Ellos no quieren ser invisibles
Miles de ciudadanos reclamaron derechos fundamentales durante la ¨²ltima Cumbre de la ONU Los movimientos de protesta aprovecharon la concurrencia de l¨ªderes mundiales en Nueva York
L¨ªderes pol¨ªticos de todo el mundo se reunieron la ¨²ltima semana de septiembre en la sede de las Naciones Unidas de Nueva York para celebrar la 70 Asamblea General de esta instituci¨®n. La Cumbre, de car¨¢cter anual, goz¨® de doble importancia en esta ocasi¨®n porque en ella se aprobaron los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, es decir, la hoja de ruta que guiar¨¢ las pol¨ªticas mundiales de desarrollo durante los pr¨®ximos 30 a?os.
Tras las paredes de la sede de la ONU todo fueron buenas palabras, firmes compromisos y discursos manidos: apostar por el desarrollo, acabar con el hambre, preservar el clima, fomentar la construcci¨®n de la democracia... En la calle, sin embargo, la estampa fue otra: la de muchos ciudadanos que aprovecharon la elevada concentraci¨®n de mandatarios en Manhattan para hacer visibles sus protestas. Ya fuera en esquinas insospechadas de la Gran Manzana o en la plaza Dag Hammarskjold, el punto m¨¢s habitual que suele acoger protestas en la ciudad por su cercan¨ªa a la sede de la ONU, se escucharon voces discordantes con el supuesto optimismo y ambiente festivo que trajo la aprobaci¨®n de los ODS. Fueron las voces de quienes se sienten olvidados, las voces de quienes reclaman justicia, igualdad o ayuda a unos l¨ªderes internacionales que, hasta ahora, les han dado la espalda.
Sus peticiones no son nuevas: ciudadanos d¨¢lit de la India exigiendo el reconocimiento real de la igualdad de derechos entre castas; camboyanos exiliados por miedo a un Gobierno represor, sudaneses pidiendo a gritos que se juzgue por cr¨ªmenes de guerra a los responsables del genocidio en Darfur...? Ellos y otros tantos tambi¨¦n formaron parte del mural de acontecimientos relacionados con la aprobaci¨®n de los ODS.?
Por el olvidado genocidio
"Cu¨¢nto me alegra conocer a personas interesadas en ?frica", dice con una sonrisa Gouma Mahamat, sudan¨¦s residente en Estados Unidos desde los 17 a?os. A sus 51, no se ha cansado de reclamar atenci¨®n para su pa¨ªs, Sud¨¢n, desangrado por la violencia durante las ¨²ltimas d¨¦cadas. "Pedimos a la comunidad internacional que acabe con el genocidio que se est¨¢ llevando a cabo en Darfur. Utilizan la violaci¨®n como arma de guerra de manera sistem¨¢tica, queman aldeas,? envenenan pozos y obligan a la gente a huir. Luego reemplazan a los huidos por ¨¢rabes venidos del Chad y de N¨ªger. Van contra nosotros", describe.
El conflicto de Darfur, calificado como genocidio por el Gobierno de Estados Unidos y por medios de comunicaci¨®n, aunque no por la ONU, comenz¨® en 2003 y enfrent¨® a pueblos de raza negra, principalmente agricultores, y a los yanyauid, milicianos provenientes de etnias ¨¢rabes de criadores de camellos. No hay acuerdo en cuanto al n¨²mero de muertos, pero las cifras de 400.000 v¨ªctimas y dos millones de desplazados suelen ser las m¨¢s aceptadas. "Creo que perderemos otros tantos si no se act¨²a", lamenta Mauhamat.
La comunidad sudanesa en Nueva York est¨¢ formada por unas 450 personas, seg¨²n estimaciones de Muhamat, pero hoy no han acudido muchos a la manifestaci¨®n porque para los musulmanes es Eid Mubarak, d¨ªa festivo, y muchos han salido de viaje. As¨ª, apenas seis hombres y tres adolescentes secundan los gritos que el activista pega a trav¨¦s de un meg¨¢fono sin descanso pidiendo que la Corte Penal Intenacional juzgue al presidente sudan¨¦s, Omar al Bashir. Sobre ¨¦l pesan dos ¨®rdenes internacionales de arresto por genocidio y cr¨ªmenes de guerra pero, hasta ahora, no se ha sentado en el banquillo.
Desde el a?o 2003 se re¨²nen Mahamat y sus compatriotas en la plaza Dag Hammarskjold cuando se celebra la Cumbre anual de la ONU. En esta ocasi¨®n, dado que se acaban de aprobar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el empe?o por ser escuchados es a¨²n mayor. Est¨¢n pr¨¢cticamente solos con su protesta, pero no cejan. Por encima de los silbatos, los c¨¢nticos y los esl¨®ganes de otros manifestantes, se escucha, alta y clara, la voz firme de Muhamat: que acabe la impunidad en Dafur.
Today at #UN #Justice for #Sudan #arrestbashir @omersawiom @magidkabash @People4Sudan #Darfur #Nuba #BlueNile pic.twitter.com/nJKsZektO0
— HUMANITY IS US (@HumanityIsUs) September 26, 2015
Igualdad efectiva entre castas
El sistema de castas indio fue abolido en 1950, pero en la pr¨¢ctica perdura: quienes nacen en la casta m¨¢s baja de la jerarqu¨ªa, la de los d¨¢lit o intocables, sufren la discriminaci¨®n de la sociedad en la que viven y ven restringidos sus derechos fundamentales con la connivencia, generalmente, de las autoridades locales. Este grupo social,? formado por unos 260 millones de personas en todo el sureste asi¨¢tico, est¨¢ harto de ver su libertad pisoteada. Por eso llevan a?os organizando movimientos de protesta para reclamar lo que nunca deber¨ªan haber perdido."No nos dejan acceder a nada, no participamos en ninguna decisi¨®n", lamenta Rahul Singh, de la Campa?a Nacional por los Derechos Humanos de los Dalit (NCDHR en sus siglas en ingl¨¦s). El activista explica que han elegido reunirse en Nueva York porque quieren que la discriminaci¨®n que sufre su colectivo se contemple en las metas globales, algo que, por ahora, no se ha conseguido. "Para el a?o 2030 se deber¨ªa lograr empoderar social, econ¨®mica y pol¨ªticamente a todo el mundo, sin que importe su edad, sexo, raza, etnia, religi¨®n o nivel econ¨®mico", reclama.
"Queremos derechos humanos, queremos dignidad", corea un grupo de adultos, altavoz en mano. "Las vidas de los dalit importan", rezan las pancartas. En un ambiente muy festivo, los miembros de la casta dalit se manifiestan. Los j¨®venes hacen pompas de jab¨®n gigantes y equilibrios con platos y palillos. Otros corean lemas de protesta y muchos llevan la camiseta oficial de su movimiento, con el hashtag #castoutcaste impreso en la espalda, para ayudar a quien quiera saber m¨¢s sobre los motivos de su movilizaci¨®n.
Contra un ministro eterno
Hun Sen es el primer ministro m¨¢s longevo del sureste asi¨¢tico y el sexto del mundo: lleva en el poder desde 1985. El pa¨ªs que gobierna es Camboya, y camboyanos exiliados en Estados Unidos son los reunidos en la plaza Dag Hammarskjold, cercana a la sede de la ONU, para pedir su dimisi¨®n, pues le tachan de corrupto y de cometer abusos contra la poblaci¨®n civil. "Hay mucha pobreza [alrededor de la mitad de los hogares vive con menos de un d¨®lar al d¨ªa] y el primer ministro es muy rico, se queda con las tierras de otros", critica Sahoeun, una mujer de 61 a?os que emigr¨® con su marido cuando ten¨ªa 31.
El Gobierno de Hun Sen no se ha visto exento de pol¨¦mica durante las ¨²ltimas d¨¦cadas. Ha gobernado con mano de hierro, y no ha dudado en servirse de la violencia y la represi¨®n para mantenerse en el poder, seg¨²n denuncian organismos de defensa de derechos humanos, como Human Rights Watch, entre otros. En los a?os 2007-2008 vendi¨® tierras de su pa¨ªs a inversores extranjeros por precios irrisorios, expulsando a miles de camboyanos de sus hogares. Tambi¨¦n se le ha relacionado con una trama corrupta relacionada con la venta de petr¨®leo. Seg¨²n el informe de Global Witness, permiti¨® a inversores privados explotar sus recursos a cambio de dinero.
"Hun Sen es un asesino y un dictador, y los camboyanos sufren", sentencia Sahoeun.A su lado, dos hombres asienten con la cabeza. Ella, junto a un centenar de personas entre los que destacan varios monjes budistas de t¨²nicas color azafr¨¢n, corean alegatos en contra del mandatario, que en esos momentos se encuentra reunido con el resto de l¨ªderes pol¨ªticos en la sede de las Naciones Unidas, a tan solo unos cientos de metros de sus detractores. Entre las pancartas se reconocen con facilidad las ense?as del partido de Sam Rainsy, el principal opositor al poder.
L¨ªbano quiere sacar la basura
El movimiento liban¨¦s "#YouStink" (#T¨²Apestas), que surgi¨® para protestar contra el c¨²mulo de desechos amontonados en las calles de L¨ªbano, ha convocado a varios j¨®venes en Nueva York? para alzar la voz contra el Gobierno interino que dirige desde hace un a?o y medio el pa¨ªs mediterr¨¢neo. Con fuerte calado entre los estudiantes y los expatriados, el movimiento se ha expandido rapid¨ªsimo por las redes sociales y ha conseguido organizar manifestaciones por todo el mundo.
Las protestas comenzaron el pasado mes de julio, cuando el principal vertedero del pa¨ªs desbord¨® su capacidad y tuvo que cerrar. Los manifestantes tomaron las calles durante los d¨ªas m¨¢s calientes del a?o, cuando se calculaba que hab¨ªa m¨¢s de 20.000 toneladas de basura sin recoger. Es la primera vez que L¨ªbano vive unas jornadas encabezadas por j¨®venes portando banderas nacionales y coreando el himno del pa¨ªs. Entre los descontentos de Nueva York no hab¨ªa ni rastro de emblemas de los partidos pol¨ªticos tradicionales.
Inundaci¨®n amarilla
Concentraci¨®n a favor de los perseguidos por practicar #falungong en Chinaz Manhattan ahora #ods pic.twitter.com/vLRc4TGhlg
— Lola Hierro (@Lola_Hierro) September 26, 2015
De amarillo chill¨®n iban vestidos y, as¨ª, era imposible no verlos. Ha sido uno de los grupos m¨¢s numerosos que se manifest¨® durante la Cumbre, pero su protesta no se grita, ni se corea, ni se canta. Ellos sujetan pancartas en silencio, adoptan posturas de meditaci¨®n y permanecen quietos, callados, en peque?os grupos de 10 a 40 personas, por varias esquinas de Manhattan. Son los seguidores del movimiento espiritual Falun Gong, que acusan al Gobierno de su pa¨ªs, China, de perseguirlos, arrestarlos, vender sus ¨®rganos y asesinarlos. Hablan de genocidio.
Scott, de 22 a?os, tiene nombre y pasaporte estadounidense pero sus or¨ªgenes est¨¢n en China, como la de miles de compatriotas que huyeron de las represalias. "La mayor¨ªa vivimos en la costa Este del pa¨ªs, hemos venido para reivindicar protecci¨®n ante la ONU con ocasi¨®n de la celebraci¨®n de la Asamblea", dice el joven. Falung Gong, que naci¨® en 1992, tiene cien millones de seguidores en todo el mundo, el doble que el Partido Comunista Chino. Sus detractores consideran que son una secta, pero ellos defienden que practican una disciplina budista basada en los principios de verdad y compasi¨®n, y la sanaci¨®n de la mente, el cuerpo y el esp¨ªritu. Principios que no son compartidos por el r¨¦gimen comunista chino y que, a su juicio, son el origen de la persecuci¨®n que sufren. "Nos persiguen porque nos consideran una amenaza, porque pensamos por nosotros mismos, pero no somos un partido pol¨ªtico, solo meditamos", asegura Scott.
Y m¨¢s quejas a China
La comunidad china de Nueva York ha sido de las m¨¢s activas en alzar la voz contra su Gobierno. A pesar de la fuerte presencia policial, centenares de personas se han concentrado todos los d¨ªas en los aleda?os de la ONU o frente al hotel de la delegaci¨®n china para pedir al presidente Xi Jinping que se re¨²na con ellas y escuche sus propuestas. El ¨¢rea metropolitana de Nueva York concentra la mayor poblaci¨®n de origen chino fuera de Asia, con m¨¢s de 800.000 individuos. Conflictos sociales, laborales, e incluso problemas dom¨¦sticos salpicaban las reivindicaciones de nos asi¨¢tico-americanos.
Tailandia apoya y critica
La libertad de expresi¨®n y de prensa en Tailandia est¨¢n en entredicho desde el golpe de Estado militar de mayo de 2014, que puso al frente del ejecutivo al general Prayut Chan-o-cha. Partidarios y detractores del nuevo Gobierno se encontraron, sin incidentes, en las inmediaciones de Naciones Unidas, donde desplegaron sus pancartas durante la visita del primer ministro.?Quienes estaban a favor mostraban mensajes de apoyo en el que agradec¨ªan a Prayut haber limpiado de basura Tailandia, en referencia a la corrupci¨®n.
No muy lejos, otras voces clamaban en contra el Gobierno y ped¨ªa libertad de expresi¨®n, entre otros derechos. Tras el golpe de Estado se ha producido el mayor ¨¦xodo de intelectuales liberales de la historia reciente de Tailandia, sostiene la ONG Human Rights Watch. Desde entonces, cientos de personas han sido detenidas arbitrariamente, incluidos acad¨¦micos, periodistas e intelectuales. Se han documentado amenazas de muerte, palizas o simulacros de ejecuci¨®n de algunos detenidos y m¨¢s de una docena de canales de televisi¨®n favorables al golpe han sido cerradas, seg¨²n la organizaci¨®n.
Igualdad y respeto para la comunidad LGTB
A pesar de que las agencias de la ONU hayan insistido a los gobiernos en que deroguen las leyes discriminatorias hacia los homosexuales, algunos pa¨ªses, principalmente del mundo ¨¢rabe, se han opuesto a que en los Objetivos de Desarrollo Sostenible se hiciera ninguna menci¨®n al colectivo LGBTI. Varios jefes de Estado, como el presidente de Zimbaue, Robert Mugabe, se han manifestado en contra de la igualdad de derechos para las personas lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales.
"No somos gays", espet¨® Mugabe en mitad de su discurso ante la Asamblea General. "Rechazamos los intentos de imponer nuevos derechos contrarios a nuestros valores, normas, tradiciones y creencias", dijo Mugabe. El ministro de asuntos exteriores de Arabia Saudi, Adel Al-Jubeir, se expres¨® en la misma l¨ªnea. Los derechos de los homosexuales "son contrarios a la ley isl¨¢mica", advirti¨®. Desde el Vaticano tambi¨¦n se lanz¨® un comunicado en el que se se?alan ciertos t¨¦rminos como "salud sexual y reproductiva", "contraconcepci¨®n", "planificaci¨®n familiar", "educaci¨®n sexual" y "g¨¦nero", que despiertan reservas en la Santa Sede.
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