¡°?Ven a disparar con nosotros!¡±
?Por qu¨¦ un caballero educado alza a los cielos un rifle como s¨ªmbolo de la libertad?
?C¨®mo es posible que la sucesi¨®n de masacres escolares en Estados Unidos no haya conmovido al pa¨ªs lo suficiente como para imponer el fin de la venta libre de armas? Es una pregunta que se ha hecho Obama y nos hacemos todos.
Recuerdo una imagen de Jeb Bush en un mitin, en su ¨¦poca de gobernador de Florida.
Levant¨® un rifle ante los asistentes y grit¨®: ¡°?Esto es la libertad!¡±.
Podr¨ªa haber levantado un peri¨®dico.
O una barra de pan.
O la llave de un candado.
O para hacerla todav¨ªa m¨¢s cre¨ªble, la libertad, ponerse un tut¨² de ballet y marcarse un giro apoyando sobre una sola pierna: ¡°?Voil¨¤, la libertad!¡±.
Pero no, eligi¨® un rifle para simbolizar el m¨¢s precioso don que nos han dado los cielos, por decirlo a la manera de Cervantes: ¡°Con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre¡±.
Eligi¨® un rifle para simbolizar el m¨¢s precioso don que nos han dado los cielos
Ahora Jeb es una de las personalidades que apoyan de forma m¨¢s activa la iniciativa de ley stand your ground, que vendr¨ªa a significar: ¡°Defiende tus posiciones, ?ni un paso atr¨¢s!¡±. Esta propuesta po¨¦tica y filos¨®fica est¨¢ promovida por la Asociaci¨®n Nacional del Rifle (NRA), una de las entidades culturales de mayor influencia en los Estados Unidos de Am¨¦rica.
?Por qu¨¦ un hombre adulto, un caballero educado, con principios religiosos, que no necesita cazar para comer perdices, alza a los cielos un rifle como s¨ªmbolo de libertad? ?Cu¨¢l es esa posici¨®n que se debe defender sin dar ni un paso atr¨¢s? Seg¨²n un informe de la Academia Estadounidense de Pediatr¨ªa, citado por la BBC, los impactos por balas son la segunda causa de mortandad infantil en el pa¨ªs.
Habr¨¢ quien considere un exceso ir¨®nico por mi parte el vincular a la Asociaci¨®n Nacional del Rifle con la palabra cultura. En la memoria hist¨®rica espa?ola est¨¢ muy presente aquel aforismo atribuido a Mill¨¢n-Astray: ¡°Cada vez que oigo la palabra cultura, me entran ganas de sacar la pistola¡±. Pero ese es el n¨²cleo del discurso de la asociaci¨®n y de su poderos¨ªsimo lobby inflexible ante cualquier limitaci¨®n en el supermercado armament¨ªstico. Como el ilustrado Bush, lo hacen en nombre de la libertad, la cultura y la identidad americana. Se invoca como un mandamiento la segunda enmienda de la Constituci¨®n, ¡°el derecho del pueblo a portar armas¡±, redactada en una ¨¦poca en que ese pueblo defend¨ªa su independencia frente al viejo imperialismo brit¨¢nico.
Pero que aquel pueblo utilizase armas en su revoluci¨®n no significa que hiciese la revoluci¨®n para que ahora los ni?os puedan celebrar su fiesta de cumplea?os en un club de tiro (shooting birthday party). Ni tampoco para que la libertad consista en convocar a las masas en los pol¨ªgonos de tiro y ante las armer¨ªas para celebrar el D¨ªa Nacional de la Apreciaci¨®n de las Armas, donde los discursos y consignas giran alrededor de la brillante idea: ¡°?Ni un puto paso atr¨¢s, cabrones!¡±. Ni desde luego para que cualquier chiflado vaya al supermercado a por una calabaza y vuelva con un fusil de asalto en el carrito de la compra para celebrar el Halloween con una masacre escolar.
Se hab¨ªa olvidado de a qui¨¦n quer¨ªa matar, pero no tuvo problemas para encontrar una pistola
En Todos te quieren cuando est¨¢s muerto, de Neil Strauss, el m¨²sico John Hartford contaba esta experiencia: ¡°Una vez vi c¨®mo un tipo se largaba de una taberna jurando que iba a buscar una pistola para matar al virtuoso del bajo Doug Dillard. A la ma?ana siguiente, le¨ªmos en el peri¨®dico que se hab¨ªa emborrachado, cogido una pistola, regres¨®, pero al bar equivocado, y mat¨® a un tipo que no conoc¨ªa de nada¡±.
El tipo se hab¨ªa olvidado de a qui¨¦n quer¨ªa matar, pero no tuvo problemas para encontrar una pistola.
Uno de los m¨¢s perturbadores viajes virtuales es el que puedes realizar en la Red por los sitios de las asociaciones y clubes de tiro. Una extens¨ªsima geograf¨ªa del disparo, con campos, pol¨ªgonos, locales cl¨¢sicos o de una tecnolog¨ªa muy sofisticada, donde pagas por ejercitarte y tambi¨¦n, a la vista de los comentarios, por el placer de disparar. Hay mensajes realmente emotivos, como el del hombre que nos cuenta una jornada feliz en un lugar entra?able. Veinticinco a?os despu¨¦s, invit¨® a su padre a ir juntos al club de tiro, Stone Hart¡¯s Gun Club, donde el progenitor le hab¨ªa ense?ado a disparar por vez primera cuando era ni?o. Es un lugar muy acogedor. En la publicidad del club se informa que, aunque no seas miembro ni aficionado al tiro, ser¨¢s igualmente bien recibido: So, Come Shoot with Us! S¨ª, ?ven a disparar con nosotros!
Ahora que lo pienso, Jeb Bush pod¨ªa haber izado un peque?o ata¨²d para gritar: ¡°?Viva la libertad!¡±.
elpaissemanal@elpais.es
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