Cayetano, la hora de la verdad
Es tiempo de decisiones para el diestro. Vuelve a los toros para quedarse, en un momento de crisis para la fiesta; tambi¨¦n dar¨¢ el "s¨ª quiero" a Eva Gonz¨¢lez el d¨ªa 6 de noviembre
Torero casado, torero acabado. Este viejo y agorero aforismo taurino no le incumbe a Cayetano (Madrid, 1977). Y no porque sea futbolista. Ni porque vaya a permanecer soltero, sino porque representa un caso at¨ªpico de su profesi¨®n. Tard¨® 29 a?os en tomar la alternativa y ha esperado hasta los 38 para volver a casarse.
Suceder¨¢ el 6 de noviembre en Mairena del Alcor (Sevilla). Que fue donde naci¨® su prometida¡ªla presentadora y miss Espa?a Eva Gonz¨¢lez¡ª y donde se presume un hito medi¨¢tico, aunque Cayetano ha aprendido a convivir con las patrullas de paparazis. Tambi¨¦n para despistarlos o distanciarlos en una ¡°gira de despedida¡± de soltero que lo ha entretenido estas semanas en Nueva York, M¨¦xico, Par¨ªs, Mil¨¢n y Lisboa.
Es una prueba de su itinerario cosmopolita. Habla idiomas Cayetano. Ha sido modelo de Armani. Ha dado la vuelta al mundo. Colecciona arte contempor¨¢neo. Y ha reaparecido este a?o en los ruedos. Para quedarse. El triunfo de Ronda despej¨® todas las dudas. "No estoy de visita. El toreo es mi profesi¨®n, mi vocaci¨®n y mi vida. Muchas veces se ignoran los esfuerzos y los sacrificios que hay detr¨¢s".
Cayetano sabe posar y sabe expresarse. Habla despacio, como torea. Y reviste su discurso con una voz oscura de bar¨ªtono, como si las palabras m¨¢s graves necesitaran acomodarse en las entra?as.
"El toro fue el primero que me ense?¨® a odiar. El toro me quit¨® a mi padre [Francisco Rivera, Paquirri] cuando ten¨ªa siete a?os. Y con esa edad ni entiendes ni comprendes. Con el tiempo, con la educaci¨®n taurina que me han dado, el respeto que me han inculcado, fui aprendiendo a entenderlo, a respetarlo, a quererlo y ahora incluso a dedicar mi vida y mi tiempo a esta profesi¨®n que tanto se ha llevado de m¨ª y que tanto, a cambio, me ha dado¡±.
Tiene sentido esta confesi¨®n en la incomprensi¨®n e incredulidad que le suscita la pujanza del movimiento antitaurino. Lamenta que los toros se hayan convertido en argumento incendiario del debate pol¨ªtico e identario. Le "indigna y entristece" que Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid, haya convertido la retirada de la subvenci¨®n a la escuela de tauromaquia en una declaraci¨®n de beligerancia. Cuando, dice, Madrid es la capital mundial del toreo. Cuando un mill¨®n de espectadores, a?ade, han acudido este a?o a Las Ventas, y cuando la alcaldesa, concluye, adopta una posici¨®n de intolerancia, pero tambi¨¦n alineada en las reivindicaciones animalistas.
"No entiendo c¨®mo los animalistas quieren proteger el toro prohibiendo las corridas. Porque ese es su camino hacia la desaparici¨®n del animal. Yo arriesgo mi vida cuando mato a un toro. Y creo que ese gesto da al animal mucha m¨¢s dignidad de la que encuentra en un matadero. En estos tiempos de tanta sensibilidad medioambiental, urge reconocer que el toro, las dehesas, aportan una riqueza ecol¨®gica que ser¨ªa inconcebible sin la existencia de las corridas. No me gusta hablar de econom¨ªa para defenderlas, aunque las evidencias demuestran el impacto de una industria en la que trabajan 200.000 personas y que aporta a las Administraciones mucho m¨¢s dinero del que recibe".
Nos recibe Cayetano en un estudio fotogr¨¢fico de las afueras de Madrid. Y lo acompa?a Curro V¨¢zquez, su maestro, su mentor, su t¨ªo, su apoderado y hasta el padrino de su boda. ?Por qu¨¦ ha decidido casarse? "Son decisiones importantes que tomas durante tu vida y cuando encuentras una persona con la que quieres compartir tu vida y formar una familia, creo que es el paso natural. Yo me he criado con una cultura cat¨®lica y me gusta. Por ese motivo hemos querido dar el siguiente paso. Creo que llega en el momento adecuado y desde el total convencimiento".
No le han disuadido de la decisi¨®n los preparativos extenuantes. Ni tampoco va a hacerlo el revuelo que va a convertir Mairena del Alcor en una ciudad bajo estado de excepci¨®n de la prensa rosa. Y de la prensa de los dem¨¢s colores.
"He aprendido a intentar convivir con esa vida medi¨¢tica. A la que nunca te acostumbras. Porque somos personas, tenemos nuestros d¨ªas, nos gusta nuestra privacidad. Pero tambi¨¦n entiendo que soy un personaje p¨²blico, por la profesi¨®n que tengo. Y eso forma parte de mi vida, siempre pidiendo un respeto, para que no se pasen ciertas l¨ªneas".
Cayetano s¨ª ha cruzado muchas otras l¨ªneas. Un torero que se anuncia en las marquesinas de los autobuses, que divulga un perfume de Loewe y que "convierte" a Giorgio Armani en el sastre de su vestido goyesco.
La gen¨¦tica ¡ªhijo, hermano, sobrino, nieto, bisnieto de toreros¡ª le puso en las manos una muleta y una espada, pero la repercusi¨®n de Cayetano en la sociedad, observada con recelo desde la ortodoxia taurina, se ha convertido en un veh¨ªculo de comunicaci¨®n inequ¨ªvoco.
"Quiz¨¢s hay m¨¢s miradas puestas en m¨ª porque traspaso el reconocimiento del mundo del toro. Lo tomo como un compromiso con mi profesi¨®n. Me implico en la seriedad con la que hago las cosas. S¨ª creo que tengo una responsabilidad. Y estoy dispuesto a darlo todo por defender lo m¨ªo, con orgullo y con honor. En algunos casos me siento incomprendido. El movimiento antitaurino se origina por razones pol¨ªticas o por desconocimiento. Y ese desconocimiento proviene de la falta de oportunidad o de inter¨¦s. No pido que guste. Pido que se respete".
Le interesa a Cayetano la pol¨ªtica. La conoce. Votar¨ªa al PP si fuera por razones taurinas, pero no tiene claro el destino de su voto. Simpatiza con el fen¨®meno de Ciudadanos. Le atrae la sensatez y la franqueza de Albert Rivera, no lo suficiente todav¨ªa para definir su periodo de reflexi¨®n. Primero, el 6 de noviembre. Despu¨¦s, el 20 de diciembre.
"La aparici¨®n de los nuevos partidos no solo ha roto el bipartidismo. Tambi¨¦n ha dinamizado la pol¨ªtica. La ha hecho m¨¢s interesante. Ha removido los cimientos. Creo que los toros tambi¨¦n necesitan un cambio. Nos falta m¨¢s uni¨®n y m¨¢s organizaci¨®n. Y una visi¨®n menos interesada de lo que representan, pero estoy seguro de que no van a desaparecer nunca. Es un fen¨®meno est¨¦tico y art¨ªstico ¨²nico".
Manzanares, el modelo torero
Cuando Jos¨¦ Mar¨ªa Manzanares ¡ªJosemari para casi todos¡ª (Alicante, 1982) tiene corrida se ve obligado a salir del hotel antes que sus compa?eros porque tarda m¨¢s que los dem¨¢s en llegar al patio de cuadrillas. Una marabunta de admiradores ¡ªmujeres j¨®venes en su mayor¨ªa¡ª lo espera en la puerta de la plaza, lo asalta y lo secuestra para admirarlo, tocarlo y robarle una sonrisa, un roce, una foto¡
Es lo que tiene ser el Marlon Brando de los toreros, el agradable precio que deben pagar quienes poseen un atractivo insultante, una elegancia innata, y unas facciones con las que los dem¨¢s sue?an. Es el caso de este Manzanares, hijo de artista, que se siente atractivo, seductor y objeto de deseo, e irrumpe en el ruedo como si pisara una pasarela y mueve los enga?os con la sensualidad y la parsimonia de quien se sabe escudri?ado y admirado. Cuida mucho su imagen, es perfeccionista y pasa por ser, adem¨¢s, un torero moderno porque tiene p¨¢gina web, una cuenta en Twiter (152.000 seguidores) y perfil en Facebook (164.000).
Un personaje as¨ª, famoso de cuna y guapo de cara, un pimpollo, que se enfunda cada tarde en un traje de colores chispeantes y despierta pasiones, no pasa desapercibido a la moderna industria de la moda que busca con ah¨ªnco destellos nuevos.
Josemari es un buen torero que se ha dejado seducir por los vapores de la imagen y parece haberle encontrado la cara exitosa a las sesiones de fotos y las campa?as de publicidad. De hecho, este a?o ha triunfado m¨¢s como modelo que como torero. Se le ha visto m¨¢s rodeado de guapas compa?eras de rodaje que saliendo de las plazas a hombros de los capitalistas. Ha trabajado con fot¨®grafos famosos, se ha maquillado y engominado, ha probado caros trajes de marcas de lujo y ha lucido su cuerpo esbelto en portadas de revistas mientras miraba a la c¨¢mara con un aire de seductora tristeza.
Porque Josemari llora a¨²n la muerte de su padre, fallecido el 28 de octubre del a?o pasado, y as¨ª lo ha expresado, vestido de negro y azabache, en las 44 corridas en las que ha actuado; y porque es un hombre t¨ªmido y precisa de la asistencia de un psiquiatra amigo para gestionar sus emociones. En el fondo, como todos los toreros, es un tipo raro que reconoce padecer profundos cambios de ¨¢nimo, porque la mirada del toro le hace sentir muy cerca la fragilidad de la vida.
Tiene dos hijos y una esposa a la que le da pavor verlo torear y, qui¨¦n sabe si, tambi¨¦n, cierta turbaci¨®n cuando se ve obligada a compartir a su marido con las miradas y fantas¨ªas ajenas.
Un buen amigo que lo conoce bien comprende sus aspiraciones como modelo porque "as¨ª gana dinero sin pasar miedo", pero le pide que no olvide que "es famoso gracias al toro". "El d¨ªa que no toree ¨Cdice¨C, no lo llamar¨¢n para hacerle fotos".
De momento, a¨²n resuenan en los o¨ªdos del torero la definici¨®n que le dedic¨® la modelo Eugenia Silva en la entrega del premio ICON de Estilo: "Es un personaje ¨²nico, una mezcla entre tradici¨®n taurina y vanguardia extrema". Ah¨ª queda eso.
Morante, la excentricidad
Jos¨¦ Antonio Morante de la Puebla (La Puebla del R¨ªo, Sevilla, 1979) no es la marca de ning¨²n producto, ni aparece junto a modelos famosas, pero vela por su imagen con un mimo tan cuidadoso como aparentemente desali?ado.
Como torero artista, personal¨ªsimo y genial para muchos, es capaz de convertir el vuelo de una ver¨®nica en una de las bellas artes ¡ªtodo repeinado ¨¦l y vestido de un cl¨¢sico terno azul y oro¡ª, y aparecer al d¨ªa siguiente transfigurado en Dal¨ª, con la taleguilla torera desabrochada, el torso desnudo, pintorreado todo de tallos floridos, el largo bigote del genio de Figueras, la mirada enloquecida, la montera calada, los ojos abiertamente redondos y el nombre del genio, Salvador, escrito a la altura de los hombros, como escudo y bandera. Y todo, para anunciar la feria taurina del Pilar de Zaragoza. Morante es otro tipo raro, sometido a vaivenes psicol¨®gicos que repercuten en su obra y su vida, bohemio y sorprendente, lenguaraz cuando se le enciende el alma, silencioso y de pocas palabras casi siempre, capaz de tomar prestada una manguera para regar el polvoriento ruedo de la plaza de Alicante, denunciar en el juzgado a un antitaurino procaz que lo llam¨® "asesino", o disfrazarse de lince para las Colombinas de Huelva.
Ese es el caleidoscopio de una imagen variopinta y, a veces, estrafalaria de un torero que no se parece a nadie en el triunfo ni en el fracaso; ni en la b¨²squeda constante de su misterio art¨ªstico; ni en sus man¨ªas ni en esas formas sublimes de tomar la embestida de un toro, fundirse con ¨¦l y dibujar una l¨ªnea que se convierte en fogonazo luminoso que deja una huella indeleble.
A ese hombre solo le esperan en la puerta de la plaza curiosos y aficionados que quieren comprobar que el arte existe y tiene vida, y le piden que su duende se haga carne esa tarde y les permita el gozo de la belleza. A veces, as¨ª es, pero no siempre se hace posible. Porque no resulta f¨¢cil que la obra art¨ªstica se haga presente a una hora y en un lugar anunciados en un cartel. Por eso, Morante vuelve, muchas tardes, solo, al hotel, cabizbajo y serio, consciente de que el arte no se puede programar. Cuando se despoje del vestido sagrado, reaparecer¨¢ otro Morante, el de la melena ensortijada, una camisa de flores a medio abotonar, un pa?uelo a modo de corbata frondosa y una gorra campera. O un sombrero de paja o un bomb¨ªn. ?Ah! y un puro humeante en los labios, as¨ª de grande y de buena factura.
Es la imagen de un artista que se siente diferente. Cl¨¢sico y moderno; rom¨¢ntico y exc¨¦ntrico, extra?o y singular, pero nunca vulgar. Sin pasarelas, sin modelos ni relojes de marca. Otro personaje, exc¨¦ntrico y genial.
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