La plaga nacionalista
El Gobierno catal¨¢n envenena la vida de los ciudadanos; el espa?ol, nos observa con desidia
Mi patria son los libros y hago de sus autores mis amigos personales. Escribo en castellano y, alguna vez, tambi¨¦n en catal¨¢n. En los noventa fui una de los firmantes del Manifiesto Foro Babel, movimiento de intelectuales y artistas contrarios a la pol¨ªtica nacionalista en Catalu?a y en defensa activa de los derechos ling¨¹¨ªsticos de sus ciudadanos. Desde entonces, los signatarios catalanes del Manifiesto Babel hemos sido marcados por el r¨¦gimen nacionalista con la cruz de traidores a la patria y las consecuencias que esta calificaci¨®n implica. Foro Babel, grupo notable de personas libres, dem¨®cratas y con afinidades pol¨ªticas diversas, ha sido antecedente del Manifiesto que dio origen al partido Ciudadanos.
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Cuando me preguntan ?qu¨¦ pasa en Catalu?a?, suelo responder: fuimos atacados por sorpresa por la plaga nacionalista. Jordi Pujol la prepar¨® a conciencia con varios pactos contra natura entre Gobierno central y Generalitat, tripartito incluido, hasta traspasarla a su hijo adoptivo, Artur Mas, que ha hecho explosionar la plaga con el fin de proteger sus intereses personales, los de su partido y los de la casta de colaboradores del r¨¦gimen. Unidos todos con un pacto de mudez a la siciliana y un presidente, Mas, ahora en la cuerda floja, cuyo triunfo ha consistido en dividir el pa¨ªs en dos. Su mandato ha consistido en recortar derechos sociales y servicios p¨²blicos, promover la xenofobia, gastar las arcas en alzamiento nacional y en una pasividad gestora del pa¨ªs a todos los niveles salvo en destinar una cruzada millonaria en adoctrinamiento separatista dejando la pol¨ªtica catalana en estado catat¨®nico.
Los contrarios al separatismo, el sentimiento de abandono, choque de trenes, y asfixia social lo hemos sentido por las dos partes. Catalu?a nos aplasta y Espa?a nos abandona. Del lado espa?ol, por la desidia y distanciamiento desde que se inici¨® la plaga, y del catal¨¢n, por la desverg¨¹enza y manipulaci¨®n con la que han envenenado la vida de todos los ciudadanos. Una mayor¨ªa de catalanes nunca cre¨ªmos esta patra?a. El ¡°no¡± a la independencia ha sido ganador en estas elecciones pese al silencio ciudadano ante el temor a posibles represalias. Los votantes contra la independencia conocen todo y m¨¢s sobre los tejemanejes y comisiones del Gobierno pujolista, pero prefieren hablar poco. El nacionalismo act¨²a provocando el miedo. Ha llegado el momento de expresarnos libremente, dar nuestra opini¨®n en catal¨¢n o castellano, sin recelo, y que este ¡°no¡± al separatismo sea tenido en cuenta en cualquier acci¨®n solidaria del Estado espa?ol.
?Se acuerdan de Serrat cantando en dos idiomas? Somos un pa¨ªs biling¨¹e. Cultura y lengua son la piedra de toque de todo nacionalismo que busca construir un pa¨ªs a su medida. Tambi¨¦n el catal¨¢n ha jugado y ganado a empobrecer la nuestra. La plaga patri¨®tica nunca ha soportado que la Barcelona de la Transici¨®n haya sido capital de cultura europea y lugar de encuentro de las artes universales. Y se ha dedicado a eliminar esta condici¨®n hist¨®rica para colocar en su lugar una seudocultura fan¨¢tica y obediente a sus intereses separatistas con libros, exposiciones, museos, congresos, etc¨¦tera, fabricados de acuerdo al credo patri¨®tico instaurado. Los principales medios de comunicaci¨®n catalanes han sido comprados y dirigidos a difundir informaci¨®n enga?osa del Gobierno independentista. Un caso flagrante se refiere a los archivos personales m¨¢s importantes de la literatura espa?ola y latinoamericana del siglo XX que la agente literaria Carmen Balcells ofreci¨® a la Generalitat y fueron desestimados. Ahora: escritores como Neruda, Rulfo, Garc¨ªa M¨¢rquez, pasando por Laforet, Cela o Gil de Biedma y tantos otros de igual relevancia descansan en el Ministerio de Cultura espa?ol. A manera de otros reg¨ªmenes autoritarios, los nacionalistas de aqu¨ª han creado un enemigo com¨²n llamado Espa?a.
Ha llegado el momento de que el? "no" al separatismo sea tenido en cuenta por el Estado
Un pa¨ªs, como la Catalu?a de hoy, en el que una mayor¨ªa de ciudadanos se siente coaccionada a callar p¨²blicamente lo que piensa, no es un pa¨ªs libre. Un pa¨ªs en el que el virus nacionalista propagado por el Gobierno actual y c¨®mplices ha logrado en cuatro a?os cuadriplicar su sarampi¨®n explosivo, es un pa¨ªs robado. Un pa¨ªs que recurre al incumplimiento de la ley para tapar la corrupci¨®n de dirigentes y beneficiarios, no es un pa¨ªs democr¨¢tico. Al margen de la actuaci¨®n tan necesaria de jueces y pol¨ªticos sujetos al principio de legalidad, los perjudicados, que somos todos, reclamamos devuelvan la Catalu?a que nos han arrebatado.
Nuria Amat es escritora.
Fragmento del texto le¨ªdo en el acto Societat Civil Catalana, teatro Victoria de Barcelona, en octubre.
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