Os estar¨¦ mirando
Nada de cartas blancas, nada de partidismos ciegos. Nuestro apoyo tiene que ser m¨¢s exigente
Todav¨ªa no ha empezado la campa?a oficial del 20-D y ya estoy hasta la coronilla de las elecciones y de su carga a?adida de pactos y rupturas, insultos, promesas, amenazas, loas encendidas a la honestidad y declaraciones sublimes. Tengo la sensaci¨®n de llevar todo el a?o dentro de una inacabable campa?a electoral, lo cual resulta agotador.
Pero a¨²n deben de estar m¨¢s agotados los pol¨ªticos, y eso es todav¨ªa m¨¢s preocupante, porque no parece que la media intelectual de la clase pol¨ªtica sea excesivamente elevada, de modo que el peso del cansancio sobre tan pocos mimbres debe de empeorar considerablemente su raciocinio. Esto lo cuenta muy bien la serie danesa Borgen: las jornadas interminables, la falta de sue?o, la imposibilidad de leer un libro, ver una pel¨ªcula, estar con tus hijos o con tus amigos, hacer una m¨ªnima vida de persona, en fin. Con sus consecuencias de embrutecimiento y encallecimiento fulminantes. Esto, en lo que respecta a los pol¨ªticos con ideales, que los hay. Los otros, los que utilizan el cargo para robar y figurar, para grandes comilonas, viajes y cacer¨ªas, ya est¨¢n embrutecidos y envilecidos desde el principio. Y el problema es que los pol¨ªticos son los encargados de defender y gestionar nuestros diversos proyectos de sociedad, es decir, son muy necesarios y muy importantes, pese al espantoso descr¨¦dito social al que han llegado.
Pienso ahora en los miles de candidatos que rellenan las listas de las pr¨®ximas elecciones y me pregunto qu¨¦ les lleva a postularse. Supongo que, grosso modo, responder¨¢n a las dos categor¨ªas antes mencionadas: los que quieren cambiar la sociedad, los que piensan que pueden mejorar las cosas, por un lado, y por otro, los que quieren medrar y est¨¢n convencidos de que el poder les ayudar¨¢ much¨ªsimo en el latrocinio. De estos segundos me contaron un chiste: un pol¨ªtico reci¨¦n elegido de uno de los grandes partidos, escoge el que m¨¢s rabia te d¨¦, PP o PSOE, va en su primer viaje oficial a Alemania y se encuentra con un colega veterano del partido germano correspondiente. El alem¨¢n agasaja al espa?ol en su casa, una mansi¨®n tan magn¨ªfica que deja a nuestro representante boquiabierto. ¡°Pero t¨², ?eras rico de antes?¡±, pregunta. ¡°Nooo, esto viene del cargo. Mira, ?ves esa autopista?¡±, contesta el alem¨¢n, se?alando un colosal nudo de carreteras de cinco carriles por cada lado que pasa cerca. ¡°S¨ª¡±, responde el espa?ol. ¡°Pues¡¡±, dice el teut¨®n d¨¢ndose dos maliciosos golpecitos en el bolsillo. Dos a?os despu¨¦s, el alem¨¢n devuelve la visita, y nuestro pol¨ªtico le recibe en su casa de campo, un palacio barroco con una finca de mil hect¨¢reas y coto de caza. El germano se queda sin aliento: ¡°?Pero bueno! ?Y todo esto?¡±. ¡°Nada, segu¨ª tu consejo¡±, dice el espa?ol: ¡°?Ves esa autopista?¡±. ¡°No¡±. ¡°Pues¡¡±, contesta nuestro representante palme¨¢ndose el bolsillo.
Gastar dinero propio y tiempo, someterse al desd¨¦n de muchos, ser ignorado despu¨¦s en las urnas: eso s¨®lo se puede hacer por vocaci¨®n de servicio
Pero luego hay otros candidatos. En las pasadas elecciones auton¨®micas iba andando por Madrid cuando un hombre me alarg¨® una de esas hojitas satinadas publicitarias. Siempre las cojo, porque s¨¦ que les pagan por copias repartidas. El papel, amarillo, parec¨ªa un anuncio de compraventa de oro, pero cuando lo mir¨¦ vi que era un panfletillo electoral del Partido Castellano, con la foto de un tal Mariano Navarro, el candidato al Ayuntamiento. Y el que me hab¨ªa dado la hoja era el propio Navarro, entregado a esa ingrata y modesta labor de intentar meter sus ideas entre los dedos descuidados de la gente. Gastar dinero propio y tiempo, someterse al desd¨¦n de muchos, ser ignorado despu¨¦s en las urnas: eso s¨®lo se puede hacer por vocaci¨®n de servicio. Y lo digo m¨¢s all¨¢ de este partido en concreto: creo que hay candidatos as¨ª en todo el arco ideol¨®gico. La cuesti¨®n es c¨®mo conseguir que el sistema prime a estos pol¨ªticos; c¨®mo vigilar para que luego no se corrompan o se envanezcan hasta el mesianismo.
Por muy cansados que estemos, creo que las pr¨®ximas elecciones son muy importantes. Necesitamos regenerar el sistema pol¨ªtico; necesitamos restaurar el pacto social de credibilidad con nuestros representantes. ¡°No podemos resolver los problemas usando el mismo tipo de pensamiento que ten¨ªamos cuando los creamos¡±, dijo Einstein. S¨ª, tenemos que cambiar de pensamiento, pero todos. Tambi¨¦n los electores. Nada de cartas blancas, nada de partidismos ciegos. Nuestro apoyo tiene que ser m¨¢s exigente y la responsabilidad pol¨ªtica no se acaba al votar. Vigilemos, reclamemos, protestemos y salgamos a la calle incluso contra quienes hemos votado si no se comportan como es debido. En concreto, para m¨ª la prioridad es Sanidad y Educaci¨®n, es el apoyo a los m¨¢s indefensos, a las familias sin recursos, los ancianos, los ni?os, los animales, los refugiados, las personas en riesgo de desahucio. Os estar¨¦ mirando.
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