Estamos solos

M¨ªrennos. Ah¨ª estamos. D¨¢ndole cuartelillo a un caf¨¦ en los centros comerciales haciendo que esperamos a alguien que no llega. Escrutando la pantalla del m¨®vil como si vi¨¦ramos la luz primera. Sudando una clase de zumba con tal de formar parte de un grupo, aunque sea de riesgo de rid¨ªculo espantoso. Leyendo trilog¨ªas a cap¨ªtulos acodados en barras alternas para que el camarero no acabe poni¨¦ndonos lo nuestro antes de pedirlo y a montarse ¨¦l solo una pel¨ªcula que se parezca demasiado a nuestra vida perra. Matando el tiempo a base de amor propio antes de que nos mate ¨¦l de pena de nosotros mismos. Henos ah¨ª a tantos. Solos como la una.

Un d¨ªa, un mercachifle nos llam¨® singles y fuimos nosotros y nos lo cre¨ªmos. ?bamos a ser lib¨¦rrimos, due?os de nuestro tiempo, hiperconectados, digitales, modern¨ªsimos. No dijo que la soledad era tambi¨¦n esto. Sentirse esclavo de ti mismo. Hacer tiempo en ninguna parte para llegar a casa tarde y nunca. Comerte la ansiedad con kikos antes de llamar a nadie que bastante tendr¨¢ con lo suyo y quedar encima de aguafiestas, triste, colgado de la vida.

Esta semana la hormigonera de la actualidad se trag¨® una noticia que deb¨ªa haber abierto los medios que aspiran a contar qu¨¦ pasa aqu¨ª y ahora. Porque adem¨¢s de lo de Catalu?a, sucede que cuatro millones de espa?oles se sienten solos. Y no solo esos viejos que van al m¨¦dico solo por hablar con alguien. No solo esos desempleados que ven pasar el a?o sin m¨¢s cita que la del Inem. Tambi¨¦n gente con pareja, trabajos de ¨¦xito, recursos para comprar todos los suced¨¢neos de la compa?¨ªa, pero no la verdadera. Esa ni se compra ni se vende ni se busca en Google ni se tuitea. Solo se encuentra. Y no todos y no siempre. ?O alguien se cree que el idilio entre una celeb¨¦rrima viuda y un notabil¨ªsimo caballero casado fue un flechazo? Todos ansiamos sentirnos ¨²nicos. Especiales para alguien. Vivos.