El desaf¨ªo de seguridad que representa el jubileo
Sin alcalde y sin recursos, la capital italiana afronta las amenazas expl¨ªcitas del yihadismo
Roma tambi¨¦n tiene miedo. El pasado mi¨¦rcoles, el temor a la onda expansiva de Par¨ªs se dej¨® notar en la audiencia del papa Francisco en la plaza de San Pedro. M¨¢s polic¨ªas que nunca, mucha menos gente de la habitual. Desde hace tiempo, Italia, y en especial Roma, y muy en particular el Vaticano, est¨¢n en el punto de mira de los terroristas. As¨ª lo vienen advirtiendo los propios yihadistas en sus v¨ªdeos publicitarios y tambi¨¦n los informes que el FBI suele enviar a sus colegas italianos. Ahora, el miedo abstracto tiene el rostro de los j¨®venes de Par¨ªs. A nadie se le escapa que un atentado en el coraz¨®n de la cristiandad, en un momento en que el liderazgo de Bergoglio trasciende los l¨ªmites de la Iglesia, se convertir¨ªa en un gran triunfo para los terroristas.
De ah¨ª que la celebraci¨®n en Roma, desde el pr¨®ximo 8 de diciembre hasta el 20 de noviembre de 2016, del jubileo extraordinario de la misericordia, anunciado por el Papa el pasado 13 de marzo, se haya convertido ya en una gran preocupaci¨®n a?adida. Y no solo por la amenaza latente de los terroristas, sino por la situaci¨®n de caos pol¨ªtico y econ¨®mico que sigue padeciendo la ciudad. La capital de Italia no tiene alcalde desde el pasado 30 de octubre ¡ªdespu¨¦s de que Ignazio Marino dimitiera, se arrepintiese y fuese finalmente expulsado por sus propios concejales¡ª y su gesti¨®n ha sido encomendada por el primer ministro, Matteo Renzi, a un delegado del Gobierno, quien, adem¨¢s de endosar la banda tricolor en los actos protocolarios, poco m¨¢s puede hacer. Las arcas est¨¢n vac¨ªas despu¨¦s del saqueo sufrido durante a?os por parte de una mafia que est¨¢ siendo juzgada ahora, y la inyecci¨®n de millones prometida por Renzi a¨²n no ha llegado. Si se tiene en cuenta que, el pasado 27 de abril, un mill¨®n y medio de fieles inundaron Roma para la canonizaci¨®n de Juan XXIII y Juan Pablo II, ?cu¨¢ntos llegar¨¢n durante el a?o santo? Si aquella celebraci¨®n cost¨® a Roma siete millones de euros, ?cu¨¢nto costar¨¢ el jubileo? La tercera pregunta es m¨¢s preocupante: ?puede una ciudad sin gobierno y sin recursos hacer frente a un desaf¨ªo de seguridad de tal magnitud?
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