Si algo te cuesta, ponte una trampa a ti mismo
Seguro que conoces personas que afirman muy convencidos: un d¨ªa har¨¦ un viaje a Asia, escribir¨¦ una novela o montar¨¦ una empresa. Pasa el tiempo y no se ponen con ello. A todos nos ocurre y si no, echa un vistazo a los maravillosos planes que escribimos en Navidad o en septiembre. El d¨ªa a d¨ªa nos va distrayendo y nuestros queridos objetivos acaban quedando en el fondo de la memoria. Si as¨ª somos, acept¨¦moslo y busquemos alguna t¨¦cnica creativa para despertarnos de la fantas¨ªa del futuro. Los hermanos Heath en su libro Dec¨ªdete (muy recomendable, por cierto) proponen un truco muy efectivo: ponernos cable trampa a nosotros mismos para conseguir nuestros objetivos. De ese modo, despertamos del piloto autom¨¢tico, que nos tiene muchas veces hipnotizados.
Hay dos tipos de cables trampa: las fechas l¨ªmite y las particiones. Las fechas l¨ªmites las sufrimos todos con los plazos que nos ponen los clientes o los jefes o con la entrega de la declaraci¨®n de la renta, sin ir m¨¢s lejos. Parece que las que vienen de fuera y de alguien que tiene poder nos ponen las pilas. El reto est¨¢ en ponernos las fechas l¨ªmites a nosotros mismos ¡°de verdad¡±, no como si fueran una arena movediza, que va descendiendo por el calendario. Si no lo hacemos, tenemos muchas probabilidades de dormimos en los laureles, como han demostrado los psic¨®logos Tversky y Shafir. A un grupo de estudiantes se les solicit¨® hacer una encuesta, por la que cobrar¨ªan cinco d¨®lares. Cuando se les dio una fecha l¨ªmite, el cable trampa, el 66 por ciento lo hicieron. Sin fecha l¨ªmite, solo el 25 por ciento¡ Y eso que la cantidad no era muy generosa, pero algo es algo.
El Consejo de Investigaciones Econ¨®micas y Sociales de Reino Unido sufri¨® tambi¨¦n el impacto de la ausencia de fecha l¨ªmite. Elimin¨® las fechas de entrega de solicitudes para las becas en investigaci¨®n y dio la flexibilidad de entregarse cuando los docentes lo consideraran. La idea era buena, desde el punto de vista racional, pero como somos como somos, la solicitud de becas cay¨® el primer a?o un 20 por ciento.
Los hermanos Heath proponen otro cable trampa, la partici¨®n, es decir, dividir lo que quieres evitar gastar en partes m¨¢s peque?as. Un ejemplo. Los investigadores Soman y Cheema repartieron a unas personas veinticuatro galletas, que ten¨ªan que degustar dentro de una caja herm¨¦ticamente cerrada. A unos se les dio las galletas sin m¨¢s y a otros galletas envueltas en papel de aluminio individualmente, otro cable trampa. Pues bien, los que tuvieron las galletas sin envolver tardaron una media de seis d¨ªas en acab¨¢rselas. Los que ten¨ªan que ir quitando cada envoltorio, veinticuatro d¨ªas (cuando le¨ª esto entend¨ª la magia de envolver los regalos: ?Aparentan m¨¢s!).
Los investigadores comprobaron que las personas se gastan menos dinero en m¨¢quinas tragaperras cuando sus fondos estaban divididos en diez sobres y no solo en uno. Y a¨²n hay m¨¢s: tambi¨¦n descubrieron que los jornaleros que cobraban en efectivo ahorraban m¨¢s (o gastaban menos) cuando repart¨ªan sus salarios en diversos sobres. En definitiva, una partici¨®n es un l¨ªmite para no entregarnos a la alegr¨ªa del gasto.
Todo lo anterior se puede aplicar a las inversiones: en vez de hacerla de golpe se puede hacer en distintas tandas verificando si se est¨¢ cumpliendo con los objetivos parciales, por ejemplo. Tambi¨¦n se puede aplicar a las relaciones: ?Hasta d¨®nde est¨¢s dispuesto a aguantar? ?cu¨¢l es el cable trampa que est¨¢s dispuesto a poner en tu trabajo? Y si tu pareja quiere hacer algo que te suena a locura (ese viaje a la otra punta del mundo o inversi¨®n en un negocio que no acabas de ver) y no quieres decirle un no rotundo, negocia un cable trampa en formato de fechas o de partici¨®n del dinero que os pod¨¦is gastar. Al menos, seguro que los dos estar¨¦is m¨¢s contentos.
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