Catalu?a y el m¨¦todo Ridruejo
Ser¨ªa imperdonable que ahora, cuando llevamos casi 40 a?os de democracia, no encontr¨¢ramos una soluci¨®n razonable a un problema
Releo estos d¨ªas Escrito en Espa?a, un libro extraordinario de un personaje extraordinario: Dionisio Ridruejo. Ridruejo fue un joven fascinado por Jos¨¦ Antonio Primo de Rivera que en julio de 1936 apoy¨® con entusiasmo el golpe contra la II Rep¨²blica y que, llevado por su idealismo fascista (o falangista) y por su precoc¨ªsimo talento, durante la Guerra Civil desempe?¨® cargos de gran responsabilidad en el bando franquista. No obstante, tras la guerra, en vez de dedicarse a saborear las mieles del triunfo, Ridruejo se distanci¨® del franquismo, no porque ¨¦ste fuera un r¨¦gimen fascista, sino porque no era lo bastante fascista y estaba ya derivando hacia la dictadura conservadora en que en seguida se convirti¨®: en agosto de 1942, tras combatir con la Divisi¨®n Azul en Rusia, Ridruejo dimiti¨® de todos sus cargos; en octubre, el r¨¦gimen lo confin¨® en Ronda. A partir de entonces inici¨® un proceso de maduraci¨®n personal y reflexi¨®n pol¨ªtica que lo condujo, ya en los a?os cincuenta, a oponerse al franquismo en un momento en que muy pocos ten¨ªan el coraje de oponerse al franquismo y a apostar por la democracia en un momento en que, en Espa?a, casi nadie apostaba por la democracia; ambas cosas le enfrentaron a los suyos y le mandaron varias veces a la c¨¢rcel. Ridruejo era un escritor, no un pol¨ªtico, pero se sent¨ªa con raz¨®n responsable de la cat¨¢strofe que el franquismo hab¨ªa provocado, y consagr¨® su vida a tratar de enmendarla como pol¨ªtico y como escritor. Dig¨¢moslo as¨ª: Ridruejo sab¨ªa que el franquismo era una m¨¢quina mort¨ªfera y que pocos conoc¨ªan su funcionamiento mejor que ¨¦l, que hab¨ªa contribuido a construirla; as¨ª que se dedic¨® a desmontarla, a crear artefactos que mostrasen c¨®mo funcionaba la m¨¢quina, para poder desactivarla.
La sustancia de la democracia est¨¢ hecha de reconocimiento mutuo, cesiones y hallazgo dialogado
Escrito en Espa?a, de 1961, es uno de esos artefactos. No conozco mejor descripci¨®n de las causas que condujeron a la guerra y la dictadura, ni an¨¢lisis m¨¢s l¨²cido del desierto pol¨ªtico del franquismo; tampoco un texto que vislumbre tan pronto y con tal lucidez cu¨¢l ser¨ªa la salida al franquismo. Mientras lo rele¨ªa, no dejaba de preguntarme qu¨¦ pensar¨ªa Ridruejo, a quien tanto import¨® Catalu?a, de la situaci¨®n actual en Catalu?a; hasta que de pronto me pareci¨® encontrar una respuesta. All¨¢ va. Ridruejo empieza afirmando que la sustancia de la democracia ¡°no es sino la dial¨¦ctica¡±. A?ade: ¡°Para que se mantenga, es preciso que los grupos sociales partidarios del orden que hay (¡) admitan que deben producirse transformaciones, aunque se esfuercen por retrasarlas y condicionarlas en la medida de lo posible, mientras los grupos sociales partidarios de la transformaci¨®n, es decir, de un orden distinto del que hay (¡), han de admitir tambi¨¦n que se debe contar con resistencias, proponerse estadios en la marcha, proceder procesual y no repentinamente y fiar en parte el cumplimiento del propio programa a los cambios de mentalidad del bando contrario. Y que unos y otros, naturalmente, f¨ªen m¨¢s en la raz¨®n que en la fuerza, lo cual s¨®lo ser¨¢ posible cuando el di¨¢logo se produce alcanzando sucesivamente s¨ªntesis provisionales o puntos de encuentro y compromiso¡±. Y concluye: ¡°Si los partidarios de la conservaci¨®n del orden no dan muestras de ceder un ¨¢pice en sus posiciones, es natural que sus adversarios pierdan la paciencia y pasen a propugnar m¨¦todos de arrollamiento, en tanto que los grupos inmovilistas buscan por su parte instrumentos de violencia para impedir a aqu¨¦llos lograr su prop¨®sito¡±.
La cita es larga, pero deslumbrante. A?adir¨¦ que la reproduzco con la ingenua esperanza de que los pol¨ªticos pertinentes tomen nota y recuerden que la sustancia de la democracia est¨¢ hecha de reconocimiento mutuo, cesiones, procederes procesuales y hallazgo dialogado de s¨ªntesis provisionales y puntos de encuentro y compromiso que eviten el uso de m¨¦todos de arrollamiento o instrumentos de violencia. Hace casi cuarenta a?os encontramos, siguiendo el m¨¦todo de Ridruejo y en circunstancias dificil¨ªsimas, una soluci¨®n razonable al problema aparentemente irresoluble de la dictadura; ser¨ªa imperdonable que ahora, cuando llevamos ya casi cuarenta a?os de democracia y las circunstancias son mucho menos desfavorables, no encontr¨¢ramos una soluci¨®n razonable a un problema que, como el de Catalu?a, es mucho menor.
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