra la manera de reivindicar la verdad soportable frente a la mentira piadosa: ¡°Se trata de decir la verdad, pero de tal modo que el destinatario pueda digerirla emocionalmente y asumirla racionalmente¡±.
Una verdad no calculada puede dar lugar a un ¡®sincericidio¡¯: un acto que muchos ven desconsiderado, sin tacto e irresponsable
En ocasiones, preferimos no saber la verdad. Que nos mientan o, al menos, que no nos cuenten todos los detalles. En estos episodios optamos por la mentira, ¡°porque no tenemos garant¨ªa de poder resistir emocional y mentalmente ciertas verdades¡±, admite Torralba. Considera que vivir en la ignorancia no es la soluci¨®n, y lo identifica como una actitud cobarde, pero tambi¨¦n reconoce que hay veces que es un acto de supervivencia. ¡°No es f¨¢cil asumir ciertas verdades biogr¨¢ficas, hechos que nos duelen profundamente y da?an emocionalmente.¡± Pero, en esta batalla, Torralba apuesta porque venza la verdad. ¡°Un ciudadano adulto, aut¨®nomo y responsable debe afrontar la verdad por dura que sea y no escudarse en la mentira¡±, opina.
Verdades a medias
Hidalgo coincide: ¡°El miedo a no saber gestionar situaciones dif¨ªciles nos provoca conductas de defensa como hacer o¨ªdos sordos. Pero debemos arriesgarnos a saber la verdad, solo as¨ª podemos decidir qu¨¦ hacer desde una postura justa.¡±
La psic¨®loga Roc¨ªo Guerra, del centro Somos Psic¨®logos, considera que todo el mundo tiene derecho a conocer su verdad, pero tambi¨¦n a poner sus propios l¨ªmites en la informaci¨®n recibida. ¡°Cuando una persona est¨¢ enferma y no quiere conocer su pron¨®stico, se encuentra en pleno derecho de no saberlo y solo ella debe decidirlo¡±. Existen, por tanto, ciertas mentiras o verdades a medias permitidas que la mayor¨ªa comete y que la sociedad admite como parte de las ¡°reglas de juego¡± para mantener una convivencia pac¨ªfica, agradable y educada.
En el ¨¢mbito de la pareja, sin embargo, estas reglas se singularizan y adquieren matices especiales. ¡°La sinceridad es uno de los aspectos m¨¢s valorados cuando decidimos compartir nuestro proyecto de vida con otra persona¡±, observa Hidalgo.
¡incluso ante un desliz
Entonces ?debemos ser siempre sinceros y contar un desliz? La respuesta no es sencilla y, en cualquier caso, Hidalgo considera que antes hay que ser sincero con uno mismo: ¡°Antes de decidir si explicamos a nuestra pareja lo ocurrido, deber¨ªamos preguntarnos: ?miento porque realmente considero que no tiene importancia el asunto o porque pienso que si lo hago desencadenar¨¢ consecuencias que no voy a saber gestionar? Sopesar la respuesta nos indicar¨¢ el camino a seguir, que deber¨ªa buscar ser justos en la relaci¨®n y eso solo es posible cuando se respeta al otro¡±.
Si finalmente decidimos soltar la bomba hay que ser consciente de que la relaci¨®n nunca volver¨¢ a ser la misma. ¡°Cuando planteamos una infidelidad tipo canita al aire, nos solemos centrar en el hecho en s¨ª, es decir, en un acto sexual puntual que pronto veremos como algo pasado. Sin embargo, su significado va m¨¢s all¨¢, ya que podr¨ªamos traducirlo como ¡®has roto mi confianza y has violado una regla de nuestra relaci¨®n¡±, apunta la psic¨®loga. Y a?ade: ¡°En la mayor¨ªa de los casos la confianza se resiente de manera profunda, incluso irreversible. Los valores de la pareja, los esfuerzos por continuar el proyecto com¨²n, el amor y su capacidad para perdonar ser¨¢n determinantes para que la confianza mejore con el tiempo¡±.
Unos 'profesionales'
?C¨®mo es posible que Thamsanga Jantjies se hiciera pasar por int¨¦rprete de signos durante el funeral de Nelson Mandela? ?O que Frank W. Abagnale acumulara millones de d¨®lares antes de cumplir 19 a?os haci¨¦ndose pasar por piloto de una empresa a¨¦rea, por m¨¦dico y por abogado? Estos hombres son dos ejemplos de impostores famosos, pero la historia ha sido testigo de c¨®mo decenas de ¡®profesionales de la mentira¡¯ han hecho creer al mundo toda clase de falacias.
Pero, ?c¨®mo se puede enga?ar a tanta gente durante tanto tiempo? "Sin duda hay que creerse lo que uno dice, creerte tu propia mentira. Es la ¨²nica manera de que la verdad no salga a la luz por ning¨²n rescoldo", afirma Alicia Martos, directora del m¨¢ster en Comportamiento No Verbal y Detecci¨®n de la Mentira de la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA). ¡°En general, hay que preparar bien lo que vamos a decir, convencernos de ello y la coherencia vendr¨¢ por s¨ª misma", aconseja.
?Este art¨ªculo fue publicado originalmente el 19 de septiembre de 2015
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