Sitges 2015: resaca de cine fant¨¢stico

Estoy viendo una pel¨ªcula sobre una chica que se enamora de una televisi¨®n antropom¨®rfica. S¨ª, claro: la pel¨ªcula es japonesa. Se llama Haruko¡¯s Paranormal Laboratory y la persona sentada a mi lado reconoce a varios de los actores, con los que ha coincido en sus viajes a Jap¨®n. Es Carlos Vermut, con el que hora y media despu¨¦s estar¨¦ comiendo nachos en el paseo mar¨ªtimo, haciendo tiempo hasta que empiece Absolutely Anything. Absolutely Anything es la nueva pel¨ªcula de Terry Jones, director de La Vida de Brian y ex-Monty Python, con lo que la predisposici¨®n a mirarla con cari?o era un sentimiento com¨²n entre todos los que nos consideramos fans del grupo de humor brit¨¢nico. La pel¨ªcula, lamentablemente, no har¨ªa re¨ªr ni a un ni?o del tardofranquismo. Que una historia donde sale un perro que habla no te haga re¨ªr es descorazonador.

Aunque no consigo ticket para la gala inaugural, donde proyectan La Bruja, s¨ª que logro acceder a la fiesta posterior a la proyecci¨®n. Para acceder a esta recepci¨®n inaugural es necesaria una invitaci¨®n, pero la gente que sabe de su existencia y no est¨¢ en lista intenta entrar, a?o tras a?o, mediante p¨¦rtiga si hace falta. ?La raz¨®n? Son dos, realmente: catering y barra libre. El recinto portuario donde se celebra est¨¢ m¨¢s masificado que cualquier otro a?o, con lo que las primeras colas para conseguir comida -jam¨®n, pasta, fideu¨¢, empanadas- son tan kilom¨¦tricas que la mejor opci¨®n es ir directamente a cualquier stand en el que sirvan bebida. El ambiente de la fiesta, comparado con el del resto de d¨ªas, es absolutamente irreal: pol¨ªticos, propietarios de yates, y productores de pel¨ªculas espa?olas que nunca llegar¨¢n a estrenarse se dan cita, por primera y ¨²ltima vez ese a?o, en el Port Aiguadol? de Sitges. El ba?o de gintonics, claro, no es un privilegio: es simple y llanamente necesario.

Arcadas a primera hora con Knock Knock. La ¨²ltima pel¨ªcula de Eli Roth, escrita al alim¨®n con el chileno Nicol¨¢s L¨®pez, narra la historia de acoso y derribo a Keanu Reeves por parte de dos adolescentes que se cuelan en su casa. La pel¨ªcula es como Funny Games de Michael Haneke, pero en versi¨®n mediocre y nauseabundamente mis¨®gina. Por si fuera poco, la historia se cierra con Where is my mind de los Pixies, una canci¨®n ya inmortalizada en la gran pantalla por David Fincher con El Club de la Lucha. La ignominia, de todos modos, desapareci¨® por completo con Anomalisa, segundo trabajo como director del guionista de C¨®mo ser John Malkovich y ?Olv¨ªdate de m¨ª! Charlie Kaufman. La pel¨ªcula, realizada con animaci¨®n stop motion, alcanza una sinton¨ªa tan grande entre forma y fondo seg¨²n avanza que s¨®lo te puedes derretir en la butaca de pura admiraci¨®n. Aunque es una de esas historias de las que mejor no desvelar mucho, s¨ª es necesario poner lo siguiente sobre la mesa: el mal sabor de boca, causado por el trato que Knock Knock daba a Where is my mind, se esfum¨® con Anomalisa y su brillante forma de integrar, contamin¨¢ndola para siempre, el Girls just want to have fun de Cindy Lauper.

Sin un plan determinado para la noche del s¨¢bado, recuerdo que en mi bandeja de entrada tengo un flyer canjeable por un par de cocktails en Casa Bacardi, otro de los centros neur¨¢lgicos de la vida nocturna de Sitges, y al que acabaremos volviendo unos d¨ªas m¨¢s tarde. A partir de ah¨ª, la ruta es la siguiente: ron de ocho a?os mezclado con cava; sinful, un brebaje inspirado en la pel¨ªcula Seven; cama.

Saludo al d¨ªa con Entertainment. Esta pel¨ªcula, una cinta de posthumor oscurisima, sigue a un comediante en horas (m¨¢s que) bajas durante su gira por el desierto de California. Imaginad una idea original de Todd Solondz, a partir de la cu¨¢l Jim Jarmusch escriba un gui¨®n, y que ¨¦ste lo acabe dirigiendo Paul Thomas Anderson: el resultado, en tono y est¨¦tica, estar¨ªa muy cerca de Entertainment. Sorpresa m¨¢s que agradable, est¨¢ en las ant¨ªpodas de la otra propuesta por la que apost¨¦ ese d¨ªa: la infame Turbo Kid es un indigesto pastiche de referencias a videojuegos cl¨¢sicos, decorada con destellos gore que rompen el tono naif del conjunto.

Por suerte, hoy es una de las fiestas m¨¢s entra?ables de todo Sitges: el karaoke del local Nirvana. Sito tambi¨¦n en el puerto de Sitges, el Nirvana es ese bar que, cuando no hay ninguna fiesta programada, sirve de comod¨ªn a todo el mundo para salir cualquier noche durante el Festival. La del karaoke, sin embargo, es una de las citas clave para profesionales y p¨²blico avispado: el micr¨®fono es utilizado, de turno en turno, tanto por fans an¨®nimos del cine de terror (un grupo cerr¨® la noche destartalando Smells Like Teen Spirit) como por productores y miembros del jurado (Nicol¨¢s L¨®pez haciendo las veces de Bon Jovi con It¡¯s my life).

The Final Girls es puro Sitges: descacharrante y emotiva hasta las l¨¢grimas, este producto consigue, desde el minuto uno, la complicidad con el espectador, gracias a su mezcla de terror slasher y metacine. Homenaje nada velado a pel¨ªculas como Halloween o Viernes 13, esta historia de scream queens en pleno trasvase generacional vuelve a demostrar que el fant¨¢stico es la mejor plataforma para tratar temas -la sublimaci¨®n del duelo, en este caso- esenciales. La jornada matinal empieza y termina con voz femenina: a The Final Girls le sigue GTFO, sobrecogedor documental sobre el machismo que sufren las mujeres en el micromundo gamer.

El plan de esta noche es quedarnos en el cine hasta que el cuerpo aguante. Empezamos con El cad¨¢ver de Anna Fritz, producci¨®n espa?ola de bajo coste sobre necrofilia, que confirma a Alba Ribas como una de nuestras actrices m¨¢s prometedoras. La siguiente ser¨¢ Maggie, un drama en el que Arnold Schwarzenagger tendr¨¢ que lidiar con su hija zombie y, de paso, recordarnos por qu¨¦ dejamos de ver The Walking Dead. Por ¨²ltimo, damos por terminado el d¨ªa con Love, la excesiva pel¨ªcula er¨®tica del ya de por s¨ª excesivo Gaspar No¨¦. Despu¨¦s de m¨¢s de dos horas de lujuria en tres dimensiones -ali?ada con ayahuasca, opio, y poluciones a c¨¢mara-, tras el pase de Love el veredicto m¨¢s com¨²n en la puerta de salida era (sic) ¡°a m¨ª se me ha hecho larga¡±.

Pese a las opiniones en contra que ha ido generando estos d¨ªas, Tag de Sion Sono es maravillosamente chalada y radicalmente feminista, relegando -y c¨®mo- la presencia masculina de la pel¨ªcula a los ¨²ltimos diez minutos de metraje, pues durante los restantes no aparecen varones ni como extras. M¨¢s tarde, el mejor refugio para la lluvia acaba siendo The legend of Barney Thompson, una cinta de humor negro con acento brit¨¢nico que bien podr¨ªa haber firmada Guy Ritchie en sus primeros tiempos. Dejamos descansar las pesta?as tras el pase de I¡¯m a hero, adaptaci¨®n del manga hom¨®nimo que, lamentablemente, prescinde del nervio de su obra madre.

Hoy la noche pertenece a las chicas y chicos de ESCAC, la escuela de cine m¨¢s prestigiosa de Catalu?a. Han organizado una fiesta en La Caleta, un recinto al aire libre, con sof¨¢s de cuero blanco, y m¨²sica pr¨¢cticamente inaudible; un trocito de Ibiza en Sitges. No hay barra libre, pero algunos de los estudiantes tienen tickets que intercambian, sin dar respiro a los camareros, por combinados y cervezas. Nosotros -yo y algunos de mis amigos, que ahora son profesores en ESCAC- permanecemos at¨®nitos ante el estado et¨ªlico de estas esperanzas blancas del cine patrio. Uno de los profesores empieza a discutir con uno de sus futuros alumnos. El chaval zanja la pugna con un ¡°t¨² c¨¢llate, que llevas dos a?os de becario en Filmax¡±.

De haber sabido lo que Southbound nos ten¨ªa preparados, me hubiera saltado el caf¨¦. Esta cinta de terror cabalga entre un Vidas Cruzadas de Robert Altman y un cap¨ªtulo (o cinco, mejor dicho, pues es epis¨®dica) de La Dimensi¨®n Desconocida. Despu¨¦s del chasco que Elstree 1976, un sopor¨ªfero documental de talking heads sobre Star Wars, otra de las sorpresas agradables del d¨ªa fue Tangerine, la pel¨ªcula producida por los hermanos Duplass que volvi¨® loco a todo el mundo en Sundance. Rodada con un iPhone 5, la cinta recupera la sensibilidad de los primeros trabajos de Richard Linklater y Spike Lee, chocando de frente, adem¨¢s, con el mumblecore de nuevo cu?o. Nada que celebrar con la siguiente pel¨ªcula, una Cop Car con Kevin Bacon al frente que resulta simplemente correcta. La ¨²ltima de la jornada, Cemetery of Splendour, el ¨²ltimo trabajo de Apichtapong, caus¨® un efecto extra?¨ªsimo en la platea. En Sitges, cada vez que hay un asesinato esperp¨¦ntico en pantalla, el p¨²blico se deshace en aplausos. A falta de cabezas zombis explotando, el p¨²blico de Cemetery of Splendour vitoreaba con los planos de personajes defecando o pronunciando la palabra ¡°corrida¡±.

M¨¢s tarde volvemos a Casa Bacardi, donde se celebra una fiesta privada con Adriana Ugarte, ganadora este a?o del premio Bacardi Sitges al Esp¨ªritu Indomable. Lo de Apichtapong se ha alargado tanto que, cuando llegamos, apenas quedan canap¨¦s con lo que saltarnos la cena. Brownie; mojito; repetir. Est¨¢ pinchando Carlos Bayona, el hermano del director de Lo Imposible. Su sesi¨®n incluye de La Casa Azul a Osmani Garc¨ªa, y los asistentes -j¨®venes sacados de un cat¨¢logo de Zara- no bailan nada m¨¢s que las dos ¨²ltimas, antes de que todo termine, a las 00:00.

Schneider vs. Bax cumple con las expectativas que ten¨ªamos los que hace ya dos a?os disfrutamos con Borgman en este mismo Festival. La coreana Veteran, por el contrario, empieza como una comedia de acci¨®n alocada que, pasada su primera media hora, se torna incomprensiblemente seria. Enrag¨¦s, otra de las joyas ocultas de esta edici¨®n, sorprende a propios y extra?os con su puesta al d¨ªa de la obra de culto Chiens Enrag¨¦s de Mario Bava.

Sin tickets para los pases de la noche, optamos por acercarnos a Pacha Sitges, que durante el Festival tiene acceso libre para todo aquel que lleve una acreditaci¨®n colgada del cuello. ?Resultado? Pach¨¢ se llena de gente que en su vida ha pisado Pach¨¢. Es el local que cierra m¨¢s tarde, por lo que se puede encontrar m¨¢s decadencia y terror entre sus cuatro paredes que en ninguno de los maratones nocturnos.

Smoke and Mirrors, el documental sobre el creador de efectos especiales Tom Savini, es interesante por lo confesional que resulta: al estar realizado por un amigo cercano al maquillador, no s¨®lo nos descubre los entresijos de sus trabajos m¨¢s conocidos, sino que tambi¨¦n da voz y protagonismo, por ejemplo, a su mujer e hija. Salimos corriendo de la proyecci¨®n para llegar a The Pack, pel¨ªcula alemana con una familia asediada por una jaur¨ªa de perros rabiosos que, pese a su intento de hacer una alegor¨ªa al drama de los desahucios, acaba siendo profundamente aburrida. Nada que ver con High-Rise, la ¨²ltima cinta de Ben Wheatley y uno de sus mejores trabajos. Una puesta en escena apabullante, un desarrollo deliciosamente ca¨®tico, y un mensaje anticapitalista absolutamente di¨¢fano la convierten en elecci¨®n ideal para hacer un programa doble con Cosmopolis.

Ser¨ªa un crimen irse de Sitges sin pasar un marat¨®n nocturno, con lo que esa noche nos decidimos por Yakuza Apocalypse y As the Gods Will de Takashi Miike. Los dos ¨²ltimos trabajos del japon¨¦s quieren recuperar el aroma de sus primeras obras, pero ni su exceso, ni sus mil yakuzas por metro cuadrado, ni sus s¨¢lidas de tono habituales saben igual, lamentablemente, que las ostentadas por Ichi The Killer, Fudoh o Dead or Alive. El hecho de que los acompa?antes del propio Miike -nos sentamos en la misma fila de butacas- se durmieran al dar comienzo la primera cinta es, en este sentido, bastante revelador.

Esta ¨²ltima jornada de Festival, pues las proyecciones del ¨²ltimo domingo ser¨¢n simplemente un best of de todos estos d¨ªas, la dedicamos a ver Evolution, El Clan y Green Room, siendo esta ¨²ltima una de las propuestas m¨¢s interesantes del Festival. Del autor que nos trajo Blue Ruin nos llega este survival horror donde una banda de punk tendr¨¢ que enfrentarse a unos skinheads salvajes. Jeremy Saulnier, director de la pieza, no s¨®lo sabe de lo que est¨¢ hablando (las referencias musicales van de Minor Threat a Misfits, pasando por Dead Kennedys) sino que logra hacer la primera pel¨ªcula de cabezas rapadas que no resulta maniquea: el detonante de las agresiones, pese a tratarse de supremacistas blancos contra chavales que tocan hardcore, no tiene nada que ver con la distancia que separa a las dos tribus urbanas, algo francamente in¨¦dito. M¨¢s cerca de Asalto a la Comisar¨ªa del Distrito 13 que de Romper Stomper.

La mejor fiesta, como no pod¨ªa ser de otro modo, se celebra esta noche, y en ning¨²n caso es la oficial, que tiene lugar en Pacha. Se trata de la fiesta para los voluntarios de Sitges, que es lo m¨¢s parecido que yo haya visto nunca a la irish party que ten¨ªa lugar en las tripas del Titanic mientras los tripulantes adinerados estaban, ajenos a todo, en la parte de arriba. Una de las salas reservadas a la organizaci¨®n durante el Festival se convierte, por unas horas, en un descarte de Desmadre a la americana que hay que ver para creer: la gente pide los combinados de dos en dos, y no parece que los vayan a compartir con nadie. ?Barra libre otra vez? Barra libre otra vez.

La resaca, claro, acompa?ar¨¢ a muchos durante varios d¨ªas, pero lo esencial es que Anomalisa, The Final Girls o Tangerine, entre otras, lo har¨¢n toda la vida.