Los frutos de vivir en la innovaci¨®n permanente
Suiza festeja a bombo y platillo su primer puesto en la lista de pa¨ªses con m¨¢s invenciones
Hace unos d¨ªas, los medios de comunicaci¨®n y las redes sociales de la peque?a Suiza festejaban a bombo y platillo su primera posici¨®n entre los pa¨ªses m¨¢s innovadores del mundo. La lista, desarrollada por la Organizaci¨®n para la Propiedad Intelectual Mundial (WIPO), puede ser m¨¢s o menos discutida, como toda clasificaci¨®n. Pero lo que es innegable es que Suiza ha hecho de la educaci¨®n, el desarrollo tecnol¨®gico y el dinamismo empresarial las estrategias clave para su futuro.
A falta de petr¨®leo, soja o metales preciosos, Suiza ha optado por el camino de la innovaci¨®n permanente como motor de su desarrollo. Y desarrollo equivale a educaci¨®n. Las ¡°joyas de la corona¡± de su sistema educativo son los Institutos Federales de Tecnolog¨ªa, en Z¨²rich y Lausana. Consideradas las mejores escuelas t¨¦cnicas de Europa, estas instituciones son solo comparables a Cambridge, Stanford o el MIT. La excelencia helv¨¦tica no se limita a la tecnolog¨ªa. La Universidad de Sankt Gallen es un semillero de economistas de prestigio mundial, por ejemplo.
Aunque lo m¨¢s interesante del modelo suizo es que no solo privilegia la educaci¨®n de ¨¦lite, sino que la Formaci¨®n Profesional es una piedra angular de su sistema econ¨®mico, ya estudiada como modelo en otros pa¨ªses. A nadie le averg¨¹enza aqu¨ª optar por un oficio, y la relaci¨®n entre escuelas y sector privado funciona de manera eficaz.
No son pocas las voces cr¨ªticas que achacan el ¨¦xito del modelo suizo al (ya desaparecido) secreto bancario y las fortunas de dictadores y corruptos depositadas en el pa¨ªs. Quiz¨¢s sea una simplificaci¨®n; otros pa¨ªses ricos nunca han obtenido la friolera de 21 Premios Nobel en ciencias y que monta?as de dinero no fabrican en el desierto universidades de calidad si no hay un modelo pol¨ªtico eficaz (la excepcional democracia directa suiza) y unas bases culturales s¨®lidas previas.
Tambi¨¦n olvidan que no hab¨ªa secreto bancario cuando en 1896 entraba en las aulas de la Polit¨¦cnica de Z¨²rich (ETHZ) el que se convertir¨ªa en su m¨¢s prestigioso exalumno. Un tal Albert Einstein.
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