Consejos para impuntuales
Siempre tienen una excusa, pero desesperan a quienes los sufren. Organizarse es la primera regla para respetar el tiempo de los dem¨¢s
A las personas nos saca de quicio esperar. Solemos ser poco ben¨¦volos con los impuntuales. M¨¢s por la sensaci¨®n de p¨¦rdida de tiempo que porque el otro llegue tarde. Tambi¨¦n existen quienes siempre llegan en punto, a veces en exceso. La puntualidad no es un rasgo de la personalidad, sino un buen h¨¢bito que forma parte del orden. Es una filosof¨ªa de vida. La idea de que ¡°por m¨¢s que me organizo, no consigo ser puntual¡± es falsa. Todos los que deseen llegar a su hora pueden conseguirlo.
Las personas impuntuales achacan su tardanza a excusas como un exceso de compromisos, una agenda ca¨®tica, no saber organizarse¡ Todo esto es cierto, pero tambi¨¦n puede influir la falta de motivaci¨®n, tener la autoestima baja (para qu¨¦ llegar en punto si consideran su aportaci¨®n poco interesante) o incluso desaprobaci¨®n y provocaci¨®n hacia quien convoca.
La mayor¨ªa de las personas impuntuales suelen apuntillar que por m¨¢s que lo intentan, no consiguen llegar a tiempo. Pero suelen referirse a los pasos que dan cuando cierran la puerta de casa o de la oficina. Entonces es cuando les entra la prisa, caminan corriendo, se estresan¡, y piensan que eso es hacer todo lo posible. Incluso buscan reafirmarse en otras personas preguntando: ¡°?A que s¨ª hemos corrido?¡±. S¨ª, han corrido, pero cuando ya no ten¨ªa soluci¨®n. La puntualidad se inicia con la planificaci¨®n, no con los metros finales antes de la cita.
Las personas que llegan tarde sufren consecuencias negativas. Una de ellas es la p¨¦rdida de credibilidad. Cuando alguien se retrasa una vez, todos solemos ser emp¨¢ticos con el tropiezo, pero cuando se retrasa de forma ?reiterada, la consecuencia es que sus excusas no son cre¨ªbles, y sus promesas de cambio para la siguiente ocasi¨®n, tampoco.
Llegar tarde proyecta una imagen negativa del tard¨®n. La impuntualidad es sin¨®nimo de desorganizaci¨®n, de no tener palabra, de ser poco profesional. Nadie quiere hacer tratos con una persona irresponsable que llega tarde a sus compromisos.
La impuntualidad es un motivo de estr¨¦s para quien llega tarde y para quien espera. Retrasarse en una cita condiciona el encuentro, porque el enfado que genera en el que espera no desaparece en el instante en el que llega la persona, sino que suele perdurar, y lo que deber¨ªa ser un encuentro efectivo o divertido se convierte en otra cosa.
Llegar tarde es el inicio del bucle.
Llegar tarde es el inicio del bucle. Los impuntuales terminan por desorganizar su agenda, su tiempo y el de sus acompa?antes. Esa es una de sus peores consecuencias: el efecto arrastre. Dado que todos cuentan con que alguien llegar¨¢ tarde, terminar¨¢n por hacer lo mismo. Empezar¨¢n a retrasar su incorporaci¨®n al trabajo, a la reuni¨®n o a la cena. La impuntualidad es contagiosa.
?C¨®mo actuar con las personas que tienen este defecto? Depender¨¢ de cada uno. Lo primero es decirles que le molesta esperar y pedirles que, por favor, avisen si van a retrasarse. Con el tel¨¦fono m¨®vil, todo el mundo puede hacer una llamada o mandar un mensaje y ser considerado con quien espera.
Si se trata de un impuntual redomado, no refuerce su comportamiento esper¨¢ndole. No retrase la reuni¨®n, ni la clase, ni siquiera la cena. Si lo hace, solo conseguir¨¢ que el impuntual siga si¨¦ndolo y que los que s¨ª han sido educados y han llegado a su hora sientan que se les falta al respeto. Estos son 10 consejos para trabajar su impuntualidad.
1. Detecte en qu¨¦ pierde tiempo y lim¨ªtelo. Escriba en su agenda cu¨¢nto tarda en realizar cada actividad y cuadre lo que tiene planeado para que pueda llegar a todo. Tener una hora de inicio y otra de finalizaci¨®n tambi¨¦n agilizar¨¢ su mente. Saber a qu¨¦ hora acaba permitir¨¢ divagar menos y centrarse en el tema. No se vuelva a liar, cumpla con los horarios.
2. Organice sus cosas. Muchas personas impuntuales llegan tarde por falta de organizaci¨®n. Al salir de casa les falta el m¨®vil, no encuentran las llaves, no saben d¨®nde dejaron la agenda y un largo etc¨¦tera. Tenga un lugar claro en el que colocar lo que necesita a la hora de salir o calcule previamente cinco minutos m¨¢s para la puesta a punto antes de la salida.
3. Cuente con un margen de error. No establezca los tiempos como si no existiera el tr¨¢fico o pensando en una reuni¨®n perfecta. Deje siempre un margen de 15 minutos. Si al final no hay ning¨²n imprevisto y llega antes, aproveche para revisar la agenda, poner ideas en orden, o lleve un libro y lea. Es preferible aparecer 10 minutos antes que 10 minutos retrasado.
4. No postergue el momento de levantarse cuando suene la alarma. Uno de los mayores placeres para muchas personas es apagar el despertador y seguir durmiendo cinco minutos m¨¢s. Si a usted le gusta demorarse, d¨¦jelo para el fin de semana, pero no para los d¨ªas en los que otras personas dependen de su presencia. Ponga el despertador lejos de la cama, de tal forma que manejarlo le obligue a salir de su sitio c¨®modo. Y no vuelva atr¨¢s. Inicie su rutina. Pase directo al ba?o, s¨ªrvase el caf¨¦ y p¨®ngase las pilas.
5. Calcule el tiempo que le lleva cada tarea de forma objetiva. No valore lo que le gustar¨ªa tardar, sino lo que realmente invierte. ?Cu¨¢nto tiempo emplea en elegir la ropa, en desayunar, en maquillarse? ?Cu¨¢nto tarda el trayecto de su transporte, su paseo hasta la estaci¨®n o la parada de autob¨²s, hacer cola, sacar el billete, bajar la escalera que le lleva al and¨¦n? Son muchas las personas que dicen que su tren o autob¨²s tarda 10 minutos y salen de casa con los segundos justos pensando que se teletransportan hasta all¨ª y que, por supuesto, su medio de viaje les estar¨¢ esperando a su llegada. Ni siquiera cuentan con los dos o tres minutos entre un tren y el siguiente. Si a ese c¨¢lculo irracional le a?adimos el de comer, desayunar, las llamadas, reuniones, contestar correos¡, resulta que al final del d¨ªa hemos dejado de contar por lo menos con un margen de dos horas.
6. Lleve reloj y cons¨²ltelo. El m¨®vil ha sustituido al reloj de mu?eca, pero es m¨¢s f¨¢cil mirar la hora en este que sacar el tel¨¦fono del bolsillo o del bolso.
7. Obl¨ªguese a llegar 10 minutos antes a cualquier cita. Por lo menos hasta que aprenda a gestionar su tiempo. Cuando haya conseguido este logro, se puede proponer llegar cinco minutos antes, y posteriormente, dos minutos antes. As¨ª no fallar¨¢ nunca. Es preferible que espere usted a que tengan que esperarle los dem¨¢s.
8. Planifique la agenda con racionalidad. Si satura su agenda con muchas actividades y tiempos imposibles de cumplir, es normal que siempre llegue pasada la hora. Escriba en ella lo que es viable, con los horarios que emplear¨¢ para conseguirlo. Y al margen, en el mismo d¨ªa, anote otros temas pendientes que no sean ni urgentes ni importantes y que, de sobrarle tiempo, pueda atender.
9. Si es olvidadizo, p¨®ngase alarmas o an¨®tese las cosas en su agenda. La memoria de trabajo, tambi¨¦n conocida como memoria a corto plazo, da para lo que da. Si abusa de su capacidad de recuerdo, olvidar¨¢ temas que tendr¨¢ que atender fuera de horario y le desorganizar¨¢n lo que ten¨ªa en ese momento.
10. Aprenda a decir no. Las personas muy sol¨ªcitas y serviciales suelen tener problemas para decir que no a las peticiones y favores de otros. Reh¨²yen el conflicto y valoran tanto su colaboraci¨®n y ayuda que terminan por sobrecargarse. Tener compromisos de m¨¢s enlentece y retrasa su agenda. La persona que le pide un favor cuenta con que no se lo pueda hacer. Cumpla primero con sus compromisos, salvo excepciones, y luego, si usted lo decide, dedique el tiempo que le sobre a atender a los dem¨¢s o a atenderse a usted mismo. Tiene derecho a gestionar su tiempo libre como le plazca.
La impuntualidad habla mal de usted. No es buena compa?era ni en su profesi¨®n ni en su vida personal. Tome nota.
elpaissemanal@elpais.com
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Jos¨¦ Miguel Bol¨ªvar?(Conecta)
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Frases
"El que espera desespera"
Refranero
"Nunca hubiese podido hacer todo lo que he hecho sin los h¨¢bitos de puntualidad, orden y diligencia, sin la determinaci¨®n de concentrarme en una tarea al mismo tiempo"
Charles Dickens
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