La ciencia florece dentro de las iglesias
La conversi¨®n de dos antiguas capillas en centros cient¨ªficos simboliza un tiempo nuevo en una Espa?a que lleg¨® a demoler un icono del conocimiento para levantar una iglesia
Espa?a ha pasado?en unas pocas d¨¦cadas de construir una iglesia encima de uno de sus iconos del conocimiento a desacralizar capillas para instalar en ellas centros de investigaci¨®n punteros. La batalla entre ciencia e Iglesia es inmemorial, pero en Espa?a lleg¨® a su culmen tras el fin de la Guerra Civil en 1939, cuando la nueva dictadura decidi¨® demoler el Auditorio de la Residencia de Estudiantes de Madrid, sede de importantes conferencias cient¨ªficas internacionales, para levantar all¨ª una iglesia consagrada a la adoraci¨®n del Esp¨ªritu Santo.
El auditorio era una de las joyas de la Junta para Ampliaci¨®n de Estudios (JAE), una instituci¨®n dirigida por el Nobel Santiago Ram¨®n y Cajal que financiaba a los mejores cient¨ªficos espa?oles estancias en las grandes universidades europeas y americanas. A finales de 1937, el general Francisco Franco decidi¨® disolver la JAE y en 1939 cre¨® el Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC) para restaurar ¡°la cl¨¢sica y cristiana unidad de las ciencias destruida en el siglo XVIII¡±.
¡°Si de las bas¨ªlicas romanas surgieron las primitivas iglesias cristianas, por qu¨¦ de un teatro o cine, en donde se pensaba ir ensuciando y envenenando, con achaques de cultura y de arte, a la juventud espa?ola, no puede surgir un oratorio, una peque?a iglesia para que sea el Esp¨ªritu Santo el verdadero orientador de esta nueva juventud de Espa?a¡±, escribi¨® el arquitecto Miguel Fisac, encargado de demoler el auditorio de la JAE de Ram¨®n y Cajal, tras el final de la Guerra Civil.
¡°Hasta finales de la d¨¦cada de 1950, Espa?a fue uno de los pa¨ªses m¨¢s subdesarrollados de Europa en ciencia¡±, lamenta Manuel Castillo, de 74 a?os y hasta el a?o pasado catedr¨¢tico em¨¦rito de Historia de la Ciencia en la Universidad de Sevilla. Castillo entr¨® en la universidad en 1965 y ha sido testigo de excepci¨®n de la transformaci¨®n de la ciencia espa?ola desde la muerte de Franco. Desde 1976, el presupuesto para ciencia se cuadruplic¨®, desde el 0,34% del PIB al 1,4% en 2010, el mejor dato hist¨®rico. Espa?a ya no destruye salas de conferencias para construir iglesias, sino que de vez en cuando elimina el car¨¢cter sagrado de capillas y aprovecha el espacio para la ciencia.
El presupuesto para ciencia se cuadruplic¨® desde 1976, desde el 0,34% del PIB al 1,4% en 2010
Hay dos grandes ejemplos. El m¨¢s conocido es la iglesia de Torre Girona, un imponente edificio de estilo fascista construido en la d¨¦cada de 1940, que fue desacralizado en 1975 y que alberga desde 2005 el Centro de Supercomputaci¨®n de Barcelona, sede del superordenador m¨¢s potente de Espa?a, el MareNostrum. El segundo ejemplo es la nueva biblioteca del CSIC en el Palacio de Do?ana, instalada en una antigua capilla del Parque Nacional, entre Huelva y Sevilla. Donde antes se daba misa, ahora hay centenares de libros de ciencia, incluidos los de Charles Darwin, prohibidos en su momento por el Vaticano.
La biblioteca de Do?ana, en la que el antiguo retablo barroco de la virgen del Carmen ahora es solo un adorno, es un s¨ªmbolo de la transformaci¨®n de Espa?a desde la muerte del dictador. El bi¨®logo Miguel Delibes de Castro se incorpor¨® a la Estaci¨®n Biol¨®gica de Do?ana, del CSIC, en 1971. ¡°Durante una temporada breve, el cura iba todos los domingos a dar misa. Los bi¨®logos y los becarios no sol¨ªamos ir, as¨ª que el cura se encontraba en la capilla con apenas media docena de personas. Imagino que no merec¨ªa la pena tanto esfuerzo para tan pocos fieles¡±, recordaba Delibes en una entrevista con Materia.
Espa?a pis¨® el acelerador del cambio con la llegada del nuevo milenio. El Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar recuper¨® de EE UU al cardi¨®logo Valent¨ªn Fuster y al onc¨®logo Mariano Barbacid para dirigir los nuevos centros de investigaci¨®n punteros CNIC y CNIO. En 2000, Aznar cre¨® el Ministerio de Ciencia y Tecnolog¨ªa. El Ejecutivo de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero se encontr¨® en 2004 con un pa¨ªs con 100.000 investigadores y alcanz¨® los 135.000 en 2010, pero esa fecha marca el inicio de la marcha atr¨¢s.
Zapatero se encontr¨® en 2004 con un pa¨ªs con 100.000 investigadores y alcanz¨® los 135.000 en 2010
Desde 2010, pen¨²ltimo a?o de Zapatero, Espa?a ha perdido 11.000 investigadores. El presupuesto para ciencia ha ca¨ªdo del 1,4% al 1,24% de 2013, ¨²ltimo dato disponible. La fuga de cerebros se ha disparado. Los dos ¨²nicos cient¨ªficos espa?oles en el comit¨¦ editorial de la revista Science, el bi¨®logo Jordi Bascompte y el neurocient¨ªfico ?scar Mar¨ªn, han dejado su puesto en el CSIC para investigar fuera de Espa?a, huyendo de un sistema "anclado en el pasado". Y el presidente Mariano Rajoy, que se enfrent¨® el 14 de junio de 2013 a la mayor manifestaci¨®n de cient¨ªficos de la historia de Espa?a, tard¨® dos a?os y medio en pisar por primera vez un centro de investigaci¨®n.
Espa?a camina ahora hacia atr¨¢s, pero hay un pasado que presumiblemente no se volver¨¢ a repetir. En su reciente libro Ense?anza, ciencia e ideolog¨ªa en Espa?a (1890-1950), editado por la Diputaci¨®n de Sevilla y Vitela Gesti¨®n Cultural, el catedr¨¢tico Manuel Castillo recordaba la purga emprendida por la dictadura franquista en la universidad espa?ola. De los 580 catedr¨¢ticos existentes, 20 fueron asesinados, 150 expulsados y 195 huyeron fuera del pa¨ªs.
El s¨ªmbolo del exilio cient¨ªfico fue Ciencia. Revista hispanoamericana de Ciencias puras y aplicadas, editada en M¨¦xico por los investigadores exiliados. Su primer director fue Ignacio Bol¨ªvar, creador en 1901 del Museo Nacional de Ciencias Naturales, en Madrid. Tras su muerte en 1944, fue sucedido por el f¨ªsico Blas Cabrera, anfitri¨®n de Albert Einstein en Espa?a en una visita antes de la Guerra Civil. Franco prohibi¨® la revista desde su primer ejemplar, publicado el 1 de marzo de 1940 con temas como una nueva especie de insecto y el hambre de origen cerebral. El ¨²ltimo n¨²mero de Ciencia se public¨® en diciembre de 1975. No hubo m¨¢s. El dictador hab¨ªa muerto. Los cient¨ªficos exiliados pod¨ªan regresar a casa.
"Fue un nacionalcatolicismo procient¨ªfico"
El historiador Lino Camprub¨ª subraya que el primer secretario general del CSIC fue Jos¨¦ Mar¨ªa Albareda, un qu¨ªmico que hab¨ªa sido uno de los primeros seguidores del sacerdote Josemar¨ªa Escriv¨¢ de Balaguer, fundador del Opus Dei en 1928. Albareda tambi¨¦n era del Opus y se hizo sacerdote. Estuvo al frente del CSIC desde 1939 hasta su muerte en 1966.
"Albareda insist¨ªa much¨ªsimo en la ciencia aplicada y a la vez se cre¨ªa a pies juntillas el catolicismo m¨¢s rancio. Intentaban adaptar las ciencias al catolicismo, no clausurarlas", opina. Esa es la tesis del ¨²ltimo libro acad¨¦mico de Camprub¨ª, Engineers and the Making of the Francoist Regime, editado en 2014 por MIT Press, la editorial universitaria del Instituto Tecnol¨®gico de Massachusetts (EE UU). Todav¨ªa no hay edici¨®n espa?ola, pero su t¨ªtulo ser¨ªa Los ingenieros y la construcci¨®n del r¨¦gimen franquista.
En el volumen, Camprub¨ª, del Instituto Max Planck de Historia de la Ciencia, en Berl¨ªn (Alemania), propone desterrar la idea de la dictadura como un p¨¢ramo cient¨ªfico. ¡°Que el r¨¦gimen fuera cat¨®lico no quiere decir que fuera anticient¨ªfico. Fue un nacionalcatolicismo industrializador y, por lo tanto, procient¨ªfico¡±, afirma.
La conversi¨®n de Espa?a en una potencia nuclear es un ejemplo de esta tesis, seg¨²n Camprub¨ª. El 6 de julio de 1965, el obispo de Sig¨¹enza roci¨® de agua bendita el solar de Almonacid de Zorita (Guadalajara) en el que se iba a construir la primera central nuclear espa?ola. "El Creador ha puesto en las manos del hombre un caudal inagotable de energ¨ªa que este va utilizando en su provecho en las formas m¨¢s variadas: energ¨ªa mec¨¢nica, calor¨ªfica, luminosa, el¨¦ctrica, qu¨ªmica, at¨®mica, etc¨¦tera", sentenciaba el libro de F¨ªsica y Qu¨ªmica de cuarto de Bachillerato de la editorial Bru?o, en 1962.
¡°Algunos ingenieros y cient¨ªficos fueron agentes activos en la construcci¨®n del nuevo Estado, pero por supuesto que hubo represi¨®n y censura en el franquismo¡±, zanja Camprub¨ª.
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