?Palabra de Dios?
"?Es todo trigo limpio?", se preguntaba Ca?izares de los refugiados, olvidando por un momento la proverbial caridad cristiana
El cardenal Ca?izares, arzobispo de Valencia, ha hablado, y por la importancia que los medios han concedido a sus palabras se sobreentiende que el peso de la Iglesia cat¨®lica sigue situ¨¢ndose mucho m¨¢s all¨¢ de lo que sus pastores predican en su espacio natural: el p¨²lpito de los templos. Ca?izares ha hablado de todo, nos ha hecho un repaso de lo que la Iglesia, si es que ¨¦l representa a toda la instituci¨®n, piensa de esto y de lo del m¨¢s all¨¢, del populismo, de la crisis de valores y de los refugiados. Ha dicho que la Iglesia no es una fuerza pol¨ªtica ni tiene poder, y ah¨ª, sin ¨¢nimo de ofender, no puedo estar m¨¢s en desacuerdo. Ni tan siquiera se trata de una opini¨®n m¨ªa, es que es radicalmente incierto: la Iglesia tiene poder y lo administra. Tiene poder un papa como Francisco, cuya extrema popularidad ha hecho que casi se haya impuesto su nombre de pila al cargo que ostenta, consiguiendo que haya hoy un Francisco con Obama, antes de ayer un Francisco con Ra¨²l Castro; ma?ana el Francisco de los pobres, pasado el de los gais; un lunes un Francisco neoyorquino y un martes uno filipino. Un Papa en suma tan omnipresente en la inmensidad del globo terr¨¢queo, que sospecho que hay funcionando hoy un centenar de Franciscos cl¨®nicos; hasta que un d¨ªa un periodista perspicaz caiga en la cuenta de que el Papa se encuentra de visita en varios pa¨ªses a la vez.
Dice el obispo Ca?izares que la Iglesia cat¨®lica no tiene el poder de un partido pol¨ªtico. Desde luego, tiene mucho m¨¢s. Ya quisiera cualquier l¨ªder pol¨ªtico gozar de una popularidad sin contratiempos y ser recibido aqu¨ª y all¨¢ como un h¨¦roe alzado por esa admiraci¨®n ciega que es la fe. Si hay algo que no puede proclamar la Iglesia es humildad. Su omnipresencia la desmiente y la constataci¨®n de que las palabras de sus l¨ªderes jam¨¢s caen en saco roto. Hace no tanto que Francisco perdon¨® a las mujeres que hubieran abortado, se apiad¨® de ellas. Esto me hizo recordar las palabras que sobre el aborto pronunci¨® la admirable Beatriz Sarlo, esa radical articulista argentina a la que ¡°los kirchneristas aman odiar¡±. Dec¨ªa Sarlo que ante el juicio moral de la Iglesia una mujer no tiene por qu¨¦ defenderse apelando a su biograf¨ªa, ¡°es que era tan joven, pasaba necesidades¡¡±. No, una mujer debe actuar seg¨²n su conciencia. Pero todav¨ªa hoy, tras a?os de aquel activismo de Sarlo a favor de la soberan¨ªa de la mujer en este y cualquier asunto, se puede leer en las redes de vez en cuando: ¡°Sarlo aborta por deporte¡±. De igual forma, no creo que todos los homosexuales deban sentirse agradecidos por el hecho de que a trav¨¦s del Pont¨ªfice la Iglesia haya cambiado de actitud hacia ellos. Entiendo que ese agradecimiento corresponde solo a los gais cat¨®licos para los que resulta fundamental la aprobaci¨®n de su l¨ªder. En fin, que para no tener poder pol¨ªtico es realmente admirable el trabajo de marketing que prestan los medios a sus mandamientos.
Esta semana, de manera excepcional, no fuimos las mujeres y los gais los protagonistas de las declaraciones de un representante de la Iglesia. Las palabras del arzobispo de Valencia se centraron en la ¡°invasi¨®n¡± de refugiados e inmigrantes de la que est¨¢ siendo v¨ªctima nuestra Europa. ¡°?Es todo trigo limpio?¡±, se preguntaba Ca?izares, olvidando por un momento la proverbial caridad cristiana. A esta pregunta, que hiela la sangre, habr¨ªa que contestarle que, obviamente, no, no es todo trigo limpio en ning¨²n grupo de seres humanos. Por tanto, no hay orgullo que valga en esta raza imperfecta a la que pertenecemos. No es trigo limpio todo cristiano viejo, ni todo espa?ol de varias generaciones, no fueron trigo limpio muchos de los alemanes de la vieja Europa, ni fue trigo limpio el Vaticano durante el nazismo; no es trigo limpio, como se viene demostrando, un sector indecente de la clase pol¨ªtica; no fueron trigo limpio quienes encargados de administrar la prosperidad de nuestro pa¨ªs lo arruinaron en los ¨²ltimos a?os no sin antes llevarse una pasta m¨¢s all¨¢ de sus fronteras; no han sido trigo limpio, como bien ha reconocido el Papa, algunos abusadores de ni?os de la Iglesia Cat¨®lica. De momento, nuestro pa¨ªs no ha sido invadido. No hay estad¨ªstica que avale semejante miedo. Y en cuanto a que la entrada de inmigrantes y refugiados pueda convertirse en el Caballo de Troya que amenace Europa habr¨ªa que recordar que los atentados islamistas sufridos por nuestro continente fueron perpetrados por ciudadanos que ya viv¨ªan en nuestros pa¨ªses y que las Torres Gemelas fueron derribadas por unos t¨ªos que doblegaron a la tripulaci¨®n con cuchillos del servicio de comidas. Nada hay m¨¢s f¨¢cil que provocar una matanza. Incluso un ni?o con una bomba en el vientre puede hacerlo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.