Ligar en tiempos modernos
La tecnolog¨ªa ha revolucionado el arte de la seducci¨®n. Las aplicaciones m¨®viles, con Tinder a la cabeza, son el nuevo terreno de juego para la b¨²squeda de sexo y relaciones
¡°Es un juego con recompensa¡±. ¡°La experiencia es similar a la de ir a una tienda de pinturas a elegir colores¡±. ¡°Abres la aplicaci¨®n, miras las fotos y decides: esta s¨ª, esta no. Te sientes Dios¡±. ¡°Es marketing puro y duro: pones tus mejores fotos para venderte¡±. ¡°Es entretenido, divertido, emocionante¡±. ¡°Mi sensaci¨®n es que es Sodoma y Gomorra¡±. ¡°Quedar es muy f¨¢cil. Follar es muy f¨¢cil. La gente est¨¢ predispuesta. Los chicos y las chicas¡±. ¡°Es tan f¨¢cil establecer relaci¨®n que, si no va bien, buscas otra¡±. ¡°Es una forma alternativa de conocer gente¡±. ¡°Es sile, nole. Es brillante¡±.
Cada vez hay m¨¢s solteros. En Espa?a, el INE registr¨® el a?o pasado 4,4 millones de hogares unipersonales. Y la tendencia no parece que vaya a remitir. Adem¨¢s, los espa?oles son l¨ªderes europeos en uso de smart?phones: el 81% de los m¨®viles son inteligentes, seg¨²n un informe de la Fundaci¨®n Telef¨®nica. Internet ¨Centre otras muchas cosas¨C ha facilitado que oferta y demanda se encuentren sin necesidad de intermediarios: compramos en eBay, buscamos alojamiento en Airbnb y ligamos a trav¨¦s Tinder, Happn, Badoo o AdoptaUnT¨ªo.
La gente ya no cree en el ¡® para toda la vida¡¯ y busca lo pr¨¢ctico. Ah¨ª entran las aplicaciones¡±
Grindr fue la pionera. Su fundador, Joel Simkhai, llevaba tiempo buscando una soluci¨®n: ¨¦l era gay, y siempre se preguntaba qui¨¦nes a su alrededor tambi¨¦n lo eran. Hab¨ªa recurrido a webs para conocer chicos, pero sin resultados satisfactorios. En 2009 lanz¨® ?Grindr, una aplicaci¨®n geolocalizada que permite, de un vistazo, ver perfiles de otros gais en la misma zona del usuario. Hoy la utilizan a diario m¨¢s de dos millones de homosexuales en todo el mundo, desde Estados Unidos y Espa?a ¨Csu sexto mercado¨C hasta Irak o Ghana. Y Tinder, nacida en 2012, es la responsable de la popularizaci¨®n de las apps para ligar. Ninguna otra crece tan r¨¢pido. En 2010, plataformas como Badoo o AdoptaUnT¨ªo acomodaron sus sites al smartphone, pero no dieron con el eureka de Tinder. Fundamentalmente dirigida a un p¨²blico heterosexual, la clave de su ¨¦xito es la sencillez: solo hay que registrarse con el perfil de Facebook, seleccionar unas cuantas fotos, determinar el radio de descubrimiento, el sexo y el rango de edad de los chicos o chicas a los que se quiere conocer, y empezar a mirar fotos. S¨ª. No. S¨ª. No. Con el movimiento de un dedo. Si se desliza a la derecha, te gusta. A la izquierda, no te gusta. Si la atracci¨®n es mutua, hay una coincidencia y se puede empezar a hablar. En Espa?a, seg¨²n datos facilitados por Tinder, se producen 15 millones de movimientos dactilares (swipes, en ingl¨¦s) al d¨ªa. La app estadounidense, que opera en 196 pa¨ªses y est¨¢ disponible en 30 idiomas, no proporciona cifras de usuarios, pero presume de haber superado los mil millones de coincidencias en su breve historia. Es la aplicaci¨®n de la que habla todo el mundo. Un fil¨®n para monologuistas.
A finales de los noventa y principios de los 2000 surgieron webs de contactos como Meetic, Match, OkCupid o eDarling que, bas¨¢ndose en exhaustivos cuestionarios y algoritmos de recomendaci¨®n, propon¨ªan personas compatibles con sus usuarios y permit¨ªan navegar entre montones de perfiles. Estas representan el modelo tradicional: el del agente inmobiliario con experiencia y profesionalidad como avales. En Estados Unidos, las plataformas de dating ganar¨¢n mil millones de euros ¨Clas apps, 550 millones¨C en 2015, seg¨²n previsiones de la firma IBISWorld. En Espa?a los datos escasean y para encontrar una referencia del sector hay que remontarse a abril de 2012: en la presentaci¨®n de su versi¨®n espa?ola, AdoptaUnT¨ªo valoraba el mercado en 40 millones de euros y destacaba su ¡°importante potencial de crecimiento¡±.
El nuevo modelo est¨¢ liderado por las aplicaciones concebidas para el smartphone y, por tanto, f¨¢ciles de utilizar. Ahora el cliente va solo al supermercado: busca, compara y elige. La cr¨ªtica recurrente a Tinder es su superficialidad. Unas cuantas fotos, la edad, una descripci¨®n de 500 caracteres ¨Copcional¨C y una serie de intereses no bastan para tomar una decisi¨®n informada. ¡°Es la vida real, pero mejor¡±, defienden sus fundadores. Sus perfiles proceden de Facebook, lo cual garantiza una cierta autenticidad, y adem¨¢s, como apuntaba Eli J. Finkel, psic¨®logo de la Universidad Northwestern de Illinois y estudioso de la evoluci¨®n de las citas online en The New York Times, Tinder se basa en la imagen, pero nosotros tambi¨¦n: siempre hemos ligado con el que nos entraba por el ojo.
¡°Encuentra a quien te has cruzado¡±. Ese es el eslogan de Happn, aplicaci¨®n que ya suma m¨¢s de 350.000 usuarios registrados en Espa?a. Es la favorita de Pablo, inform¨¢tico de 24 a?os. ¡°A veces voy por la calle y pienso: ¡®A ver si por casualidad esa chica est¨¢ en la app¡±. ?l empez¨® a utilizar Happn y Tinder porque sus amigos lo hac¨ªan. Sent¨ªa curiosidad. ?Estas herramientas m¨®viles han creado una audiencia completamente nueva: por primera vez chicos y chicas de 18 y 25 a?os, fundamentalmente residentes en un entorno urbano, se plantean utilizar servicios de dating.
Yago, madrile?o de 44 a?os, separado desde hace ocho, prob¨® sucesivamente Meetic, Badoo y, por ¨²ltimo, Tinder. Tambi¨¦n sent¨ªa curiosidad, pero, como suele ocurrir al usuario habitual de los sitios de encuentros, sus oportunidades de conocer gente se hab¨ªan reducido. ¡°Mi grupo de amigos no me aportaba nada, estaban todos emparejados, y mi entorno laboral estaba muy condicionado por mi posici¨®n. Quer¨ªa conocer gente sin compromisos. Para tomar una cerveza. Para ir al cine. No estaba pensando ni principal ni exclusivamente en sexo¡±. Conoci¨® a su pareja actual a trav¨¦s de Tinder. ¡°Ella tiene 26 a?os y era reacia a utilizar este tipo de apps, pero en su caso lo hizo porque parec¨ªa que estaba off si no ten¨ªa Tinder. Equival¨ªa a no estar en el mundo¡±.
Torso desnudo, a la izquierda. Haciendo surf, a la derecha. Con perrito, a la izquierda. Con la ex cortada de la foto, a la izquierda. Con cinco amigos, a la izquierda. Con barba, a la derecha. Hiperguaperas, a la izquierda¡±. Tras la criba, a Mar¨ªa, periodista de 32 a?os, le quedaron 220 coincidencias. Ella buscaba una relaci¨®n y se puso un l¨ªmite: tendr¨ªa 10 citas, y si nada prosperaba, abandonar¨ªa Tinder y Happn. Pero rectific¨®. ¡°Puedo haber quedado con 15, quiz¨¢s alguno m¨¢s, y repetido con 4¡±. Adicta al trabajo, al principio siempre quedaba a tomar algo cerca de su casa. Hasta que se aburri¨® y cambi¨® de estrategia. ¡°Siempre era la misma situaci¨®n, las mismas preguntas, as¨ª que empec¨¦ a hacer planes. A uno me lo llev¨¦ a clase de trapecio¡±. Ahora ni siquiera tiene tiempo para ligar, pero se plantea volver a la carga en primavera. ¡°Yo he llegado a quedar con cinco chicos en una semana y media, y he de decir que mi ratio de citas en la vida real no era as¨ª¡±. Es el punto fuerte de estas aplicaciones: multiplican las oportunidades, aceleran el proceso de conocer a alguien. Hay quienes chatean durante semanas para minimizar riesgos, otros en cambio se aventuran tras unas horas de intercambio de mensajes. A veces sale bien, otras no tanto, pero siempre asegura c¨®micas an¨¦cdotas con las que deleitar a amigos casados o en ¡°relaciones eternas¡± ¨Cles fascina este nuevo mundo, coinciden los entrevistados¨C. Dos hits de tertulia: la ¡°decepci¨®n¡± de Jessica (nombre supuesto), valenciana de 39 a?os, con David. Para ella, la m¨²sica es una l¨ªnea roja: es fundamental compartir gustos. Hab¨ªa mucha qu¨ªmica, pero escuchaba Kiss FM, y cuando ella le coment¨® que le gustaba David Bowie, ¨¦l contest¨® que prefer¨ªa a David Guetta. O aquella vez en la que Enrique (30 a?os) triunf¨® en Grindr con una foto que se hizo con Manuela Carmena, actual alcaldesa de Madrid, durante la campa?a de las elecciones municipales. ¡°Fue la ¨¦poca de mi vida en la que m¨¢s me han escrito: decenas de mensajes al d¨ªa y la mayor¨ªa muy positivos. Solo dos me llamaron comunista¡ Entre otras cosas¡±.
Es como si Tinder hubiera inventado el sexo. Veo el consumo compulsivo de la novedad¡±
La pujanza de las aplicaciones de citas constata, en opini¨®n de Luis Ayuso, profesor de Sociolog¨ªa en la Universidad de M¨¢laga, ¡°una p¨¦rdida del pudor¡±. Nuestros abuelos se excitaban con el canc¨¢n y los adolescentes de hoy son maestros en el arte del sexting. En muchas ocasiones, a?aden sus usuarios, tambi¨¦n de modales. ¡°Es muy duro: escribes a alguien y a lo mejor la foto de perfil les gusta, pero las siguientes no, y lo normal es que no te respondan. Hay quienes te dicen: ¡®Disculpa, no es lo que me esperaba¡¯, pero no es lo habitual¡±, cuenta Enrique. ?l lo primero que hizo cuando estren¨® su smartphone fue descargarse Grindr, pero ahora lleva cuatro meses sin utilizarla. ¡°Si tienes tendencia a la baja autoestima, es un c¨ªrcu?lo vicioso: llegas a casa y echas la red. Hubo una tarde que me tir¨¦ cinco horas y no qued¨¦ con nadie. Me enfadaba conmigo mismo, pero al mismo tiempo estaba buscando que me dijeran lo bueno que estaba. A m¨ª estas aplicaciones me minan la autoestima: cuando las elimino me siento liberado¡±.
Tener una actitud m¨¢s fr¨ªa es parte del aprendizaje. Un signo de veteran¨ªa. ¡°Necesitas una vida entera. Del chat de Tinder pasas al WhatsApp y tienes esa conversaci¨®n m¨¢s tu grupo de amigas, del trabajo, Instagram, Facebook. A ratos estresa¡±, asegura Jessica. ¡°Al principio me tomaba m¨¢s tiempo, pero ahora voy m¨¢s al grano y, si no me interesa, directamente borro¡±. Eugenia, de 39 a?os, calcula que el 70% de sus relaciones han nacido en chats o aplicaciones. Las cuatro ¨²ltimas surgieron en Wapa, una app para lesbianas con 200.000 usuarias activas (Wapo, para chicos gais, suma casi 350.000). ¡°Al principio era una ilusa y me imaginaba en el altar con la chica con la que hablaba. Ahora, en cambio, soy muy distante¡±, explica. ¡°Yo, por mi personalidad, siempre he tenido miedo al rechazo, pero en la app me da m¨¢s igual¡±. Ella dice no, a ella le dicen no. Es parte del juego.
¡°Es como si no hubiese habido sexo antes de Tinder. Veo el consumo compulsivo propio de la novedad¡±, resume Jessica. El a?o pasado presenci¨® c¨®mo la hija de unos amigos abr¨ªa sus regalos de Reyes. Retiraba el envoltorio, miraba el juguete unos segundos, lo apartaba y abr¨ªa el siguiente. Para ella, esa imagen podr¨ªa ilustrar el ¡°desenfreno¡± que propician las aplicaciones. ¡°Me descargu¨¦ Tinder hace nueve meses porque buscaba una relaci¨®n, pero no tard¨¦ en darme cuenta de que no era el medio que pensaba y cambi¨¦ el chip. He aprendido a disfrutarlo, pero me encantar¨ªa regresar a lo tradicional. Es mucho m¨¢s interesante. Lo triste de las apps es que no te tomas el tiempo de descubrir a la otra persona. No se da pie a profundizar¡±.
Paul W. Eastwick, profesor de Psicolog¨ªa de la Universidad de Texas, ha dedicado buena parte de su investigaci¨®n acad¨¦mica a entender c¨®mo se inician las relaciones rom¨¢nticas y los mecanismos psicol¨®gicos que favorecen que las parejas permanezcan unidas. ¡°Las aplicaciones y las webs de contactos hacen que la gente piense que tiene m¨¢s opciones rom¨¢nticas y hay evidencia emp¨ªrica que demuestra que tardar¨¢n m¨¢s en comprometerse¡±, explica.
¡°Yo creo que s¨ª que est¨¢ cambiando nuestra forma de relacionarnos¡±, opina Yago, profesional del marketing de 44 a?os. ¡°Pero m¨¢s en la forma que en el fondo, porque al final se acaba quedando y es lo de siempre. Pero en este primer paso se est¨¢n produciendo cambios. Yo he tenido relaciones en las que, ante la primera crisis, una de mis respuestas ha sido volver a mirar Tinder. Son herramientas fr¨ªvolas, pero no creo que esto las inhabilite para entablar relaciones duraderas. Una vez das con una persona con la que est¨¢s a gusto, tiene el mismo valor que la hayas conocido en una app, en la discoteca o en un curso de cocina¡±.
Enrique es menos optimista. ¡°En Madrid y Barcelona se busca sexo. Directo e inmediato. Y es tan f¨¢cil conseguirlo cuando quieras y con quien quieras que es imposible iniciar relaciones. Conozco muy pocos casos de parejas que hayan salido de encuentros fortuitos v¨ªa apps como Grindr o Wapo. La oferta es tan brutal que est¨¢ todo muy devaluado¡±.
El pasado verano, la edici¨®n estadounidense de Vanity Fair public¨® un pol¨¦mico art¨ªculo que vaticinaba el ¡°apocalipsis¡± de los encuentros rom¨¢nticos. Y la culpa era de las aplicaciones. De nuevo, Eastwick apela a la evidencia cient¨ªfica: ¡°No est¨¢ probado que la gente sea m¨¢s proclive a establecer una relaci¨®n seria o espor¨¢dica en funci¨®n de c¨®mo se conozcan. El lugar no tiene efecto alguno sobre la duraci¨®n de la relaci¨®n¡±.
Mar¨ªa defiende que el cartel de ¡°solo sexo¡± que se cuelga a Tinder es inmerecido. ¡°Estoy muy cansada de que la gente piense que solo es para acabar en la cama. Me dicen: ¡®Si buscas pareja, mejor m¨¦tete en Meetic o eDarling¡¯, pero yo tengo poco tiempo y no quiero rellenar cuestionarios. Tinder es m¨¢s relajado, respondes o no respondes, apareces o no apareces. Me ha ayudado a quitarle hierro a las citas porque cuando est¨¢s soltero tienes pocas y cada una es un mundo. Para la primera, me depil¨¦ y maquill¨¦, lav¨¦ el coche, me puse la mejor ropa interior. Y dos horas antes el t¨ªo me cancel¨®. Aprendes, y a la sexta te pones r¨ªmel y a correr. Cuanta menos importancia le das, menos te duele. No es un fracaso: es parte del juego. Ha habido chicos que han desaparecido y otros con los que he repetido y han querido m¨¢s. En mi experiencia, tambi¨¦n se busca pareja. Me he encontrado a muchos como yo: workaholics con todos sus amigos casados con hijos o emparejados¡±, precisa.
¡°No est¨¢ probado que la gente sea m¨¢s proclive a establecer una relaci¨®n seria o espor¨¢dica en funci¨®n de c¨®mo se conozca¡±
En Usos amorosos de la postguerra espa?ola (Anagrama), Carmen Mart¨ªn Gaite relata la historia de una se?orita, de Palencia o de Valladolid, ¡°que le hab¨ªa aguantado al novio tal cantidad de desaires y de humillaciones que nadie se explicaba c¨®mo no lo mandaba a paseo¡±. El d¨ªa de la boda, tras el s¨ª de su prometido y esper¨¢ndose de ella id¨¦ntica respuesta, espet¨® un rotundo ¡°?No, se?or!¡±. Perpetrada la venganza, se volvi¨® ante los all¨ª presentes y aclar¨®: ¡°?Y si he llegado hasta aqu¨ª es para que sepan todos ustedes que si me quedo soltera es porque me da la gana!¡±. En el libro, tejido a base de hemeroteca y recuerdos personales, Mart¨ªn Gaite describi¨® c¨®mo ¨¦ramos. Sobre todo, c¨®mo era ser mujer en esa Espa?a. Si el marido era infiel, que lo hiciera de tapadillo, as¨ª nada pasaba. El divorcio no exist¨ªa: era cosa de rojos. Las jovencitas que se met¨ªan a monja recib¨ªan admiraci¨®n; las solteronas, piedad y desd¨¦n. Los trabajos que alejaran a la mujer del hogar eran un ¡°peligro disolvente¡±. A la hora de casarse, se aconsejaba a las muchachas que no eligieran a un ¡°jovencito inexperto¡±, sino a un hombre ¡°vivido¡±. Ellas, por supuesto, deb¨ªan llegar v¨ªrgenes al matrimonio. Sumisi¨®n y sonrisa.
Afortunadamente, esa es una cultura tradicional que vamos dejando atr¨¢s¡±, apunta el profesor Ayuso. ¡°Las nuevas generaciones de mujeres est¨¢n m¨¢s formadas y, por tanto, son m¨¢s abiertas. Pero adem¨¢s ahora tenemos a la abuela, educada para el matrimonio, que le dice a su nieta: ¡®Oye, no se te ocurra casarte, ten muchos amiguitos, pero s¨¦ siempre independiente¡¯. Hay un verdadero cambio social¡±. Sin ese paso adelante, subraya, hoy no estar¨ªamos hablando de aplicaciones. En Happn, que el pasado mes de junio cumpli¨® un a?o en Espa?a, el 60% son hombres y el 40% mujeres. Por edades, los solteros m¨¢s activos son los de 18 a 25 a?os, que representan la mitad. El 40% restante tiene entre 26 y 35, y las franjas de 36 a 45 y mayores de 46 suman el 7% y el 3% respectivamente, seg¨²n datos facilitados por esta app francesa. En ?AdoptaUnT¨ªo, quiz¨¢ por su pol¨ªtica de ladies first, la proporci¨®n se equilibra: 50-50 y las edades m¨¢s comunes son las comprendidas entre los 18 y los 35 a?os. Un inciso: no solo hay solteros en estas plataformas. Seg¨²n un estudio reciente de GlobalWebIndex, consultora especializada en consumo digital, el 42% de los usuarios de Tinder no lo estaban. Al menos, no sin compromiso. La aplicaci¨®n reaccion¨® rebajando el porcentaje: seg¨²n sus datos, solo les constaba que el 1,7% estuvieran casados. ?C¨®mo detectarlos? No ponen foto en sus perfiles o, si lo hacen, se cuidan de que no se les reconozca, explican varios entrevistados. Tambi¨¦n, a?aden, existe otra categor¨ªa: los que solo se dan de alta para jugar. Una vez m¨¢s, los infieles saldr¨ªan malparados de producirse un caso de hackeo como el de ?Ashley Madison. Pero a los que no tienen pareja no les preocupa en exceso ni la privacidad ni el uso que se haga de sus datos. ¡°Todos ligamos¡± es la respuesta m¨¢s repetida. ¡°Y cada vez m¨¢s gente utiliza las aplicaciones para hacerlo¡±. No existe el estigma que anta?o se asociaba a los sitios de citas, pero los usuarios de estas apps quieren controlar la informaci¨®n: en un grupo de WhatsApp de sus amigos detallar¨¢n sus aventuras, pero en Facebook ser¨¢n m¨¢s cautos porque entre sus amigos est¨¢ tanto el profesor de yoga como el t¨ªo de M¨¢laga.
¡°Yo creo que es precisamente el equilibrio de roles lo que ha hecho que este tipo de herramientas hayan despegado¡±, se?ala Yago. ¡°Estuve un par de meses en Meetic, Badoo apenas lo utilic¨¦ y cuando llegu¨¦ a Tinder me encontr¨¦ con mucha m¨¢s proactividad por parte de las mujeres. Mi chica es muy joven y en su entorno de amigas de su edad, 26, 27, 28 a?os, utilizan Tinder para tener sexo. Ni se cuestionan que no pueda ser una v¨ªa tan buena como cualquier otra para una relaci¨®n estable, pero no tienen reparos en utilizarla para sexo¡±.
Tras salir de una larga relaci¨®n, Carlos, madrile?o de 33 a?os, vivi¨® su a?o ¡°de libertinaje¡±. Se dio de alta en Badoo ¨Csu red mundial supera los 267 millones de usuarios, aseguran, pero no facilitan datos de Espa?a¨C y AdoptaUnT¨ªo. Esta ¨²ltima, de origen franc¨¦s, fue la que m¨¢s utiliz¨® porque ¨¦l prefiere ¡°dejarse querer¡±. En este ¡°supermercado de las citas¡± son las mujeres quienes eligen. Ellos solo pueden enviar ¡°hechizos¡± para llamar su atenci¨®n, pero ¨²nicamente podr¨¢n conversar si ellas los compran. Nunca antes. ¡°Te levantabas por la ma?ana y tres chicas te hab¨ªan metido en la cesta. ?Te sub¨ªa el ego y la moral!¡±. En total, echa cuentas, qued¨® con unas 30 o 40 mujeres. ¡°Fue una ¨¦poca graciosa y divertida. De no parar¡±, rememora. Su semana ¨¢lgida tuvo cuatro encuentros. Las de tres ¨Ccon chicas distintas¨C eran habituales. Su impresi¨®n es que los hombres no son los ¨²nicos cazadores. ¡°Quiz¨¢ todav¨ªa un poco m¨¢s, pero se est¨¢ igualando casi al 50%¡±. S¨ª son los que, lamenta, tienen el comportamiento m¨¢s reprochable. ¡°Me impact¨® que muchas chicas, al final de la noche, me confesasen que estaban sorprendidas de que fuera un t¨ªo normal. Contaban aut¨¦nticas barbaridades¡±. El env¨ªo espont¨¢neo de fotos de los genitales ya casi ha alcanzado la categor¨ªa de chiste (de mal gusto) entre las usuarias de servicios de dating.
El amor rom¨¢ntico naci¨® en el siglo XVIII en Occidente y desde entonces ha sufrido distintas transformaciones. Si antes su m¨¢xima expresi¨®n era el matrimonio para toda la vida, ahora lo es la monogamia sucesiva. ¡°Los cambios son consecuencia de la tensi¨®n entre el deseo de individualidad y el de fusi¨®n en una pareja y del ensalzamiento de la elecci¨®n continua en todos los ¨¢mbitos de esta sociedad de consumo¡±, afirma Jordi Roca, profesor de Antropolog¨ªa de la Universidad Rovira i Virgili. ¡°De ah¨ª el modelo actual tan generalizado de la sucesi¨®n de relaciones, posible gracias a la normalizaci¨®n del divorcio. Dicho esto, no es el fin del matrimonio: la mayor¨ªa de personas que se divorcian reincide. Y en muchos casos cada nueva uni¨®n es pensada y deseada como definitiva¡±.
A m¨ª estas ¡®apps¡¯ me minan la autoestima. Cuando las elimino me siento liberado¡±
Pero si en la actualidad el matrimonio para toda la vida pierde adeptos, el ideal rom¨¢ntico sigue siendo hegem¨®nico. Y, seg¨²n Roca, ¡°contribuye en gran medida a la mo?nogamia sucesiva. Son tantas y tan elevadas y tan poco realistas las expectativas que transmite el amor rom¨¢ntico que dif¨ªcilmente puede evitarse la frustraci¨®n y el desenga?o tras unos a?os, algunos estudios cifran un promedio de siete, de relaci¨®n¡±.
Y Tinder y compa?¨ªa son alumnos aplicados de la teor¨ªa y pr¨¢ctica del amor: explotan el ideal rom¨¢ntico ¨CHappn se cimienta en el amor a primera vista¨C y, al mismo tiempo, satisfacen la necesidad peri¨®dica de encontrar pareja.
Entonces, ?acabar¨¢n estas herramientas con el amor, como anticipan los agoreros? ¡°La tecnolog¨ªa no genera pautas sociales. La gente ya no cree en el ¡®para toda la vida¡¯ y busca cosas m¨¢s pr¨¢cticas, m¨¢s a corto plazo, y ah¨ª entran estas aplicaciones¡±, opina Cristina Miguel, profesora ayudante en la Facultad de Comunicaci¨®n de la Universidad de Leeds, que est¨¢ a punto de presentar su tesis sobre la intimidad en la era de la redes sociales. Roca est¨¢ de acuerdo, pero a?ade una reflexi¨®n: ¡°Las aplicaciones y sites de ligue cuestionan varios mitos del amor rom¨¢ntico. El mito del azar, del car¨¢cter fortuito del encuentro de pareja; el de la media naranja, es decir, solo hay una persona en el mundo a la que estamos destinados y a la inversa; y el del amor ciego y no calculado, ahora sustituido por la elecci¨®n razonable e interesada¡±.
Seg¨²n Felim McGrath, analista de GlobalWebIndex, ¡°las aplicaciones para ligar se han propagado muy r¨¢pidamente, pero las webs de contactos est¨¢n muy consolidadas, as¨ª que todo parece indicar que seguir¨¢n siendo relevantes durante un tiempo¡±. El conglomerado IAC/InterActive aglutina a algunas de las m¨¢s importantes: OkCupid, Meetic, Match, Tinder. Si el futuro pertenece al modelo tradicional o al de Tinder, tanto da. El h¨¢bito se consolida y las personas que quieren conocer gente utilizan varias herramientas a la vez. Cuantas m¨¢s opciones, mejor.
V¨ªctor (26 a?os) tiene un smartphone desde hace poco. Pero utiliza OkCupid desde hace un par de a?os. ¡°Es otra parte del pastel¡±, justifica. ?Por qu¨¦ limitarse a su c¨ªrcu?lo de amigos o de trabajo? ¡°Yo no he relegado el ligar a lo virtual. Simplemente lo sumo. Y mucha gente lo hace¡±. ?l ahora est¨¢ ¡°quedando¡± con una chica a la que segu¨ªa en Twitter. Enrique, que lleva cuatro meses sin Grindr, conoci¨® a su chico en la verbena de la Paloma.
elpaissemanal@elpais.es
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