Los Madelman lo pueden todo
Incluso seguir con vida o experimentar nuevas mutaciones. Hablamos con varios fans que mantienen viva la llama madelmaniana
Con porte atl¨¦tico, peinado impecable, cutis perfecto y 17 cent¨ªmetros (de altura), los Madelman podr¨ªan ser el yerno perfecto de Espa?a: un modelo en el que reconocernos y al que seguir. Sin embargo, los Madelman est¨¢n de capa ca¨ªda. Hace tiempo que dejaron de fabricarse y los ni?os ya tienen otros juguetes (electr¨®nicos o no) m¨¢s sofisticados con los que jugar. Aunque un pu?ado de irreductibles adultos contin¨²an empe?ados en reivindicar los mu?ecos con los que jugaban en su infancia. Porque, como dec¨ªa su lema: "Los Madelman lo puede todo".
Uno de estos adultos es Jon D¨ªez de Ulzurrun, inform¨¢tico vasco de 39 a?os, que acaba de lanzar su Diario de los Madelmanes (Txuflash Ediciones) una obra monumental (464 p¨¢ginas) profusamente ilustrada, que ha realizado con la inestimable ayuda de otros coleccionistas donde trata de recopilar toda la informaci¨®n disponible sobre estos mu?ecos. "Retom¨¦ la afici¨®n a los Madelman, con los que hab¨ªa jugado de ni?o, en el a?o 2000", explica, "luego, en 2011 vi que se estaban lanzando libros sobre Geyper Man, Scalextric o la mu?eca Nancy y me anim¨¦. Tard¨¦ cinco a?os en completar la obra". En la gu¨ªa se da cuenta de las diferentes generaciones de Madelman, hasta tres, de las series fabricadas en M¨¦xico, y de otra parafernalia como anuncios en prensa, folletos y hasta curiosidades sobre las f¨¢bricas de donde sal¨ªan este ej¨¦rcito de pl¨¢stico.
Aunque se podr¨ªa pensar que Madelman es un nombre ingl¨¦s, en realidad tiene una ra¨ªz muy ib¨¦rica: viene de Manufacturas Delgado (de ah¨ª el Madel), la empresa que los fabricaba siguiendo los dise?os que aportaba otra: Exin, art¨ªfice de otros ¨¦xitos como Exin Castillos o Super Cinexin. Inspirados por ¨¦l ¨¦xito al otro lado del charco de los G.I. Joe, comenzaron a fabricarlos entre 1968 y 1983, cuando los Madelman dejaron de poderlo todo y perdieron el combate comercial contra adversarios como los clics de Playmobil, m¨¢s baratos y manejables (los Madelman eran un juguete caro para la ¨¦poca). Eso s¨ª, eran tan polifac¨¦ticos que se bandear¨ªan bien en ¨¦pocas como la nuestra en las que el paro campa a sus anchas: los hab¨ªa militares, buzos, marineros, legionarios, piratas, esquimales, mineros o astronautas, como se puede comprobar en otra obra pionera y de referencia online y gratuita: la Enciclopedia Madelman de Jos¨¦ Mar¨ªa Padilla.
Padilla roza los 50 y es uno de los mayores coleccionistas de Madelman de Espa?a. "Entre sueltos y con caja tengo exactamente 178, lo s¨¦ porque tengo perfectamente clasificada la colecci¨®n. No tengo m¨¢s porque mi intenci¨®n no ha sido nunca acaparar sino tener una pieza de cada uno", cuenta. Sus favoritos son los equipos b¨¢sicos de la primera etapa o generaci¨®n, sobre todo el hombre rana y, en segundo lugar, el super-equipo estaci¨®n polar. ?Porqu¨¦? "Bueno, por que nunca se olvidan los regalos que te hicieron los Reyes Magos con cinco o seis a?os", dice. Seg¨²n c¨¢lculos del propio Padilla en Espa?a debe de haber alrededor de 350 coleccionistas que valoran las piezas seg¨²n tres escalas: primero por su estado (roto, jugado, nuevo, incompleto, completo...), luego por su condici¨®n (suelto o en caja) y por ¨²ltimo por su grado de dificultad.
El tr¨¢fico de las piezas m¨¢s interesantes suele hacerse entre coleccionistas y pocas veces llega al mercado abierto, v¨¦ase Internet o ferias, seg¨²n explica Padilla. Aunque no hay que desesperar: a veces pueden aparecer cosas interesantes en un domicilio particular o una vieja tienda de juguetes. "El juguete siempre ha sido algo que se olvida con la llegada de la adolescencia y los padres desechan o ceden a parientes m¨¢s peque?os, con lo que no es f¨¢cil que un juguete usado sobreviva muchos a?os. Las pel¨ªculas de Toy Story hacen un retrato perfecto de esto y del coleccionismo especulativo", explica el enciclopedista.
Luego hay quien personaliza sus Madelman, como es el caso Jos¨¦ Torralba, ingeniero inform¨¢tico de 41 primaveras, que muestra sus piezas en el blog Jettcustom. As¨ª nacen Madelman nunca vistos, como un legionario romano de la guerras de Dacia, un sargento de la caballer¨ªa estadounidense o un soldado brit¨¢nico de la Primera Guerra Mundial. "Mi afici¨®n est¨¢ entre el coleccionismo puro y el modelismo", dice, "esta tarea requiere documentaci¨®n de diversas fuentes para dise?ar el atuendo de los mu?ecos y luego las t¨¦cnicas manuales necesarias y la utilizaci¨®n de diferentes materiales. Vaya, que hay que ser un poco artista".
Torralba comenz¨® a enredar con los Madelaman cuando tuvo hijos, por aquello de que conociesen los juguetes con los que ¨¦l mismo jugaba. "A ellos les hace gracia que su padre juegue con mu?ecos, aunque tampoco los ven como juguetes, por el grado de realismo. Los ven m¨¢s bien como una obra de arte, una peque?a escultura, y no suelen cogerlos para jugar", explica. ?Eran mejores los Madelman para fomentar la imaginaci¨®n de la muchachada que los juguetes actuales? "Aunque ahora haya algunos juguetes tecnol¨®gicos (que no todos: siguen los Playmobil, los Lego...) los ni?os siguen jugando igual: nosotros ve¨ªamos una peli del oeste y luego la reproduc¨ªamos con los Madelman. Ellos juegan a Angry Birds y luego reproducen la partida con los mu?ecos de los Angry Birds", dice Torralba.
"Yo creo que los ni?os ahora est¨¢n m¨¢s acostumbrados a que les cuenten toda la historia, a trav¨¦s de una pel¨ªcula y los mu?ecos de esa pel¨ªcula o a trav¨¦s de videojuegos que s¨ª, te permiten andar por donde tu quieras, pero que al final te cuentan una sola historia", opina D¨ªez de Ulzurrun, "nosotros nos mont¨¢bamos unas pel¨ªculas que eran la pera limonera".
?Si hoy hubiera nuevos Madelman, qu¨¦ Madelman ser¨ªan? "En los fallidos intentos de reeditar el Madelman ya se ha visto la tendencia: deportes extremos, profesiones con riesgo y aventura y, sobre todo, lo que m¨¢s funciona: personajes de pel¨ªcula o de series. Madelman era un aventurero an¨®nimo, hoy gustan m¨¢s los mu?ecos identificables con un nombre y personalidad de la vida real o de la ficci¨®n. Una parte de la desaparici¨®n de Madelman tambi¨¦n se debi¨® a este hecho", concluye Padilla.
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