Se¨ªsmo catal¨¢n

Las elecciones del 27-S no solo han provocado una fuerte turbulencia pol¨ªtica de muy dif¨ªcil digesti¨®n, al quedar dividida Catalu?a aproximadamente en dos mitades en un asunto tan crucial como el de su independencia. Tambi¨¦n han supuesto un se¨ªsmo en la composici¨®n del Parlamento aut¨®nomo y en el sistema de partidos catal¨¢n, bastante estable desde el inicio de la Transici¨®n. Una concatenaci¨®n de causas, desde el impacto de la crisis econ¨®mica hasta el volantazo dado por Artur Mas al nacionalismo moderado y ahora embarcado en la aventura secesionista, ha roto las costuras de distintas formaciones, con posibles consecuencias para las legislativas del 20-D y el panorama pol¨ªtico espa?ol.

De entrada, la federaci¨®n de Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU) ha desaparecido. Su (ex) socio peque?o, la democristiana Uni¨®, queda por vez primera fuera del hemiciclo, a la espera de alg¨²n desquite en las generales de diciembre. El mayor (CDC) es un mero residuo de lo que fue. Bajo el mandato de Mas, ha pasado en menos de tres a?os de 62 diputados a 50, y ahora a 28. Solo la alianza con Esquerra y algunos afines enmascara el alcance de la cat¨¢strofe. Pero el perfil del partido pujolista se ha disuelto en un magma, dependiente de un liderazgo ya no basado en el carisma ¡ªcomo el del fundador¡ª sino en la mera astucia t¨¢ctica y el camaleonismo simbolizado en el nuevo atuendo descorbatado del antes pulcro l¨ªder. La inc¨®gnita estriba en si lograr¨¢ capitalizar para su partido el ¨¦xito de Junts pel S¨ª y engordar as¨ª lo que ha enflaquecido.

Tambi¨¦n el ecosocialismo de Iniciativa ha sufrido un duro rev¨¦s, apenas compensado por su alianza con Podemos: ni el conspicuo pasado de aquella ni el auspicioso futuro de este grupo han impedido el rev¨¦s. La coalici¨®n, que se propone repetir para el 20-D, deber¨¢ resolver algunas ambig¨¹edades sobre la cuesti¨®n catalana. Igualmente el PP queda arrinconado con el segundo peor resultado de su historia.

La radicalizaci¨®n del nacionalismo moderado permite a Ciudadanos ¡ªun partido centrista y refractario al catalanismo¡ª el triunfo de encabezar a los no rupturistas y colocarse as¨ª segundo en la C¨¢mara, algo in¨¦dito para un grupo no catalanista. Ello afianza la apuesta de Albert Rivera para el 20-D, pero no resuelve la incertidumbre futura que, parad¨®jicamente, su ¨¦xito le plantea en Catalu?a: o modera su recelo a la catalanidad y se hace m¨¢s transversal, o le ser¨¢ dif¨ªcil proseguir su ruta mete¨®rica.

En medio, en cuanto a resultados, se sit¨²a Esquerra, que apenas avanza en diputados, pero no sacrifica su perfil tradicional, y se apresta a devorar a los convergentes, aunque se arriesga a ser erosionado por la extrema izquierda de origen y simpat¨ªas abertzales, la exitosa CUP, a quien Mas mendiga su investidura. Y el PSC, que resiste bien la mala expectativa y el riesgo de desaparici¨®n, pero dista de ser el gran partido ¡ªjunto, y en contra de CiU¡ª del poder en todos los niveles de gobernanza.

Partidos que desaparecen, otros que capotan, nuevos meteoros, coaliciones de incierto futuro, radicalismo en alza y moderaci¨®n a la baja. Ese es el inquietante paisaje que deja el 27-S. Y que imprime una grave inc¨®gnita sobre si Catalu?a podr¨¢ seguir contribuyendo ¡ªcomo sol¨ªa¡ª a la gobernabilidad espa?ola. Pronto lo sabremos.