As¨ª son los g¨¦rmenes en el espacio
Un estudio analiza unas muestras de polvo obtenidas en la Estaci¨®n Espacial Internacional y descubre unas bacterias que podr¨ªan causar inflamaci¨®n e irritaci¨®n de la piel
Cuando la tripulaci¨®n del Ares III se ve obligada a evacuar Marte ante una peligrosa tormenta de arena, el astronauta Mark Watney queda atrapado y sus compa?eros le dan por muerto. Pero, sorprendentemente, este ingeniero mec¨¢nico de la NASA sobrevive y debe ingeni¨¢rselas con astucia para subsistir en el planeta rojo hasta que consiguen rescatarle. Es el argumento de la ¨²ltima producci¨®n norteamericana de ciencia ficci¨®n espacial, Marte. Lo que probablemente desconoce su director, Ridley Scott, es que si la historia fuese real el protagonista tambi¨¦n se habr¨ªa tenido que enfrentar a peligros inusuales a bordo de la nave en que viajaba. Concretamente, a inusuales infecciones. "La salud de las tripulaciones de los vuelos espaciales presentes y futuros es de m¨¢xima importancia, y sobre todo en lo que se refiere a la infecci¨®n por microbios", explica a Materia Kasthuri Venkaterswaran, investigador del Laboratorio de Propulsi¨®n a Chorro de la NASA.
Decididos a averiguar con qu¨¦ g¨¦rmenes conviven los astronautas, Venkaterswaran y sus colegas han analizado a conciencia unas muestras de polvo obtenidas en la Estaci¨®n Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en ingl¨¦s), que es el mejor campo de experimentaci¨®n para estudiar posibles bioamenazas. Y han descubierto importantes diferencias, incluyendo unas bacterias oportunistas, en su mayor¨ªa inocuas en la Tierra, que en el espacio podr¨ªan causar inflamaci¨®n e irritaci¨®n de la piel, tal y como publica la revista Microbiome. Es la primera vez que, en lugar de usar los tradicionales cultivos de bacterias y hongos, se aplican tecnolog¨ªas de secuenciaci¨®n molecular del ADN para identificar g¨¦rmenes en el espacio, una t¨¦cnica mucho m¨¢s precisa y completa, que en principio no deja ning¨²n microbio sin identificar.
Para el estudio los cient¨ªficos tomaron muestras de polvo de los filtros de aire y las aspiradoras a bordo de la ISS. Y compararon las muestras con el polvo obtenido de las habitaciones limpias de la NASA, unos espacios confinados y controlados que la agencia ha construido en Pasadena (California). Los experimentos revelaron que la poblaci¨®n de actinobacterias, un tipo de bacteria asociada a la piel humana, parece ser mucho mayor en la ISS, algo que seg¨²n sugieren los autores del estudio podr¨ªa solventarse con una limpieza m¨¢s rigurosa.
La salud de las tripulaciones de los vuelos espaciales presentes y futuros es de m¨¢xima importancia"
Asimismo se han detectado m¨¢s Bacillus y Staphylococcus en este centro de investigaci¨®n en ¨®rbita que en tierra firme. Otra familia de microbios a las que habr¨¢ que estar atentos son las corinebacterias, especies comensales de piel y mucosas que cuando se vuelven oportunistas pueden causar linfadenitis, endocarditis, neumon¨ªas, meningitis y otras infecciones. En cuanto a los hongos, en la ISS predominaba Aspergillus niger, relacionado con infecciones de o¨ªdo y pulmonares, aunque con escaso potencial para causar enfermedades. Que el aire de la ISS recircule y no se renueve podr¨ªa explicar algunas de estas diferencias. Y los efectos de la microgravedad sobre los g¨¦rmenes tambi¨¦n podr¨ªan resultar claves.
La investigaci¨®n no terminar¨¢ aqu¨ª. "El Consejo de Investigaci¨®n Nacional recomienda averiguar si las especies que viven largo tiempo aisladas en la ISS sufren cambios gen¨¦ticos permanentes, ven aumentada su virulencia o desarrollan resistencia a antibi¨®ticos como consecuencia de las condiciones de microgravedad", explica Venkaterswaran.
Pero no basta con conocer a qu¨¦ microorganismos se enfrentan los astronautas para preparar su futuro arsenal farmac¨¦utico. Tambi¨¦n es fundamental averiguar si pierden alguno "propio" cuando salen al espacio. A ras de suelo, cada ser humano lleva a cuestas diez veces m¨¢s microbios que c¨¦lulas propias. Pertenecen a centenares de especies distintas, y muchos de ellos nos protegen compitiendo con otros organismos y manteniendo a raya a los pat¨®genos, a la vez que colaboran en la digesti¨®n y la absorci¨®n de nutrientes, e incluso regulan los estados mentales y el ¨¢nimo. En otras palabras, que estemos sanos y felices depende en gran medida de ellos.
Si merman o desaparecen, aseguran los cient¨ªficos, las consecuencias para la salud f¨ªsica y mental pueden ser desastrosas. Y la mala noticia para los futuros viajeros espaciales es que normalmente esta microbiota se renueva gracias a la ingesta de frutas, verduras y yogures, tres tipos de alimentos que no est¨¢n incluidos en la limitada despensa de los astronautas.
Por eso en el Centro Espacial Johnson de la NASA han decidido investigar con ah¨ªnco en qu¨¦ estado se encuentra la comunidad de microorganismos en el cuerpo de los astronautas nada m¨¢s poner los pies en la Tierra tras unos meses en la ISS. El fin es dilucidar hasta qu¨¦ punto puede verse modificada por la microgravedad, el cambio de ambiente, la dieta espacial y el estr¨¦s. Muestras gastrointestionales, de saliva, sangre, transpiraci¨®n y todo tipo de secreciones corporales aportar¨¢n los datos necesarios. Y es que, si de verdad queremos mandar humanos a Marte, no queda otra que conocer antes c¨®mo cambia el complejo ecosistema de microbios que vive en nuestros cuerpos cuando salimos al espacio exterior.
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