El pretexto de Rusia
La prioridad de Putin es apuntalar a El Asad en Siria, no golpear al Estado Isl¨¢mico
Putin ha decidido dar una vuelta de tuerca m¨¢s al pulso que mantiene con Occidente. Los ataques a¨¦reos lanzados por su aviaci¨®n contra el territorio sirio no pretenden, tal y como se ha anunciado, combatir al Estado Isl¨¢mico (EI), sino preservar sus intereses geoestrat¨¦gicos en Oriente Pr¨®ximo. A la cabeza de ellos se encuentra la base naval de Tartus, la ¨²nica de la que dispone Rusia en el Mediterr¨¢neo, pero tambi¨¦n los yacimientos de gas descubiertos en el litoral, cuya explotaci¨®n se han asegurado varias compa?¨ªas rusas durante los pr¨®ximos 25 a?os. Obviamente, esta intervenci¨®n tambi¨¦n tiene un componente simb¨®lico relacionado con la voluntad de Putin de recuperar el protagonismo ruso en la escena internacional. La supervivencia pol¨ªtica de Bachar el Asad es vital para asegurar dichos intereses.
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En realidad esta defensa a ultranza del r¨¦gimen sirio no deber¨ªa sorprender a nadie, puesto que desde el inicio de la revuelta antiautoritaria, que pronto deriv¨® en una confrontaci¨®n militar a gran escala, Rusia ha prestado una ayuda determinante a Bachar el Asad para evitar que su r¨¦gimen se desmoronase como un castillo de naipes. A la ayuda militar y econ¨®mica se sum¨® el respaldo diplom¨¢tico, puesto que Rusia emple¨® su derecho a veto para evitar la imposici¨®n de sanciones por el Consejo de Seguridad. Cuando se plante¨® la posibilidad de imponer zonas de exclusi¨®n a¨¦rea a la aviaci¨®n siria, Putin cort¨® el debate de ra¨ªz para evitar que se aprobase una resoluci¨®n similar a la que posibilit¨® la intervenci¨®n de la OTAN en Libia. Nada nuevo bajo el sol, pero lo cierto es que parece que Putin ha decidido elevar el list¨®n de su apuesta por El Asad ante la inmovilidad de Occidente.
Muchos se preguntan por qu¨¦ ahora y no antes. La respuesta es sencilla. En la actualidad, el r¨¦gimen sirio solo conserva el 25% del territorio. La consolidaci¨®n del Estado Isl¨¢mico en la cuenca del ?ufrates y el avance del Frente de la Victoria (coalici¨®n entre el salafista Ahrar Al-Sham y el yihadista Frente Al-Nusra) hacia Latakia, el feudo de El Asad, han encendido todas las alarmas en torno a un posible colapso del r¨¦gimen. La intervenci¨®n rusa podr¨ªa indicar que la situaci¨®n es m¨¢s delicada de lo que hasta el momento se pensaba.
Al mismo tiempo Putin demuestra, una vez m¨¢s, su habilidad para rentabilizar las contradicciones de los pa¨ªses occidentales, incapaces de adoptar una estrategia coherente para desactivar la guerra civil siria. La improvisaci¨®n que ha presidido la respuesta a la crisis de los refugiados en Europa guarda no pocos paralelismos con la indecisi¨®n a la hora de combatir al EI, que ha interrumpido su mete¨®rico avance pero ha afianzado su posici¨®n en las zonas bajo su control. Cada vez es m¨¢s evidente que buena parte de los pa¨ªses occidentales consideran a esta formaci¨®n de corte yihadista como la principal amenaza para sus intereses y, por ende, est¨¢n dispuestas a vender su alma al diablo ¡ªl¨¦ase coaligarse con el propio Bachar el Asad¡ª con tal de derrotarlo. Esta lectura cortoplacista que parece haberse impuesto en un gran n¨²mero de canciller¨ªas europeas es la que ha llevado a Putin a mover ficha y presentarse como escudo de defensa frente a la barbarie yihadista.
La consolidaci¨®n del Estado Isl¨¢mico en la cuenca del ?ufrates y el avance de las otras fuerzas yihadistas revelan un posible colapso del r¨¦gimen
Por tanto, la prioridad de Putin es apuntalar a El Asad y no golpear al EI, cuya existencia le sigue siendo ¨²til al r¨¦gimen porque le permite continuar agitando el espantajo del yihadismo y tratar de que la comunidad internacional le reconozca como un mal menor. El Asad es plenamente consciente de que la derrota del EI reducir¨ªa notablemente sus expectativas de supervivencia, de ah¨ª su inter¨¦s en preservarlo para blindarse en el poder. En realidad, los bombardeos rusos tienen como prop¨®sito frenar a las diversas facciones rebeldes que se han hecho fuertes en Idlib y que avanzan como una tenaza sobre el feudo alau¨ª de Latakia. El prop¨®sito de la arriesgada operaci¨®n rusa no ser¨ªa tanto derrotarlas como delimitar unas l¨ªneas rojas para evitar que su avance ponga en peligro los bastiones del r¨¦gimen. La franja mediterr¨¢nea siria, as¨ª como el eje Damasco-Homs-Hama, deben conservarse a toda costa, porque en esa reducida porci¨®n del territorio se concentran los intereses vitales de Rusia: tanto la base naval de Tartus como los yacimientos gas¨ªsticos del Mediterr¨¢neo. El resto del territorio tan solo es importante en tanto y en cuanto garantiza la profundidad estrat¨¦gica de esta mini-Siria bajo protecci¨®n rusa.
Ignacio ?lvarez-Ossorio es profesor de Estudios ?rabes en la Universidad de Alicante y coordinador de Oriente Pr¨®ximo y el Magreb en la Fundaci¨®n Alternativas.
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