?Podr¨ªa Catalu?a ser Suecia?
La secesi¨®n no ofrece soluciones al capitalismo de amiguetes, ni a la corrupci¨®n, ni a la baja productividad. Los catalanes deber¨ªamos plantearnos si no ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil reformar juntos Espa?a para lograr las instituciones que todos queremos
El elemento m¨¢s importante para una democracia sana es la informaci¨®n. Dada la tremenda politizaci¨®n de las partes en el asunto catal¨¢n, resulta muy dif¨ªcil discernir entre el grano y la paja. Por eso los acad¨¦micos juegan un rol tan importante. El Col.lectiu Wilson ha jugado un papel principal en el proc¨¦s,ofreciendo mimbres intelectuales al discurso independentista. Es importante analizar hasta qu¨¦ punto los deseos del Col.lectiu se corresponden con la realidad pol¨ªtica.
En este art¨ªculo trato un argumento central (aunque poco discutido) del Col.lectiu y del independentismo. Este argumento se presenta en el punto 10 del ¨²ltimo comunicado del grupo: ¡°La independencia constituir¨ªa una oportunidad para acabar con las estructuras institucionales y econ¨®micas ineficientes y para establecer reglas del juego nuevas que permitir¨ªan hacer de Catalunya un pa¨ªs atractivo para la creaci¨®n de riqueza y su disfrute¡±.
Otros art¨ªculos del autor
La idea del reset institucional es enormemente atractiva: en una Catalu?a libre de las ataduras de Madrid, podr¨ªamos empezar de cero y dise?ar unas instituciones como las de Suecia. Ese reset institucional es un argumento important¨ªsimo en la justificaci¨®n econ¨®mica de la independencia: la evidencia demuestra que unas instituciones fuertes, imparciales y eficientes son la clave del crecimiento econ¨®mico.
La l¨®gica es muy sencilla: si la justicia es neutral y efectiva, hay m¨¢s seguridad jur¨ªdica, aumenta la confianza y eso repercute en una mayor inversi¨®n. Si los contratos p¨²blicos se los llevan los mejores, y no los enchufados, se premia a las empresas m¨¢s productivas. Si los reguladores garantizan la competencia y no protegen a los poderosos, las empresas compiten y los precios bajan. Si la administraci¨®n es meritocr¨¢tica y no politizada, los funcionarios y pol¨ªticos se controlan mutuamente y hay menos corrupci¨®n. Las instituciones, en suma, son la clave para acercarse al modelo econ¨®mico so?ado del Col.lectiu Wilson: solamente con unas instituciones fuertes podremos revertir la tendencia de la baj¨ªsima productividad (la esencia del problema) que compartimos catalanes y el resto de espa?oles.
El coste de crear un nuevo Estado reduce a nada los supuestos dividendos de la separaci¨®n
La pregunta central por tanto es: ?ofrece la independencia el mejor camino para lograr ese objetivo? Veamos primero la situaci¨®n de partida. En ¡°calidad de gobierno¡±, un estudio del Instituto de Buen Gobierno de la Universidad de G?teborg encuentra que Catalu?a est¨¢ por debajo de la media de las regiones espa?olas, y m¨¢s o menos a la altura de Portugal. En n¨²mero de casos de corrupci¨®n, los datos ponen un poco mejor a Catalu?a (por ejemplo en grandes casos de corrupci¨®n registrados por el CGPJ). Estas diferencias institucionales son dif¨ªciles de capturar, pero no es necesario convencer a ning¨²n catal¨¢n de que los problemas de capitalismo de amiguetes y de corrupci¨®n son, al menos, tan graves en Catalu?a como en el resto de Espa?a.
El siguiente paso es preguntarse si el panorama pol¨ªtico de la independencia va a permitir construir esas mejores instituciones. En este momento el parlamento catal¨¢n est¨¢ enormemente fragmentado. Tanto es as¨ª que Junts pel S¨ª no ha sido capaz de ofrecer un programa pol¨ªtico compartido; ni tan solo de m¨ªnimos. La raz¨®n es sencilla. Los diferentes integrantes de la lista solo tienen en com¨²n una cosa: quieren la independencia. No est¨¢n de acuerdo en ni una sola propuesta de reforma. Como sugieren Ferran Mart¨ªnez y Luis Mart¨ª, en un post reciente en el blog Piedras de Papel: ¡°parecer¨ªa que la independencia es la mejora institucional en s¨ª misma¡±. Un amigo lo resume de otra manera: ¡°endavant, endavant, sense idea i sense plan¡±.
Los primeros cinco miembros de Junts pel S¨ª (Romeva, Forcadell, Casals, Mas y Junqueras) se repartir¨ªan el poder en un futuro Gobierno independiente, pero ?coinciden las prioridades pol¨ªticas de esos l¨ªderes con las instituciones y reformas que imagina el Col.lectiu?
Estas son algunas de las propuestas de reforma del profesor Jordi Gal¨ª (del Col.lectiu), en un art¨ªculo en EL PA?S: ¡°Una administraci¨®n p¨²blica basada en la austeridad, eficiencia y servicio de calidad al ciudadano; un contrato laboral ¨²nico indefinido; una fiscalidad sobre empresas y trabajadores que favorezca la inversi¨®n extranjera y la atracci¨®n de talento; la adopci¨®n del ingl¨¦s como tercera lengua oficial¡±.
Artur Mas no ha hecho nada por promocionar esas reformas en sus mandatos, probablemente porque (como le sucede a PP y PSOE) su mochila de compromisos y favores no le permite alterar el statu quo de forma significativa. Romeva y Junqueras dudo que suscriban ninguna de esas propuestas. Y si a?adimos a las m¨¢s fervorosas nacionalistas Casals y Forcadell y a las CUP (que est¨¢n abiertamente en contra de la UE y de la econom¨ªa social de mercado), el panorama pinta m¨¢s bien negro.
Artur Mas no ha hecho nada por promocionar reformas institucionales en sus mandatos
De por s¨ª, aunque hubiera un amplio consenso, es dif¨ªcil lograr cambios institucionales de fondo. Pero si ning¨²n l¨ªder del supuesto nuevo pa¨ªs comulga con tus ideas reformistas y la mitad de la poblaci¨®n no cree que en tu proyecto, entonces ese reset institucional es simplemente imposible. No se enga?en, la independencia no ofrece ninguna soluci¨®n al capitalismo de amiguetes, ni a la corrupci¨®n, ni tampoco a la baja productividad de Catalu?a.
Y si la independencia no es una garant¨ªa de reformismo y crecimiento (sino probablemente de lo contrario), entonces el resto del castillo argumentativo de Wilson resulta mucho m¨¢s dif¨ªcil de defender fuera de los par¨¢metros identitarios. Particularmente porque entonces las cuentas del dividendo fiscal de la independencia tendr¨ªan que ser m¨¢s grandes que los costes de transici¨®n hacia el nuevo Estado. En otras palabras, si no hay una mejora en las instituciones y la productividad de la econom¨ªa como resultado de la independencia, entonces lo ¨²nica ventaja econ¨®mica de la independencia es lo que dejamos de ¡°pagar¡± a Espa?a.
No entrar¨¦ aqu¨ª a discutirlo, pero si el ¡°expolio¡± fiscal no es tal y a los hipot¨¦ticos 16.000 millones anuales de dividendo, le restamos todos los gastos de creaci¨®n de un nuevo Estado; la p¨¦rdida de empresas y bancos que decidir¨ªan cambiar su residencia fiscal; el aumento de costes de financiaci¨®n por intereses (de un Estado con el ¨²nico historial crediticio de haber hecho default sobre Espa?a); la huida de capitales por la incertidumbre sobre la pertenencia al euro y la solvencia; los costes del efecto frontera, de la p¨¦rdida de sinergias comerciales y de un potencial boicot comercial espa?ol¡ entonces los potenciales beneficios de la independencia se reducen a pr¨¢cticamente nada y el argumento econ¨®mico para la independencia queda desmontado.
Llegados a este punto, quiz¨¢s los catalanes deber¨ªamos plantearnos otra pregunta: ?no ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil intentar reformar juntos Espa?a para lograr las instituciones y la econom¨ªa que todos queremos?
Antonio Rold¨¢n Mon¨¦s es candidato de Ciudadanos al Congreso y coautor, junto a Luis Garicano, de Recuperar el futuro: Doce propuestas que cambiar¨¢n Espa?a. @toniroldanm
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