La teolog¨ªa es una rama de la alba?iler¨ªa
En 'Las santas del esc¨¢ndalo' Erri De Luca recorre cinco vidas contadas a sangre y fuego entre el altar y el fango
Hay ateos que llevan un te¨®logo dentro. Sin ir m¨¢s lejos, Erri De Luca. No es que el escritor napolitano sea estrictamente un ateo. Un ateo, seg¨²n ¨¦l mismo, es alguien que se priva de Dios; un creyente, por contra, alguien que le habla de t¨². De Luca no puede hacer ni una cosa ni la otra. Digamos que no cree en la existencia de Dios, sino en sus consecuencias. Antes de poder vivir de sus novelas ¨Cque empez¨® a publicar con 39 a?os; hoy tiene 65¨C, trabaj¨® como alba?il. Cada ma?ana, antes de acudir a la obra, le¨ªa un fragmento de la Biblia y anotaba sus impresiones. El resultado fue Hora prima (S¨ªgueme), un volumen que interpreta el episodio de la Torre de Babel como un despido masivo al tiempo que nos ilustra sobre las estructuras del hebreo, la lengua que estudi¨® el escritor para acudir sin muletas al original de ¡°la historia m¨¢s ambiciosa del mundo¡±: el monote¨ªsmo.
Consagrado desde hace a?os a la literatura, el autor de Tres caballos no ha perdido la costumbre de leer y traducir la Biblia. Fruto de esa labor es Las santas del esc¨¢ndalo, que recorre las vidas de Tamar, Rajab, Rut, Betsab¨¦ y Mar¨ªa, las cinco mujeres que san Mateo destaca expresamente en la genealog¨ªa de Cristo. Con cercan¨ªa y erudici¨®n, Erri De Luca repasa episodios de exilio, prostituci¨®n y embarazos fuera del matrimonio para subrayar el origen mestizo del Mes¨ªas. De Luca escribe sus historias sin ponerse estupendo. Lo mismo tira de suspense siguiendo a dos esp¨ªas por Jeric¨® que desmonta una etimolog¨ªa machista o nos informa de que, frente a la sure?a Bel¨¦n, Galilea era ¡°la Suiza de entonces¡±, el lugar al que se emigraba en busca de trabajo. Como hizo san Jos¨¦. Y as¨ª todo: lo divino y lo humano. Cuando est¨¢ en buenas manos, la teolog¨ªa parece una rama de la alba?iler¨ªa.
Vidas de santas
No hay personaje literario tan fascinante como aquel que dice tener tratos con Dios. Tal vez por eso Emmanuel Carr¨¨re ha dedicado su ¨²ltimo libro, El reino (Anagrama), a san Pablo y san Lucas (y a s¨ª mismo, como de costumbre), al tiempo que Amos Oz ha hecho, al menos parcialmente, otro tanto con Judas (Siruela). Erri De Luca, por su parte, contribuye a este oto?o divino con Las santas del esc¨¢ndalo (S¨ªgueme), cinco vidas contadas a sangre y fuego entre el altar y el fango.
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