¡°Para mejorar la sociedad no podemos obviar lo negativo de nuestra biolog¨ªa¡±
El codirector del Instituto Max Planck de Antropolog¨ªa Evolutiva se?ala que rasgos como la desconfianza en los extranjeros son fruto de nuestra historia evolutiva
Desde que existimos, los humanos nos hemos sentido especiales. Durante milenios mantuvimos la ilusi¨®n de que ¨¦ramos el centro de la creaci¨®n, de que la Tierra se encontraba en el centro del universo, de que nuestra naturaleza no ten¨ªa nada que ver con el resto de los animales. Casi siempre, nos separamos incluso del resto de los de nuestra especie, llegando a inventar dioses omnipotentes que hab¨ªan elegido nuestro pueblo entre todos los de la Tierra. Los cient¨ªficos, sin embargo, aguaron la fiesta. Los astr¨®nomos nos colocaron en los suburbios de una galaxia entre millones y los bi¨®logos nos ense?aron lo mucho que nos parecemos a los otros animales.
El hecho es que, pese a la cura de humildad de los ¨²ltimos tiempos, los humanos somos unos animales diferentes, capaces de colonizar en pocos milenios todos los rincones del planeta y con un talento in¨¦dito en bichos de nuestro tama?o para crecer y multiplicarnos. Esta semana, en la Facultad de Psicolog¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid, se reunieron los principales investigadores del mundo sobre cognici¨®n y cultura en el contexto evolutivo. Puesto de una manera m¨¢s simple, cient¨ªficos que indagan sobre qu¨¦ nos hace humanos.
Nuestra capacidad para cooperar surgi¨® en peque?os grupos y por eso desconfiamos de los extra?os
Michael Tomasello (1950, Bartow, Florida, EE UU) es uno de estos investigadores. Codirector del Instituto Max Planck de Antropolog¨ªa Evolutiva en Leipzig, Alemania, ha trabajando con chimpanc¨¦s, nuestros parientes animales vivos m¨¢s cercanos, y beb¨¦s, en busca de algunos rasgos que hacen especiales a los sapiens y ha llegado a la conclusi¨®n de que es nuestra capacidad para cooperar y conectar nuestras mentes lo que nos separa de otros animales. Algo que, en ¨²ltimo t¨¦rmino, nos permite confiar en el valor de un dinero impreso en papel a miles de kil¨®metros de nuestra casa o compartir valores.
Pregunta. Dice que una de las particularidades que nos hace humanos es nuestra capacidad para cooperar poniendo juntas nuestras cabezas. ?Cu¨¢ndo sucedi¨® y por qu¨¦?
Respuesta. Nuestra hip¨®tesis es que, hace alrededor de medio mill¨®n de a?os, hubo una gran explosi¨®n de poblaciones de monos que les estaban robando la comida a los humanos. En esa situaci¨®n, tuvieron que encontrar otras formas de conseguir comida y acabaron colaborando para conseguir alimentos, como los ant¨ªlopes, fuera del alcance de los monos. En esa situaci¨®n, si no pod¨ªas colaborar, no pod¨ªas sobrevivir, as¨ª que hab¨ªa presi¨®n para colaborar.
Ese es el paso uno. Despu¨¦s se acaban formando grupos en los que todos los individuos dependen del resto. As¨ª aparece la divisi¨®n del trabajo: t¨² haces una actividad y yo hago otra, y ahora dependemos mutuamente, especialmente cuando hay competici¨®n con otros grupos o guerras. A partir de ah¨ª necesario que unamos nuestras cabezas para sobrevivir. Este proceso comienza hace medio mill¨®n de a?os y avanza hasta la aparici¨®n de la cultura hace 150.000 a?os.
Todos los conflictos serios en el mundo se dan entre gente que dice: nosotros frente a ellos
P. ?Somo altruistas o ego¨ªstas por naturaleza?
R. A veces somos generosos y a veces ego¨ªstas, dependiendo de la situaci¨®n. Pero hemos visto que cuando se colabora, la gente tiende a repartir con justicia lo que se obtiene. Cuanto m¨¢s podamos construir situaciones en las que la gente colabore, y hagan cosas juntos de forma interdependiente, se facilitar¨¢ un tratamiento m¨¢s justo para todo el mundo. Incluso si es gente a la que no conoces, si trabajas con ellos sientes que lo adecuado es compartir con igualdad. Esto se puede ver en las relaciones europeas despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial. Algunas herramientas como el euro han hecho interdependientes a diferentes naciones y eso lleva a que se traten entre ellas con mayor justicia.
P. Muchas de las personas con m¨¢s ¨¦xito de la sociedad son muy buenas organizando a los dem¨¢s para que cooperen en su propio beneficio, pero no se preocupan demasiado por tratarlos con justicia
R. Eso puede suceder, s¨ª, pero creo que otra forma de pensar sobre ello es fijarte en como tratan a sus amigos y su familia. Incluso gente que es muy competitiva en otros contextos, como en los negocios o donde sea, son muy generosos en su entorno de amigos y familia. Lo que pasa es que estas personas juzgan de manera distinta qu¨¦ condiciones aplican a las personas que pertenecen a su grupo y a las que no.
P. ?Por qu¨¦ hay gente encantadora con su familia o incluso con la gente de su pa¨ªs, pero despiadada con los que est¨¢n fuera de ese c¨ªrculo?
R. Puedes considerarlo un hecho desafortunado, pero nuestra capacidad de cooperar, evolucion¨® dentro del grupo. Hace 100.000 a?os ¨¦ramos interdependientes con nuestro grupo cultural, pero luch¨¢bamos con otros grupos, y no confi¨¢bamos en otros grupos, no pod¨ªamos entender su idioma... Es uno de los hallazgos m¨¢s s¨®lidos de la psicolog¨ªa, las diferencias de trato a los miembros del grupo y a los que no lo son. Favorecemos a los de nuestro grupo y desconfiamos de los de fuera. Esto es parte de nuestra herencia evolutiva, puede que no nos guste, pero lo es, y no tienes que ir muy lejos para encontrar pruebas de que es as¨ª. Si es algo que quieres cambiar, es posible que no puedas cambiar la biolog¨ªa, pero podemos crear instituciones sociales que re¨²nan a gente de distintas culturas en entornos colaborativos.
Las normas sociales pueden cambiar r¨¢pido, como paso con el trato a los negros en el sur de EEUU
Las normas sociales pueden cambiar muy r¨¢pido. Yo crec¨ª en el sur de EE UU, en lo que b¨¢sicamente era una situaci¨®n de apartheid, donde los afroamericanos ten¨ªan peores casas o peores escuelas. Todo el mundo viv¨ªa con ello, pero de repente, los negros empezaron a protestar y a decir que no iban a aceptar m¨¢s esa situaci¨®n. Los blancos que no hab¨ªan sido racistas, pero s¨ª complacientes, aceptando la situaci¨®n como si fuese normal, vieron que no estaba bien. Y las normas sociales cambiaron muy r¨¢pido. Por supuesto a¨²n hay vestigios de racismo, pero no puedes utilizar determinadas palabras en p¨²blico, no puedes discriminar a la hora de ofrecer oportunidades de alojamiento o trabajos... Creo que incluso en casos en los que tenemos un sesgo evolutivo, trabajando en otra direcci¨®n se pueden cambiar las normas sociales relativamente r¨¢pido.
P. ?Ha cambiado la forma de relacionarse con los otros desde la aparici¨®n de la agricultura y de la civilizaci¨®n?
R. S¨ª. Lo que sucede es que antes de la agricultura solo exist¨ªan grupos de cazadores recolectores. Eran bastante igualitarios, no hab¨ªa muchas posesiones privadas, se compart¨ªa todo. Con la agricultura, y Marx fue el gran analista de esta situaci¨®n, se produce una acumulaci¨®n de recursos que no exist¨ªa antes. En un grupo de cazadores recolectores, una de las razones por las que todo el mundo comparte es porque no puedes guardar, no hay frigor¨ªficos. Cuando hay un animal muerto te lo tienes que comer en 48 horas o se echar¨¢ a perder. Cuando llega la agricultura, puedes acumular grano y lo tienes que proteger con armas. En el an¨¢lisis de Marx se dice que si tengo mucho grano, ese grano va a estar ah¨ª durante un largo periodo de tiempo, y t¨² que no tienes grano, lo ¨²nico que tienes es tu trabajo, as¨ª que digo, bueno, abrillanta mis zapatos y te dar¨¦ algo de grano. Se construyen estas relaciones de poder sobre el hecho de que algunas personas controlan los recursos que aparecen con la agricultura y se complica la situaci¨®n.
P. ?C¨®mo podemos mejorar la cooperaci¨®n despu¨¦s de esos cambios?
Si trabajamos juntos para producir recursos, tenemos la tendencia a repartirlos con justicia
R. Nuestras capacidades de cooperaci¨®n evolucionaron para una vida en peque?os grupos. Con la agricultura, mucha gente lleg¨® a por comida a las ciudades y se crearon entornos multiculturales. Adaptarse a la nueva situaci¨®n es duro. Podr¨ªa decir que todos los conflictos serios en el mundo se dan entre gente que dice: nosotros frente a ellos. Muchos de los grandes problemas en el mundo hoy son fruto del colonialismo, en el que los europeos dibujaron c¨ªrculos en los que introdujeron a gente dentro de un mismo pa¨ªs que ten¨ªan un gran historial de odio mutuo.
P. ?Les preguntan los pol¨ªticos sobre c¨®mo resolver este tipo de conflictos?
R. No hacemos eso en mi instituto, pero si hemos averiguado cosas que pueden ayudar. Sabemos que si trabajamos juntos para producir los recursos, tenemos la tendencia a repartirlos con justicia. Esto es algo que incluso los ni?os de tres a?os lo tienen muy integrado.
Que biol¨®gicamente seamos de una forma no significa que no podamos cambiar, solo que tenemos que trabajar duro para cambiarlo y que es necesario cambiar normas sociales y percepciones. Si vas a construir una sociedad mejor, tienes que tener en cuenta que hay mucha gente que no conf¨ªa en los extranjeros o los de fuera del grupo, y no puedes descartar sin m¨¢s ese hecho. Es un fen¨®meno real y lo tienes que tener en cuenta, poniendo un esfuerzo extra para que la gente se conozca mejor, que trabajen juntos...
Yo crec¨ª en los sesenta en EE UU, y hab¨ªa muchas comunas de jipis y era una gran idea. Yo no particip¨¦ en ellas durante mucho tiempo, pero las conoc¨ª de cerca. La mayor parte de ellas fracasaron, y esto se puede aplicar al comunismo en general, porque ten¨ªan una visi¨®n demasiado optimista de la naturaleza humana, sobre la posibilidad de que todos trabajemos duro y compartamos nuestros recursos. Cuando el tipo de al lado no hace nada y tiene lo mismo que nosotros, nos molesta. Es un hecho sobre la naturaleza humana que muchas comunas no tuvieron en cuenta: que hay que hacer algo sobre los aprovechados. Ellos tienen que sufrir alguna desventaja o la gente no seguir¨¢ trabajando. Hay diferencias individuales, tambi¨¦n tenemos santos y los santos no piensan as¨ª, pero la gente normal s¨ª, y lo vemos desde un momento muy temprano de la infancia, as¨ª que cualquier planificaci¨®n social que hagamos tiene que tomar eso en cuenta. Mejorar la sociedad implica no obviar los aspectos negativos de nuestra biolog¨ªa.
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