Menos es m¨¢s
Una regla establece que el 20% de nuestros esfuerzos es responsable del 80% de lo que conseguimos. La clave est¨¢ en identificar ese 20% cr¨ªtico
En el libro Alicia en el pa¨ªs de las maravillas, la protagonista le pregunta al Gato: ¡°?Podr¨ªas decirme, por favor, qu¨¦ camino debo seguir para salir de aqu¨ª?¡±, y el Gato le contesta: ¡°Eso depende en gran medida del sitio al que quieras llegar¡±. ¡°No me importa mucho el sitio¡¡±, replica Alicia. ¡°Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes¡±, responde el Gato. En un mundo en el que hay ilimitadas posibilidades, si no se tienen prioridades, lo f¨¢cil es perderse.
M¨¢s no siempre es mejor, puede ser menos. Y menos puede ser m¨¢s. Para llegar a m¨¢s partiendo de menos hay tres caminos para centrarse en las prioridades: simplificar la vida, decir ¡°no¡± muchas veces y priorizar la agenda de tareas. Veamos cada uno de ellos.
Si dices s¨ª cuando en realidad quieres decir no, te est¨¢s diciendo no a ti mismo
An¨®nimo
Menos es m¨¢s se ha convertido en un mantra. En arquitectura lo llamaron minimalismo, una corriente caracterizada por la simplicidad de formas y l¨ªneas, utilizaci¨®n de colores puros, materiales naturales y la preferencia del espacio antes que la acumulaci¨®n. En decoraci¨®n, menos objetos y muebles es m¨¢s espacio disponible para las personas que habitan la casa. En la agenda, menos tareas irrelevantes es m¨¢s energ¨ªa y tiempo para los asuntos relevantes, significa m¨¢s eficacia¡ En el feng shui, para recibir algo nuevo en la vida, antes hay que dejarle espacio, tanto f¨ªsica como psicol¨®gicamente.
Aun as¨ª, la facilidad de complicarlo todo es un viejo h¨¢bito humano.
Una de las primeras decisiones que tom¨® Steve Jobs cuando volvi¨® a dirigir Apple fue reducir los productos de la compa?¨ªa de unos trescientos a una docena, y en esa simplificaci¨®n se bas¨® el relanzamiento de la compa?¨ªa: pocos art¨ªculos, pero todos excelentes. De hecho, ¨¦l mismo se felicitaba por haber pronunciado m¨¢s veces la palabra ¡°no¡± que ¡°s¨ª¡± en sus decisiones. Sab¨ªa muy bien que no se trataba de la cantidad de cosas que pod¨ªa hacer su empresa, sino de la calidad con que las har¨ªa.
Preguntas
¡°Cualquiera que sue?e con una vida que se salga de lo com¨²n acaba por descubrir que no tiene otra opci¨®n que buscar una manera poco com¨²n de vivirla. ?Qu¨¦ es lo ¨²nico que puedo hacer gracias a lo cual todo lo dem¨¢s me resulte m¨¢s f¨¢cil o innecesario? Esta pregunta esencial no solo puede llevarte a responder a la visi¨®n de conjunto (?ad¨®nde voy?, ?qu¨¦ meta deber¨ªa marcarme?), sino tambi¨¦n a objetivos puntuales m¨¢s peque?os (?qu¨¦ he de hacer ahora mismo para ponerme en el buen camino a fin de entender la visi¨®n de conjunto?, ?d¨®nde est¨¢ el centro de la diana?). No solo te dice cu¨¢l deber¨ªa ser tu cesta, sino que supone el primer paso para conseguirla. Te muestra lo grande que puede ser tu vida, pero tambi¨¦n hasta qu¨¦ punto debes simplificar para alcanzarla¡±.
Lo ?nico, Gary Keller y Jay Papasan
El economista Vilfredo Pareto estableci¨® la regla del 80/20 que afirma que el 80% de nuestros esfuerzos consigue solo el 20% de nuestros resultados; y, por tanto, el 20% de nuestros esfuerzos es responsable del 80% de lo que conseguimos. ?Entonces por qu¨¦ no concentrarse en ese 20% y prescindir del resto? Porque primero hay que identificar ese 20% cr¨ªtico responsable de casi todo. Sencillo, pero dif¨ªcil. Aunque una vez reconocido, la vida y el trabajo se simplifican en gran manera.
Es f¨¢cil darse cuenta de que muchas personas tienen expectativas sobre nosotros, como si cada una de ellas reclamara el extra?o derecho de apropiarse de un trozo de nuestra vida. Los padres, los amigos, los hijos, los jefes y compa?eros, la comunidad¡ Aprender a decir no a semejante alud de exigencias es un asunto urgente y de supervivencia.
Sabemos que cuesta decir no a otras personas, pero cuesta m¨¢s vivir el resto de la vida con ese s¨ª que en realidad quer¨ªa ser una negativa. Ese s¨ª supone una negaci¨®n a uno mismo, y una vez se pierde el autorrespeto, se repite el mismo comportamiento destructivo. En alg¨²n momento hemos mal aprendido que decir no resulta poco educado o que es se?al de ego¨ªsmo. Por alguna raz¨®n creemos que al negarnos somos malos y al aceptar cualquier cosa que nos pidan somos buenos.
Solo avanzan en este mundo aquellos que se centran en una cosa cada vez
Og Mandino
Pero tal vez si nos entrenaran en la honestidad, y no en el deseo de agradar, ser¨ªamos m¨¢s felices. No pasa nada por decir ¡°no¡± de vez en cuando. Mejor dicho, s¨ª ocurre: se toma el control de la propia vida. Como estamos entrenados desde ni?os a ser complacientes, pero no sinceros, un buen m¨¦todo para acelerar el aprendizaje es declarar ¡°el d¨ªa del no¡± y negarnos por sistema a todas las peticiones en las que no creamos durante esa jornada. Ya sean tareas, pedidos, invitaciones, favores, distracciones¡
Sabemos que las personas de ¨¦xito saben decir no y saben poner l¨ªmites a las exigencias de los dem¨¢s. Hacen v¨¢lido el viejo dicho de ¡°Contra el vicio de pedir, la virtud de no dar¡±. No lo hacen desde el ego¨ªsmo, sino desde la autenticidad y honestidad que les otorga el sagrado derecho a elegir. Y saben que cuando dicen no a lo malo, a lo regular, incluso a lo bueno, est¨¢n prepar¨¢ndose y haciendo espacio en sus vidas para decir s¨ª a lo extraordinario.
?C¨®mo negarse a lo que no cuadra con uno? Basta con tener claras las cosas que queremos evitar, los l¨ªmites, y darles luz roja, mostrarles la puerta de salida de nuestra vida. En la pr¨¢ctica, bastar¨¢ con llamar pol¨ªtica de la casa o principios a todo aquello que haya ca¨ªdo en esa lista negra. Y cuando nos pidan algo a lo que deseamos negarnos, bastar¨¢ aludir a la pol¨ªtica de la casa como argumento. Ya no es uno quien se niega, sino que se lo impiden sus propias normas de funcionamiento.
Para saber m¨¢s
Libros
El derecho a decir no,?de Walter Riso
Cuaderno pr¨¢ctico para ir a lo esencial y simplificar la vida, de Marie-H¨¦l¨¨ne Laugier (Cuadernos de Ejercicios)
Y para ayudar a llevarlo a la pr¨¢ctica resulta bueno ofrecer una alternativa (cuando la haya) a esas negativas sobre pedidos que no encajen con los valores, agenda, objetivos y prioridades. Pero nunca como una compensaci¨®n, sino como un acto de generosidad. Ayuda mucho a?adir la palabra ¡°gracias¡± y comprobar que suena de maravilla ¡°no, gracias¡±.
Hay muchas t¨¦cnicas para aprender a decir no desde la asertividad sin sentirse culpable, pero hay que entrenarse con la que nos sintamos mejor o cuadre en la situaci¨®n.
Para revelar qu¨¦ cuenta y qu¨¦ no cuenta tanto, es cuesti¨®n de hacerse buenas preguntas (?es esto¡ / lo que m¨¢s quiero / importante /necesito / y que cambiar¨¢ mi vida?) y decidir en base a los valores personales. Y si esto no es lo que quiero / necesito / importante¡, entonces ?qu¨¦ lo es? Hay otra buena pregunta que hacerse: ?qu¨¦ es lo ¨²nico que se debe hacer, gracias a lo cual todo lo dem¨¢s resulta m¨¢s f¨¢cil o innecesario?
Los valores son la br¨²jula y las preguntas son el mapa hacia una vida m¨¢s lograda. No importa la cantidad de cosas que hacemos o conseguimos, sino la calidad. Por ejemplo, en nuestra agenda, poner m¨¢s de tres tareas o acciones diarias puede ser muy contraproducente. Mejor elegir las tres acciones de mayor importancia y que crear¨¢n cambios consistentes y no trabajar en nada m¨¢s hasta que se hayan completado.
Lo prioritario es m¨¢s sencillo de abordar si se divide en pasos. La mayor¨ªa de las veces no afrontamos lo importante porque nos sobrepasa su ejecuci¨®n, parece demasiado o no sabemos ni por d¨®nde empezar. Pero todos sabemos dar un solo paso. Desglosar lo prioritario en peque?os pasos es el modo de digerirlo.
S¨¦ como un sello de correos: p¨¦gate a una cosa hasta que llegues a tu destino
Josh Billings
Si se acomete primero lo m¨¢s complejo de la lista, probablemente se consigue la tarea de mayor retorno. Empezar por lo m¨¢s dif¨ªcil, no por lo m¨¢s sencillo, es positivo. Una vez se ha subido a la colina m¨¢s alta, se tiene m¨¢s perspectiva global y el orgullo de haber dado un paso definitivo para el que ya no hay vuelta atr¨¢s. Aparecer¨¢n distracciones, obst¨¢culos, retrasos¡, pero nada de eso deber¨ªa importar demasiado, la simple consecuci¨®n de peque?os logros es muy motivadora para dar los pasos que hacen falta. La sensaci¨®n de estar avanzando, al margen de la velocidad, es suficientemente gratificante como para arrinconar las tentaciones de procrastinar o abandonar.
Tanto en el trabajo como en la vida encontramos personas muy aceleradas a las que si les preguntas ¡°?a d¨®nde vas?¡±, te responder¨¢n algo as¨ª como: ¡°Te lo dir¨¦ cuando llegue¡± o ¡°Te cuento cuando tenga un respiro¡±. Corren mucho, pero la velocidad no es importante.
No es la velocidad, sino la direcci¨®n.
No es la cantidad, sino la calidad.
La agenda de tareas no miente: es un sembrado de ¨¦xito futuro o de fracasos. Si la agenda no se acopla a los valores personales, es seguro que se acaba viviendo la vida de otro y siguiendo sus valores, pero no los propios. Urge revisarla. ?Todo lo que anotamos en ella nos lleva a una vida m¨¢s plena y realizada? No deber¨ªa haber una coherencia entre lo que se es y lo que se hace, a menos que se est¨¦ dispuesto a pagar un elevado precio por semejante falta de integridad. Cada d¨ªa deber¨ªamos revisar la agenda y comprobar que cada tarea de la jornada est¨¢ acompasada con una vida con sentido.
elpaissemanal@elpais.es
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