EE UU no quiere ir solo a Marte
William Gerstenmaier, responsable de exploraci¨®n espacial de la NASA, explica que el ¨¦xito del programa Apolo para llegar a la Luna no sirve como ejemplo para llegar a Marte
Desde hace medio siglo, la estaci¨®n de seguimiento de Robledo de Chavela, una peque?a poblaci¨®n a 63 kil¨®metros de Madrid, ha sido protagonista de la exploraci¨®n espacial. Las enormes antenas del Centro de Comunicaciones de la Red del Espacio Profundo que tiene all¨ª la NASA sirvieron para traer a la Tierra las palabras del primer hombre que pis¨® la Luna y, junto a otras similares en California y Australia, siguen siendo uno de los pilares de la comunicaci¨®n con las sondas que exploran Marte o que buscan planetas fuera del Sistema Solar.
Ayer se celebraron esos cincuenta a?os de cooperaci¨®n y se coloc¨® la primera piedra de un nuevo sistema de antenas. Con motivo de ese evento, ha visitado Madrid William Gerstenmaier, administrador asociado para la Exploraci¨®n y Operaciones Tripuladas de la agencia espacial norteamericana. Este ingeniero, que trabaj¨® en el dise?o de los transbordadores espaciales, hablar¨¢ hoy a las 19h sobre los retos de la exploraci¨®n espacial en una reuni¨®n abierta al p¨²blico en Caixaforum Madrid. En un encuentro esta ma?ana con periodistas ha hablado sobre c¨®mo ve el futuro de los viajes al espacio.
Uno de los aspectos fundamentales que ha querido aclarar Gerstenmaier es que el programa Apolo, que sirvi¨® para llegar a la Luna, no vale como modelo en las circunstancias pol¨ªticas actuales. ¡°Entonces se trataba de un modelo de competici¨®n y ahora se trata de buscar la cooperaci¨®n¡±, ha explicado. Entonces, con un desarrollo tecnol¨®gico muy inferior, se lleg¨® a la Luna menos de una d¨¦cada despu¨¦s de que el presidente John F. Kennedy plantease el reto al p¨²blico estadounidense. Hoy en d¨ªa, los plazos son mucho m¨¢s amplios y los llamamientos mucho menos ¨¦picos. Si se cumpliesen las fechas difusas que se han planteado para un viaje a Marte, este no llegar¨ªa antes de la d¨¦cada de 2030. El objetivo se alcanzar¨ªa, seg¨²n el responsable de viajes tripulados de la NASA, por medio de una gran coalici¨®n de pa¨ªses que compartiesen gastos y beneficios, al modo en que se hace ya en la Estaci¨®n Espacial Internacional.
Para el gestor aeroespacial, este nuevo modelo, aunque tambi¨¦n tiene inconvenientes, cuenta con ventajas. ¡°Cuando llegamos a la Luna y se gan¨® aquella carrera, el inter¨¦s se desvaneci¨® y nunca m¨¢s volvimos¡±, ha explicado. Un gran proyecto de lenta maduraci¨®n, dise?ado para superar los avatares pol¨ªticos y diplom¨¢ticos, podr¨ªa tener m¨¢s efectividad a largo plazo.
De momento, desde la NASA se trabaja por fases para alcanzar el objetivo final de la conquista de Marte. En la etapa presente, la herramienta fundamental de trabajo es la Estaci¨®n Espacial Internacional. All¨ª se han ido forjando los lazos de colaboraci¨®n internacional que ser¨¢n necesarios en el gran viaje y se ponen a prueba en un entorno relativamente cercano y controlado los efectos de la vida en el espacio sobre el cuerpo humano. ¡°Los astronautas en la ISS tienen internet, se pueden comunicar con quien quieran con facilidad, est¨¢n lejos de nosotros, en el espacio, pero siguen estando muy cerca¡±, apunta Gestenmaier.
Pese a sus discrepancias, Rusia y EE UU han salvado el espacio de sus sanciones mutuas
Una vez concluida esta fase, se tratar¨ªa de alejarse, hasta la ¨®rbita lunar, donde un rescate de los astronautas en caso de problemas puede requerir de cuatro a cinco d¨ªas. ¡°Nosotros no tenemos intenci¨®n de volver a intentar un aterrizaje sobre la Luna, pero quiz¨¢ otros socios s¨ª¡±, afirma. A partir de ese alejamiento, se podr¨ªan empezar a mejorar sistemas para proporcionar ox¨ªgeno que los que existen ya en la ISS, se pondr¨ªan a prueba nuevos sistemas para producir comida o se tratar¨ªa de aprender sobre los desaf¨ªos psicol¨®gicos para los astronautas de empezar a estar realmente en el espacio exterior. En un hipot¨¦tico viaje a Marte, con una distancia que requiere 15 minutos de ida y otros tantos de vuelta para las ondas de radio, los tripulantes de la nave deber¨ªan estar preparados para resolver problemas con independencia de la base en la Tierra.
Mientras se dan estos pasos, los responsables de la NASA tambi¨¦n tendr¨¢n que aprender a construir una historia atractiva para el p¨²blico, necesaria para que se apoye una inversi¨®n de entre 50.000 y 100.000 millones de d¨®lares, que, aunque compartida con otros pa¨ªses, es gigantesca. Gerstenmaier apela por un lado a las aplicaciones que surgieron gracias en parte al programa Apolo (miniaturizaci¨®n de la electr¨®nica, comunicaciones), y tambi¨¦n a las posibilidades que tiene para la medicina moderna analizar problemas desde una perspectiva diferente como la que proporciona la ISS y su microgravedad. Adem¨¢s, cree que las redes sociales pueden ayudar a movilizar a un grupo importante de poblaci¨®n que se sientan inspirados por la exploraci¨®n espacial. En este sentido, el directivo de la NASA recuerda el gran seguimiento que tuvo el lanzamiento de prueba de la c¨¢psula Orion, la primera nave espacial pensada para viajar al espacio lejano desde el programa Apolo.
Resistir cambios pol¨ªticos
Pese a todas las dificultades, Gestenmaier se muestra optimista. Sus planes est¨¢n dise?ados para resistir a los cambios pol¨ªticos en Washington y las fluctuaciones en el presupuesto que llegar¨¢n en los pr¨®ximos a?os. Adem¨¢s, conf¨ªa en que el poder inspirador de la exploraci¨®n espacial superar¨¢ tambi¨¦n las fricciones que pueden surgir entre EE. UU. y sus socios con situaciones como la provocada por la guerra entre Ucrania y Rusia. ?l, que fue enlace entre su pa¨ªs y Rusia para las misiones de los transbordadores a la estaci¨®n espacial Mir, recuerda que, pese a las tensiones, el espacio ha sufrido menos que otros acuerdos entre los dos pa¨ªses. Junto a la medicina o la electr¨®nica, la mejora de las relaciones internacionales ser¨ªa otro de los r¨¦ditos de las grandes inversiones en el espacio.
El ingeniero asegura que le cuesta adaptarse a las maniobras pol¨ªticas y que prefiere resolver problemas con n¨²meros, pero demuestra que no le falta inclinaci¨®n diplom¨¢tica. En el esfuerzo por sumar todos los esfuerzos posibles para acabar llegando a Marte, ni siquiera critica proyectos tan controvertidos como Mars One, un viaje de ida propuesto por un emprendedor holand¨¦s que planeaba emitir el viaje como reality show. Gestenmaier prefiere hablar de la necesidad de sumar tambi¨¦n los esfuerzos de las iniciativas privadas y remitir a un estudio del MIT sobre la viabilidad del proyecto. Aquel trabajo conclu¨ªa que los costes de la misi¨®n ser¨ªan muy superiores a lo calculado y que buena parte de la tecnolog¨ªa necesaria no se ha desarrollado a¨²n. Llegar a Marte no ser¨¢ f¨¢cil y una de las personas que est¨¢ trabajando para hacerlo posible est¨¢ dispuesta a aprovechar todos los apoyos, hasta los m¨¢s inveros¨ªmiles, para lograrlo.
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