Un cumplea?os feliz
Shakira hubiera preferido cantar con el fondo de m¨¢rmol verde de Naciones Unidas detr¨¢s. ?Es que es el Nobel de los fondos! Da igual lo que digas o pienses en esos 15 minutos, no hay nadie que se vea mal
Aunque esta semana ha estado marcada por las elecciones catalanas, donde todo el mundo gana y Barcelona sigue igual de atractiva para turistas del mundo entero, a mis 50 a?os reci¨¦n cumplidos me he quedado fascinado por el magn¨ªfico fondo que crea el m¨¢rmol verde jaspeado detr¨¢s de la tribuna de invitados en la Asamblea de Naciones Unidas.
Shakira ha actuado all¨ª cantando Imagine de John Lennon al papa Francisco. ¡°Imagine no religion¡±. Al mismo tiempo, estrenaba su nueva mansi¨®n en Barcelona. ¡°Imagine no posessions¡±. A Shakira no la pusieron delante de mi fondo de m¨¢rmol verde favorito sino justo al lado, y delante de representantes de todos los pa¨ªses para que tambi¨¦n soltara eso de ¡°imagine there is no nations¡±. Vi¨¦ndola pensaba en que su nuevo casopl¨®n barcelon¨¦s fue construido en 1965, el a?o en que nac¨ª, que es de estilo suizo, un estilo y nacionalidad que chifla a los barceloneses pudientes que hacen de ese vecindario de Piqu¨¦ y Shakira una peque?a naci¨®n dentro de otra naci¨®n que todav¨ªa permanece en una naci¨®n m¨¢s grande.
Pero algo me hace pensar que Shakira hubiera preferido cantar Imagine con el fondo de m¨¢rmol verde detr¨¢s. ?Es que es el Nobel de los fondos! Da igual lo que digas o pienses en esos 15 minutos pactados, el fondo dice todo lo que importa. No hay nadie que se vea mal. Gadafi rompi¨® la norma y se qued¨® 75 minutos. Es el escenario de los 15 minutos de fama que propuso Warhol. Por eso tambi¨¦n fascina. Puedes ser papa, dictador, premio Nobel de la Paz, pero con ese fondo tus 15 minutos de fama se vuelven historia.
Pas¨¦ mi cumplea?os 50 pendiente de los discursos en Caracas, mi ciudad natal, donde recib¨ª todo tipo de regalos. El m¨¢s espectacular: una balacera delante de la casa de mi padre. Los escoltas de la madre de un vicepresidente de la Rep¨²blica Bolivariana, que vive en la misma calle, contuvieron una ¡°situaci¨®n de secuestro¡± en otra casa vecina, a punta de pistola y tras veinte disparos cruzados. Yo estaba leyendo la exigua prensa local en el momento de los tiros e imagin¨¦ que eran fuegos artificiales hasta que mi hermana grit¨® desde la cocina un ¡°todos al suelo¡± acompa?ado de un muy efectivo ¡°get down¡± [¡°ag¨¢chense¡±], como en las series de televisi¨®n. Arrastr¨¢ndome, me reun¨ª con ella en el suelo del comedor, lejos de las ventanas. Lo incre¨ªble es que mi progenitor no dej¨® de mantener una conversaci¨®n telef¨®nica en todo el proceso. ¡°Hay una balacera¡±, le escuch¨¦ decir entre las alarmas de coches y sirenas, ¡°pero todo bien, mi amor, todo normal¡±.
Caracas, a su manera tropical y violenta, te deja inyectado de adrenalina y no sabes qu¨¦ hacer con ella. El d¨ªa despu¨¦s del tiroteo fui con mi hermana al supermercado. De entrada ves las estanter¨ªas bien surtidas, pero a medida que avanzas descubres que es un trampantojo masivo. Hacia la mitad de los pasillos empiezan a aparecer los huecos y los carteles recordando lo que no est¨¢, como el subtitulado de las pel¨ªculas mudas. Las colas se forman no tanto por el desabastecimiento sino por el inocente control contra la especulaci¨®n y reventa que se lleva a cabo a trav¨¦s de unos dispositivos llamados ¡°capta huellas¡±. Cada comprador debe dejar constancia dactilar de su compra. Pero como hay fallos de energ¨ªa en el pa¨ªs petrolero el dispositivo se apaga y enciende sin poder captar correctamente las huellas de los pulgares.
Todo deja huella en Caracas. Las relaciones humanas ni se diga. Por mi cumplea?os una de mis mejores amigas decide regalarme una cinta para llevar siete veces atada en mi mu?eca. Mientras hace los nudos para mi salud y amor, observo que se palidece. ¡°Estoy medio an¨¦mica y me han empachado los chocolates¡±, me confiesa casi desmay¨¢ndose pero terminando de anudar la m¨¢gica pulserita. Otro amigo me regala un busto de Sim¨®n Bol¨ªvar de los a?os setenta hecho en porcelana blanca. El Libertador no alcanz¨® a dar un discurso con el m¨¢rmol verde de Naciones Unidas detr¨¢s pero es un s¨ªmbolo de independencia y patria explotado por todos los gobiernos venezolanos, y llevado al culto por el actual. En mi casa no todos ven con buenos ojos que lo deje all¨ª y termino meti¨¦ndolo en mi equipaje de mano de regreso. Cuando una funcionaria de la seguridad del aeropuerto lo coloca en un esc¨¢ner desnivelado, el busto rueda hasta el piso haci¨¦ndose a?icos. Es una imagen desconcertante. El l¨ªder de la patria pulverizado en el suelo del aeropuerto al que da nombre. Igual que hiciera mi padre durante la balacera, sigo adelante, con normalidad, call¨¢ndome lo que siento y pensando en el resistente m¨¢rmol verde de Naciones Unidas.
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