La pol¨ªtica de las l¨¢grimas y cientos de pares de zapatos
El en¨¦simo cambio de bando de una diputada es seguido como un culebr¨®n en Argentina
La pol¨ªtica argentina tiene una gran parte de espect¨¢culo. Para los candidatos es mucho m¨¢s importante quedar bien en un programa de baile que cualquier mitin. Por eso, las traiciones en el ¨²ltimo minuto, habituales en la pol¨ªtica y en especial en el peronismo, son seguidas por el p¨²blico casi como una telenovela. La ¨²ltima ha tenido un gran impacto. La diputada M¨®nica L¨®pez ha decidido dejar a Sergio Massa, peronista disidente, para irse con Daniel Scioli, oficialista, a solo tres semanas de las elecciones. Una traici¨®n muy medida con otros 50 dirigentes. Pero ese esc¨¢ndalo, seguido por los argentinos con la tranquilidad de quien ya lo ha visto mil veces, sirvi¨® para delatar un perfil sorprendente para una pol¨ªtica y sindicalista.
L¨®pez es la esposa del l¨ªder del sindicato petrolero, Alberto Roberti, diputado y jefe del grupo de los massistas en el Congreso. Ambos, como es frecuente en la pol¨ªtica y el sindicalismo argentino, son muy ricos. Hace unos meses abrieron su mansi¨®n de fin de semana en un lujoso barrio cerrado a la revista de famoseo Caras. Posaron en la piscina y en la cocina. L¨®pez mostr¨® su impresionante vestidor. La diputada confes¨® que tiene 240 pares de zapatos, a¨²n lejos del millar de Imelda Marcos. A?adi¨® que su vestidor es tan grande que lo ha dividido en tres calles con nombres nada casuales: Juan Domingo Per¨®n, Eva Per¨®n y Alberto Roberti. Las cr¨ªticas fueron feroces. Scioli compareci¨® con ella feliz porque al fin ¡°los peronistas est¨¢n tomando conciencia¡±, pero la diputada acus¨® el golpe y acudi¨® a la televisi¨®n donde llor¨® amargamente por las cr¨ªticas. ¡°A veces pasa que se interpreta la traici¨®n como si fuera desmembrar a alguien, y yo no desmembr¨¦ a nadie, yo no mat¨¦ a nadie¡±, se defend¨ªa entre l¨¢grimas.
L¨®pez tuvo que borrar decenas de tuits en los que, hasta que abraz¨® la nueva fe, se dedicaba a criticar a su actual l¨ªder y a ¡°se?alar el desastre y abandono que es el gobierno de Scioli¡±. Lleg¨® a denunciarlo penalmente. ¡°Me equivoqu¨¦¡±, confesaba arrepentida. Lo que a¨²n no se conoce es el precio de su traici¨®n, pero es casi seguro que para ella valdr¨¢ la pena.
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