El trabajo que salv¨® su vida
Instituciones y empresas ayudan a las mujeres maltratadas a dejar atr¨¢s su pasado y construir un nuevo futuro
Son incapaces de mostrar la cara. El miedo las atenaza. Todav¨ªa. Aunque hayan pasado a?os desde que pusieron tierra de por medio con sus maltratadores. Las mujeres v¨ªctimas de violencia de g¨¦nero pasan por un calvario que muchas veces resulta imposible de dejar atr¨¢s. E, incluso, cuando el temor no las oprime tanto como antes, es la verg¨¹enza social la que las lleva a contar sus experiencias con nombres figurados, como ocurrir¨¢ con las protagonistas de esta historia. Salvo una. El fallecimiento de su exmarido le da fuerzas para retratarse con el rostro al descubierto.
Desde que el Gobierno aprobase la Ley de Medidas de protecci¨®n integral contra la violencia de g¨¦nero, en 2004, la situaci¨®n de las mujeres maltratadas ha mejorado. ¡°Hay mayor sensibilizaci¨®n social. El ministerio ha hecho mucho, ha contribuido a que se tome conciencia del problema y se saque a la luz¡±, sostiene Ana Mu?oz de Dios, directora general de la Fundaci¨®n Integra. Pero el avance es insuficiente y no impide que en lo que va de a?o se hayan sumado 47 asesinatos al dram¨¢tico contador de la violencia machista. Y siete de ellos han ocurrido esta misma semana, tras la manifestaci¨®n multitudinaria convocada en Madrid para denunciarla.
El empleo es una herramienta de inclusi¨®n social para este colectivo que se caracteriza por su dependencia econ¨®mica del maltratador, la falta de redes de apoyo y su desconocimiento de los procedimientos y ayudas para dejar atr¨¢s su situaci¨®n. Conscientes de ello, las organizaciones sin ¨¢nimo de lucro y las empresas han unido sus fuerzas para poner en marcha de proyectos de inserci¨®n socio-laboral que les ayuden a abandonar su condici¨®n de v¨ªctimas para convertirse en supervivientes de la violencia de g¨¦nero, como se define Isabel de Diego.
A sus 52 a?os, Isabel tiene dos empleos que le permiten llevar una nueva vida tras 22 a?os de martirio continuado, que es como llama al matrimonio que termin¨® hace tres a?os, con la muerte de su marido en la c¨¢rcel. Esos tres a?os son los mismos que lleva empleada en el servicio de limpieza de una comisar¨ªa de Madrid, ¡°una bendici¨®n¡± que agradece constantemente a la Fundaci¨®n Integra, ¡°porque tener un trabajo estable significa poder vivir, pagar las deudas que te dej¨®, relacionarte con los dem¨¢s¡ Es tu libertad¡±, asegura esta mujer que completa su salario de 600 euros como asistenta en una casa y que trabaja para s¨ª misma, no para mantener a sus tres hijos como antes.
Un antes y un despu¨¦s
Es otra mujer. Alguien que decide lo que quiere, que no se arredra. La misma historia que cuentan todas y cada una de las protagonistas de este reportaje. Tengan la formaci¨®n que tengan y pertenezcan a la clase social que pertenezcan porque, como admite Ana, que trabaja en Repsol desde hace algo m¨¢s de un a?o, ¡°es un error pensar que la violencia de g¨¦nero solo afecta a las familias con pocos recursos. Le puede pasar a cualquiera¡±.
Cifras imperdonables
El contador de la violencia de g¨¦nero, por desgracia, no cesa. El Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad lo tiene bien presente. El a?o pasado 38 mujeres murieron v¨ªctimas de esta lacra social y m¨¢s de la mitad de estos homicidios se produjeron despu¨¦s de su denuncia y/o con medidas de protecci¨®n solicitadas o en curso. En lo que va de 2015 ya son 47 los asesinatos y desde 2003 m¨¢s de 800.
Las denuncias rebasan las 62.000 en la primera mitad de este a?o (el todo 2014 fueron 126.742) y las ¨®rdenes de protecci¨®n, 17.648. Los casos sujetos a seguimiento integral suman 51.603 (de los que 16.380 cuentan con protecci¨®n policial) y los reclusos que cumplen condena por esta causa son m¨¢s de 6.000.
Ana, universitaria de m¨¢s de 40 a?os con un hijo de 11, particip¨® en la primera de las dos ediciones del programa de Repsol 15 mujeres caminando hacia el empleo. Lleg¨® a ¨¦l cuando ¡°no exist¨ªa como persona¡±, tras ocho a?os de malos tratos, un despido colectivo en su empresa, el paro y una fuerte depresi¨®n. ¡°Ten¨ªa miedo. No encontraba motivaci¨®n alguna. Me dej¨¦ totalmente. Pero el programa me ayud¨® a valorarme, a empezar a fiarme de las personas, a sonre¨ªr y a levantarme sin esfuerzo por la ma?ana¡±, dice.
¡°Es un antes y un despu¨¦s. No soy la misma persona¡±, apoya Mar¨ªa, diplomada en Empresariales, con cuatro idiomas y participante tambi¨¦n en el proyecto. Esta extranjera de poco m¨¢s de 35 a?os ha sufrido malos tratos desde hace 10. ¡°Cuando abr¨ª los ojos, doli¨® tanto que me provoc¨® ansiedad¡±. Porque uno de los problemas que aquejan a estas mujeres es que tienen tal dependencia emocional de su maltratador que les hace perder su autoestima haci¨¦ndolas creer tan culpables como que no sirven para nada, lo que se suma al handicap econ¨®mico a que se enfrentan cuando se separan. As¨ª lo cuentan los expertos en violencia de g¨¦nero y lo admite Mar¨ªa: ¡°Pensaba que mi vida iba bien hasta que los Servicios Sociales me quitaron la venda con que me defend¨ªa¡±. Entonces llegaron las denuncias, las ¨®rdenes de alejamiento¡ ¡°Tem¨ªa por mi vida y, como no cre¨ªa en m¨ª misma, no estaba en condiciones de encontrar trabajo¡±.
El pasado enero su vida cambi¨®. Tras dos meses de formaci¨®n te¨®rica, en los que se busca el fortalecimiento personal de estas mujeres, que descubran sus capacidades y recuperen su autoestima a trav¨¦s del coaching y el mentoring; adem¨¢s de dotarlas de herramientas para salir al mercado laboral; las participantes comienzan un periodo de cuatro meses de pr¨¢cticas formativas en la petrolera para mejorar el desempe?o de su futura labor profesional. ¡°Solo son 15 con el fin de que la formaci¨®n sea personalizada¡±, seg¨²n la gerente de la Fundaci¨®n Repsol, Luisa Rold¨¢n.
¡°Un empleo estable significa poder vivir, es tu libertad¡±, asegura Isabel de Diego, tras 22 a?os de matrimonio y malos tratos
Y as¨ª es como Mar¨ªa puede afirmar ¡°ahora tengo plena confianza en m¨ª y en mis capacidades¡±. Cuando acab¨® las pr¨¢cticas pudo hacer frente a una entrevista de trabajo, en la que la contrataron por tres meses y, despu¨¦s, se cambi¨® a otra empresa donde est¨¢ en periodo de prueba para convertirse en indefinida. ¡°Y el miedo se esfum¨®, he sido capaz de salvar mi vida y me siento orgullosa¡±, asegura con una enorme sonrisa.
Repsol ha invertido 75.000 euros este a?o en este programa piloto y pionero por estar dirigido a mujeres maltratadas licenciadas y diplomadas universitarias, seg¨²n la Fundaci¨®n Integra, que lo ha dise?ado junto a la compa?¨ªa. Como las dos ediciones han sido un ¨¦xito (de las 30 mujeres, 27 est¨¢n trabajando), en 2016 se extender¨¢ a dos emplazamientos m¨¢s de la empresa, que destinar¨¢ 145.000 euros, indica Luisa Rold¨¢n.
El proyecto 15 mujeres caminando hacia el empleo se diferencia de los dem¨¢s en que ¡°es muy realista¡±, seg¨²n Ana Mu?oz, ya que casi la mitad de su inversi¨®n se destina a las participantes, que reciben un abono de transporte y una ayuda de 200 euros ¡°sin los cuales no ser¨ªa viable¡±.
La Fundaci¨®n Integra, creada en 2001 para insertar en el mercado laboral a colectivos en riesgo de exclusi¨®n social, ha notado un crecimiento muy importante en el apoyo de las empresas a las mujeres maltratadas, que se han convertido en el primer colectivo para la instituci¨®n, con m¨¢s de 400 de los 1.500 contratos laborales que gestiona al a?o, ¡°dado que las empresas no tienen prejuicios para contratarlas, como ocurre con quienes salen de la c¨¢rcel o de la droga¡±, indica su directora, ¡°y que reciben bonificaciones de 600 y 1.500 euros por hacerlo, dependiendo de si los contratos son temporales o indefinidos¡±.
Las compa?¨ªas se vuelcan con este colectivo y lo apoyan en la inserci¨®n socio-laboral. El primer paso es recuperar la autoestima
Iniciativas como Empresas por una sociedad libre de violencia de g¨¦nero, impulsada por el Ministerio de Sanidad, Asuntos Sociales e Igualdad y a la que se han adherido cerca de un centenar de compa?¨ªas, son un ejemplo de este apoyo empresarial, que se concreta con financiaci¨®n, como en el caso de Mutua Madrile?a, o a trav¨¦s de la contrataci¨®n directa, como en el de Alcampo.
Mayor involucraci¨®n
¡°Detectamos que cada vez m¨¢s empresas quieren colaborar con este colectivo. De hecho, cuando rebrota la violencia machista y los medios de comunicaci¨®n de comunicaci¨®n se hacen eco, hay compa?¨ªas que acuden a nosotros a proponer ayudas¡±, indica Carolina Conde, coordinadora de proyectos de empleo de Cruz Roja Espa?ola, que el a?o pasado atendi¨® a 2.081 mujeres maltratadas, de las cuales 504 consiguieron trabajo. ¡°De entre todos los colectivos vulnerables, las v¨ªctimas de violencia de g¨¦nero son las que m¨¢s sensibilidad despiertan por parte de las empresas¡±, asegura.
Clece (ACS), Acciona, Banco Santander o Renault son algunas de las compa?¨ªas que tienen proyectos de apoyo a las v¨ªctimas de maltrato.
Repsol tiene un proyecto en el que han participado 30 mujeres universitarias, de las cuales 27 est¨¢n ocupadas
Para estas mujeres, ¡°el empleo constituye una herramienta clave para superar la situaci¨®n que atraviesan, pues les proporciona autonom¨ªa e independencia, refuerza su autoestima y les permite reconducir sus vidas¡±, opina Francisco Mesonero, director general de la Fundaci¨®n Adecco, que en lo que va de a?o ha orientado a 407 mujeres maltratadas, de las que el 64% han hallado empleo. El trabajo es el ¨²ltimo paso de su recuperaci¨®n, cuando llegan a ¨¦l tienen que estar en proceso avanzado de restablecimiento. Adem¨¢s, el 70% de ellas, tiene cargas familiares no compartidas, con lo que atraviesan dificultades con el horario laboral y la conciliaci¨®n, seg¨²n Ana Mu?oz.
Cruz Roja realiza itinerarios personalizados de inserci¨®n laboral para ellas, que incluyen un an¨¢lisis de sus competencias, formaci¨®n o reciclaje, ya que muchas han estado fuera del mercado laboral bastante tiempo. ¡°Son acciones de capacitaci¨®n en turismo, cuidado de personas, dependientes¡ formaciones de entre 100 y 200 horas que incluyen pr¨¢cticas no remuneradas en empresas de dos o tres semanas dependiendo del perfil profesional de cada persona. Posteriormente seguimos trabajando con ellas en la b¨²squeda activa de empleo. Estos programas suelen tener un a?o de duraci¨®n, pero se van prorrogando hasta que encuentran trabajo y tambi¨¦n se ayuda a los hijos¡±, explica Conde.
Yobana G. Hurtado, auxiliar de enfermer¨ªa de 40 a?os de edad y separada de su maltratador hace dos, ha conseguido empleo gracias a estos cursos y el apoyo ¡°psicol¨®gico, econ¨®mico y para el transporte¡± de Cruz Roja. Y quiere que as¨ª se sepa y para ello da su nombre real. ¡°Me dieron la oportunidad de formarme en el cuidado de personas mayores y la asistencia a domicilio y, de repente, me llamaron para trabajar. Se acab¨® este empleo, volv¨ª a Cruz Roja, me abr¨ª a mi orientadora [las mujeres maltratadas no suelen querer reconocer que lo son], me apunt¨¦ en la bolsa de trabajo para v¨ªctimas de violencia de g¨¦nero y me ofrecieron otro contrato de tres meses, que se han convertido en cinco y dicen que me van a renovar ahora¡±, sostiene esta boliviana que mantiene con poco m¨¢s de 800 euros a su hija, por quien se convenci¨® de denunciar a su expareja.
Elena, sin embargo, reconoce que no puede mantenerse econ¨®micamente sola todav¨ªa, tras poner fin hace 13 meses a una relaci¨®n de doce a?os de malos tratos que le inflig¨ªa su exmarido. ¡°?l me pasa una pensi¨®n para mis dos hijos. Y voy justa, pero no me importa porque estoy convencida de que con mi empresa llegar¨¦ a valerme por m¨ª misma¡±. Es la ¨²nica participante del programa de Repsol que se ha atrevido a dar el paso de emprender y ha montado su propio proyecto de impartici¨®n de talleres art¨ªsticos para ni?os. Ya presta sus servicios a un colegio. Y todo gracias al descubrimiento de sus herramientas y capacidades ¡°que estaban anestesiadas¡±.
Pese al mayor apoyo empresarial, solo se han registrado 5.693 contratos bonificados a v¨ªctimas de violencia de g¨¦nero entre 2003 y la primera mitad de 2015, seg¨²n datos del Ministerio de Sanidad, y 1.762 contratos de sustituci¨®n. Para recibir incentivos, las mujeres maltratadas tienen que demostrar que lo son con una orden de alejamiento en vigor o una sentencia de hace dos a?os, como mucho. Las que no han dado el paso de la denuncia se quedan fuera, explican Integra. Eso s¨ª, reciben una renta de inserci¨®n; es lo que hacen m¨¢s de 31.000 mujeres maltratadas actualmente. Y es que los casos que se denuncian no son m¨¢s que la punta del iceberg de una lacra que afecta en Espa?a al 15% de las mujeres de m¨¢s de 16 a?os.
Contratos precarios
Los contratos que consiguen las mujeres que han sufrido violencia de g¨¦nero tras realizar los programas de ayudas a la inserci¨®n de fundaciones y ONG normalmente son temporales. ¡°Suelen durar entre tres y seis meses y estar sujetos al salario m¨ªnimo interprofesional. Son el reflejo del mercado laboral que tenemos actualmente¡±, sostiene Carolina Conde, de Cruz Roja. ¡°Sin embargo, estos contratos son la puerta de entrada al empleo. Una vez que consiguen insertarse es m¨¢s f¨¢cil continuar trabajando, pues las vuelven a llamar para una suplencia o para cubrir una baja¡±, a?ade. Una opini¨®n que coincide con la de Francisco Mesonero, de Adecco, ¡°la mayor¨ªa empiezan con un contrato temporal, con altas posibilidades de continuidad¡±. Sobre todo en el ¨¢rea de servicios, en puestos de atenci¨®n al cliente, teleoperadoras, dependientas, administrativas o auxiliares de geriatr¨ªa.
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