El derecho de los ni?os al ocio... y a crecer sin carencias
Un estudio muestra que los ni?os juegan menos y ya no sue?an con ser astronautas, sino ricos y famosos
Coincidiendo con el D¨ªa Internacional de los Derechos de la Infancia se han conocido diversos trabajos que muestran los cambios, no siempre para bien, que afectan a la vida de los ni?os. Uno de ellos, realizado por el Instituto Tecnol¨®gico de Producto Infantil y Ocio, compara con qu¨¦ sue?an y juegan los ni?os de hoy en relaci¨®n con los de 1990. Y lo que ha encontrado es que los ni?os tienen ahora menos ocio y est¨¢n m¨¢s sobrecargados por deberes y actividades extraescolares que los de hace 25 a?os. No es el primer estudio que alerta sobre el estr¨¦s infantil y la falta de tiempo para jugar, lo que tiene importantes consecuencias en su formaci¨®n. El juego es un elemento indispensable para una infancia feliz y un importante instrumento de socializaci¨®n.
Los ni?os de hoy no solo dedican menos tiempo a jugar sino que, cuando juegan, la mayor¨ªa no lo hace con otros ni?os en el parque, en la calle o en la plaza, sino en casa y muchas veces solos. Y ya no juegan tanto con juguetes, sino con instrumentos electr¨®nicos en los que predomina el juego individual con la m¨¢quina. Es cierto que estos juegos potencian las habilidades motoras y la rapidez mental, pero no deja de ser un modo de jugar solitario que apenas contribuye a la maduraci¨®n de la personalidad. Cuando un ni?o juega con otros ni?os entra en contacto con la realidad y tiene que enfrentarse a situaciones a veces dif¨ªciles, como una disputa o un conflicto con otro ni?o, a veces gratificantes, como hacer un nuevo amigo. Todo ello le obliga a interactuar con los dem¨¢s y le ofrece la posibilidad de experimentar situaciones que son un excelente aprendizaje.
Un ni?o que juega solo en casa a lo sumo que puede aspirar es a chatear con los amigos de la Red. No es poco. Pero no es suficiente. Este tipo de relaciones a distancia pueden hacer vibrar y sufrir tanto como las presenciales, pero tambi¨¦n permiten escapar de las situaciones no deseadas con un simple clic y desarrollar conductas de evitaci¨®n que no ayudan a madurar. Quiz¨¢ por esta falta de relaciones reales y tangibles, los ni?os de ahora tienden a tener m¨¢s fantas¨ªas. Y entre esas fantas¨ªas est¨¢ la de qu¨¦ querr¨¢n ser de mayor, algo en lo que tambi¨¦n se observan cambios. Si hace 25 a?os quer¨ªan ser maestros o astronautas, ahora quieren ser ricos y famosos. Sus modelos son los deportistas de ¨¦lite, cantantes y famosos que aparecen en la tele como grandes triunfadores. Son sue?os destinados a chocar con la realidad, porque no puede haber tantos Mesi ni tantos Ronaldo como ni?os sue?an con serlo.
Naciones Unidas nos recuerda que los ni?os tienen derecho a una infancia gratificante y saludable. Eso incluye poder jugar y divertirse, pero tambi¨¦n unas condiciones de vida que cubran las necesidades b¨¢sicas, algo que no est¨¢ garantizado en el caso de los 840.000 ni?os espa?oles que viven bajo el umbral de la pobreza. Un estudio de la Fundaci¨®n La Caixa estima que con una inversi¨®n de 1.000 euros anuales en su familia y ayudas sociales se podr¨ªa sacar de la pobreza severa a 400.000 ni?os. No parece una cifra inasumible.
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