?Tropieza el Pent¨¢gono dos veces en la misma piedra?
Una investigaci¨®n quiere aclarar si se alteraron datos de inteligencia sobre el Estado Isl¨¢mico
Doce a?os despu¨¦s de la invasi¨®n de Irak, Estados Unidos revive fantasmas. El Pent¨¢gono investiga si se han alterado datos de inteligencia sobre la campa?a a¨¦rea contra el Estado Isl¨¢mico (EI) en Irak y Siria. Dos analistas del Centcom, el Comando Central del Ej¨¦rcito de EE UU, enviaron en julio una queja al inspector general del Departamento de Defensa alegando que sus superiores modificaron sus informes para describir al grupo yihadista como m¨¢s d¨¦bil de lo que creen que es. Esa queja fue respaldada por otros 50 analistas, seg¨²n destap¨® a principios de septiembre The Daily Beast.
La revelaci¨®n ha forzado a la c¨²pula militar a dar explicaciones. ¡°Mi expectativa es recibir una evaluaci¨®n de inteligencia fiable y rigurosa¡±, dijo hace poco en el Congreso el general Lloyd Austin, comandante del Centcom, que supervisa la campa?a.
La queja, sin embargo, propicia dudas y ecos inc¨®modos. La Administraci¨®n de George W. Bush justific¨® la invasi¨®n de Irak en 2003 en la supuesta posesi¨®n de armas de destrucci¨®n masiva por parte del r¨¦gimen de Sadam Husein. Lo amparaban datos de inteligencia, pero las armas no aparecieron y hubo quejas de que se escogieron los datos que favorecieran la narrativa oficial. Tambi¨¦n hubo errores de diagn¨®stico en Vietnam en los sesenta.
La narrativa ahora es que EE UU est¨¢ ganando la guerra contra el EI, pese a que acumula avances y retrocesos. Los analistas esgrimen que hay informaciones que se frenaron y otras se hicieron m¨¢s optimistas. Por ejemplo, sobre la capacidad de las fuerzas iraqu¨ªes, y el impacto de los bombardeos en Irak y Siria.
El Gobierno de Barack Obama se ha esforzado en diferenciar la campa?a contra el EI de la guerra de Irak, que termin¨® en 2011 sin victoria. Ahora no hay tropas de combate y se impone la cautela sobre la duraci¨®n. Pero como en toda guerra, se hace necesario un despliegue propagand¨ªstico, y existe el miedo al llamado slippery slope (pendiente resbaladiza): que la intervenci¨®n se aleje de su objetivo inicial y cunda el pesimismo.
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