Una Ciudad de M¨¦xico con sabor a Nueva York
Un pol¨¦mico proyecto de modernizaci¨®n urban¨ªstica ser¨¢ sometido a refer¨¦ndum
Esta semana un ej¨¦rcito de brigadistas comenz¨® a rellenar con discos y folletos de informaci¨®n los buzones de las casas del coraz¨®n de la Ciudad de M¨¦xico. El pr¨®ximo 6 de diciembre los habitantes de la c¨¦ntrica delegaci¨®n Cuauht¨¦moc votar¨¢n sobre un pol¨¦mico proyecto que pretende modernizar la avenida Chapultepec, una de las principales de la capital mexicana. Los defensores del llamado Corredor Cultural Chapultepec aseguran que la vialidad se transformar¨¢ en una versi¨®n del High Line neoyorquino, mientras que los detractores consideran que es una privatizaci¨®n del espacio p¨²blico.
La avenida Chapultepec es una de las m¨¢s antiguas de la ciudad. Su trazo sigue un antiguo acueducto que fue construido en tiempos prehisp¨¢nicos por Moctezuma I para abastecer de agua a Tenochtitlan. En la actualidad a¨²n pueden apreciarse algunos arcos de la obra hidr¨¢ulica de la ¨¦poca colonial. Si el Corredor Cultural prospera, este monumento estar¨ªa acompa?ado por un segundo piso. Por el techo transitar¨ªan los peatones entre ¨¢reas verdes. La planta baja dejar¨ªa espacio a decenas de tiendas que formar¨ªan un centro comercial de 1,3 kil¨®metros. Por esto algunos llaman socarronamente al proyecto Shopultepec.
El problema, dicen algunos, es que el modelo est¨¢ hecho para beneficiar a compa?¨ªas privadas. La concesi¨®n a las empresas que desarrollar¨ªan el proyecto con una inversi¨®n de unos 60 millones de d¨®lares tendr¨ªa una duraci¨®n de 40 a?os y se podr¨ªa aumentar hasta 80. El Gobierno de la Ciudad de M¨¦xico solo obtendr¨ªa una utilidad del 5%.
Los vecinos opuestos al proyecto presentan una cierta resignaci¨®n. Creen que hay una gran posibilidad de que la consulta sea manipulada por gente de Ricardo Monreal, delegado (alcalde) de la Cuauht¨¦moc o por Sim¨®n Levy, un funcionario del Gobierno de la Ciudad de M¨¦xico que se encarga de la relaci¨®n con los desarrolladores y los grandes capitales. Muchos ya comienzan a imaginarse ese segundo piso que traer¨¢ a M¨¦xico los aires neoyorquinos de la modernidad. Vientos con olor a privatizaci¨®n.
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