Voces del fin del trabajo
Seis museos europeos registran sonidos en extinci¨®n: una sierra cortando una rama, un zapatero en su taller, la impresi¨®n de billetes de tren
En algunas semanas concluir¨¢ el proyecto Work With Sounds, que tiene desde hace dos a?os a seis museos europeos registrando sonidos en extinci¨®n: una sierra cortando una rama, un zapatero en su taller, la impresi¨®n de billetes de tren. Se trata de sonidos que desaparecen en una Europa en la que el trabajo manual cede su sitio a la producci¨®n industrial en pa¨ªses perif¨¦ricos y a la precariedad.
El del trabajo no parece un tema que interese especialmente a los escritores hispanohablantes, posiblemente debido a que (como observ¨® Javier Mar¨ªas hace a?os) ven la literatura como una alternativa a su ejercicio. Trabajar cansa, se dice (en la barra de un bar en Madrid le¨ª ¡°Trabajar afea¡±), pero al menos desde el comienzo de la crisis sabemos que no hacerlo, o hacerlo precariamente, mata.
A las vidas inveros¨ªmiles del precariado est¨¢n dedicados libros recientes como Yo, precario, de Javier L¨®pez Menacho (que fue encuestador, hombre-anuncio, controlador de m¨¢quinas de tabaco y promotor, pero sobre todo es periodista), y Por cuatro duros, de Barbara Ehrenreich, quien fue camarera de hotel, mujer de la limpieza, auxiliar de enfermer¨ªa y empleada de Walmart para averiguar c¨®mo sobreviven millones de personas.
?C¨®mo ofrecer una respuesta a este estado de cosas cuando la identidad de esas personas como sujetos pol¨ªticos, habitualmente determinada por su relaci¨®n con el trabajo, ya no puede articularse? Concibiendo el precariado como una clase social que debe luchar por sus derechos pol¨ªticos y civiles. Es la propuesta de Guy Standing en El precariado, una llamada a la acci¨®n para que los sonidos del trabajo (y quienes los realizamos) no se conviertan en piezas de museo.
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