Productos inmigrantes locales

Cu¨¢ntas veces habr¨¦ escuchado la repetida frase ¡°El mejor puerto de Espa?a es Madrid¡±. No entrar¨¦ a polemizar si es cierto o no, pero lo que me resulta innegable es que entre mis recuerdos guardo excepcionales comidas en Madrid en las que el n¨²cleo del men¨² fueron mariscos y pescados. Por cierto, Madrid tambi¨¦n tiene entre sus estandartes populares el bocadillo de calamares y entre sus platos tradicionales el besugo al horno.

Mucha gente que pasa por el Pa¨ªs Vasco y visita la localidad guipuzcoana de Orio no puede resistirse a comer en alguno de los asadores del pueblo ese mismo pescado, aut¨¦ntica estrella de sus parrillas. Parad¨®jicamente, casi todos esos ejemplares provienen de aguas atl¨¢nticas aunque se engullan mirando al Cant¨¢brico. Pero otro tanto suceder¨¢ si lo que se pretende devorar es un chulet¨®n al estilo vasco: lo m¨¢s probable es que lo que acabe saboreando sea una chuleta de vaca danesa o alemana. No se alarmen, puesto que el bacalao es bandera en muchos lugares de Espa?a y todo proviene desde siempre de aguas del Norte, porque en las jurisdiccionales espa?olas no habita este pez. Y esto que expongo no ocurre solo en Espa?a, es un hecho generalizado y atemporal. Por ejemplo, si, cumpliendo un sue?o culinario, se sumerge un d¨ªa en Tsukiji, el mercado de pescado m¨¢s grande del mundo, en Tokio, es muy posible que termine comiendo un sushi coronado con at¨²n gaditano. Jap¨®n acapara el 30% de las exportaciones de pescado del planeta, adonde llegan desde 150 pa¨ªses distintos. Sin irse tan lejos, si visitando Bruselas le da por almorzar su plato nacional, moules et frites, existe m¨¢s de una probabilidad de que acabe comiendo mejillones gallegos, ya que B¨¦lgica, siendo el mayor consumidor mundial de estos moluscos, no tiene capacidad de producir todo lo que demanda. Y pasa lo mismo en Londres con los fish and chips¡­ Da igual donde miremos: en Pek¨ªn ocurre tres cuartos de lo mismo con el pato al estilo Pek¨ªn.

Hace unos meses, degustando un plato de gambas realmente deliciosas en una tasca de Marbella, se nos ocurri¨® preguntarle al camarero: ¡°?De d¨®nde son estas gambas?¡±. ¡°Si te las comes en Marbella, son de Marbella¡±, respondi¨® tan campante. Obviamente, de Marbella ser¨ªa la experiencia que queda tras consumirlas, pero su origen estaba tan lejos de all¨ª como el de muchos vecinos de la Costa del Sol, que por otro lado son ya parte indispensable del paisaje cotidiano de esas tierras, igual que ocurre con los productos inmigrantes ¡°locales¡± en tantos lugares. Las fronteras caen, tambi¨¦n para los alimentos. Y eso resulta realmente ?enriquecedor.

¡®Royal¡¯ de ma¨ªz y ostras

Las ostras

Las ostras aportan unas 64 kilocalor¨ªas por 100 gramos de producto crudo. Destaca la vitamina B12 y entre los minerales el zinc, hierro y f¨®sforo. Seg¨²n la Comisi¨®n Europea, algunas de las alegaciones que podr¨ªan hacerse referente al f¨®sforo son que contribuye al mantenimiento de los huesos y de los dientes en condiciones normales. Las ostras aportan altos contenidos de sodio.

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