La jefa de los esp¨ªas
Beatriz M¨¦ndez de Vigo tiene en la cabeza los secretos del Estado. Es secretaria general del CNI, ; org¨¢nicamente la ¡®n¨²mero dos¡¯, pero a cargo del d¨ªa a d¨ªa de los agentes Tiene 57 a?os y form¨® parte de las primeras mujeres que se incorporaron al espionaje en 1983. Hoy se centra en la inteligencia econ¨®mica, la ciberseguridad y el yihadismo
No es dif¨ªcil moverse con Beatriz M¨¦ndez de Vigo por el centro de Madrid. Es invisible. Nadie se gira o cuchichea a su paso. Pasa desapercibida. Es habitual verla sola los fines de semana en el supermercado, recorriendo librer¨ªas o en un cine de versi¨®n original. Es una mujer corriente, de 57 a?os, licenciada en Derecho, divorciada y con dos hijas universitarias; pantal¨®n negro, blusa t¨ªmidamente estampada y unas baqueteadas plataformas; un bolso desbordado, maquillaje ligero, media melena casta?a, manos peque?as con u?as de colegiala y cero joyas. Nada que llame la atenci¨®n. Un sutil servicio de seguridad sigue sus pasos a una distancia razonable. Un guardaespaldas de traje gris y peinado a cepillo masculla algo en su m¨®vil. En las inmediaciones, un Audi blindado aguarda con el resto de su escolta. M¨¢xima discreci¨®n. No podr¨ªa ser de otra forma.
Tiene en su cabeza todos los secretos del Estado. Es desde agosto de 2012 jefa de los esp¨ªas espa?oles; la mujer con m¨¢s poder en la sombra; la secretaria general del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), la persona que dirige el d¨ªa a d¨ªa del servicio y reparte instrucciones a los tres hombres fuertes de la casa: los directores de Inteligencia, Apoyo a la Inteligencia (operaciones encubiertas) y Recursos. Dos coroneles y un abogado sobre los que ejerce mando directo. Un organigrama que en su siguiente escal¨®n se estructura en 18 divisiones, y a continuaci¨®n, en departamentos y ¨¢reas. Y m¨¢s all¨¢, en grupos transversales, tem¨¢ticos y geogr¨¢ficos. M¨¦ndez de Vigo sabe el nombre de la mayor¨ªa de los miembros del servicio. Pocos conocen el CNI como ella. Esa fama le acompa?a.
Es la mujer de la cocina del Centro, un organismo cuyos informes (desde unas pocas l¨ªneas hasta centenares de p¨¢ginas), siempre confidenciales, siempre clasificados, una combinaci¨®n de informaci¨®n obtenida a trav¨¦s de fuentes abiertas y cerradas, aderezada con el resultado de operaciones clandestinas y confidencias de los servicios de inteligencia de todo el mundo, solo tienen un cliente: el presidente del Gobierno. El Ejecutivo plasma cada a?o sus necesidades y prioridades de informaci¨®n (en materia antiterrorista, de seguridad energ¨¦tica o ciberseguridad) en la Directiva de Inteligencia, de car¨¢cter secreto, una hoja de ruta que se transforma dentro del Centro en el Plan Permanente de Inteligencia, que concreta esos objetivos y asigna los medios materiales y humanos y la organizaci¨®n, para acometer cada uno de ellos dentro y fuera de nuestro territorio.
A partir de ah¨ª, la misi¨®n del CNI es que el jefe del Ejecutivo disponga de todas las claves a la hora de tomar una decisi¨®n estrat¨¦gica, enfrentarse a una crisis, amenaza o agresi¨®n, o defender los intereses econ¨®micos y pol¨ªticos del pa¨ªs; negociar con un mandatario extranjero, decidir una actuaci¨®n militar o antiterrorista, o pagar un rescate en el ?ndico o el Sahel. Que cuente con una visi¨®n panor¨¢mica y conozca cada resquicio de la realidad, sus riesgos y oportunidades, interpretada por los mejores analistas, ya sea en relaci¨®n con el Magreb, el espionaje industrial o el Banco Central Europeo; adelant¨¢ndose a los acontecimientos.
Informaci¨®n comprobada, contrastada, valorada, evaluada, cruzada, integrada y analizada. Agitada a trav¨¦s de complejos programas de software. Sometida a ejercicios de simulacros y probabilidades. Y reducida a su m¨ªnima expresi¨®n. A la ra¨ªz. Pura inteligencia; zumo de neuronas. Lo vital de ese papel (impreso y entregado en mano por miembros del servicio de seguridad del Centro) es la conclusi¨®n que ofrece al presidente. La proyecci¨®n. Los diversos escenarios que se abren solo para sus ojos para que sea capaz de prevenir y gestionar los riesgos en un entorno confuso y cambiante donde las amenazas son m¨¢s globales, variadas y complejas que nunca: desde un ataque contra la prima de riesgo o una emergencia sanitaria hasta las olas migratorias, el cambio clim¨¢tico o un atentado de naturaleza cibern¨¦tica o yihad¨ª (como le gusta decir a M¨¦ndez de Vigo). Y sin hacer ruido. Como explica un antiguo director del Centro, ¡°nuestra misi¨®n no es detener al malo, sino decir qui¨¦n es el malo y que otros act¨²en. Y seguir nuestro camino sin salir en la foto. De nuestros aciertos nadie se entera; nuestros errores se notan mucho¡±.
Si hay un organismo donde la lealtad al Estado debe ser el primer mandamiento, ese es el CNI. Los esp¨ªas no pueden ir por libre. Tener el monopolio de la inteligencia representa tener poder. Y eso lo entendieron a la perfecci¨®n los distintos ministros de Defensa de la democracia, de los que dependi¨® org¨¢nicamente el Centro desde 1997 hasta 2011, cuando pas¨® a manos de la Vicepresidencia del Gobierno por decisi¨®n de Mariano Rajoy. Para los sucesivos responsables de Defensa, su titularidad represent¨® una enorme capacidad de influencia que perdieron de un plumazo legislativo. Al mismo tiempo, ese adn militar de d¨¦cadas ha marcado profundamente su estilo, ambiente y configuraci¨®n, y el origen y personalidad de sus directores; hoy tan solo el 27% de los miembros del CNI proceden de las Fuerzas Armadas (y un 10%, de los cuerpos y fuerzas de la Seguridad del Estado, especialmente guardias civiles en funciones operativas), pero todav¨ªa siguen ocupando los puestos m¨¢s importantes del servicio, por ejemplo, en materia antiterrorista o en el apoyo a las operaciones militares de Espa?a en Irak, Afganist¨¢n, Libia, Mal¨ª o el ?ndico. Sin embargo, hoy el CNI habla m¨¢s con Exteriores que con Defensa.
Hoy tan solo el 27% de los miembros del CNI proceden de las Fuerzas Armadas, y el 10%, de las fuerzas de la Seguridad del Estado
Sus profesionales no tienen rostro. No pueden revelar a qu¨¦ se dedican. Ni siquiera a su familia. Lo que implica una enorme tensi¨®n psicol¨®gica. La media de divorcios es muy elevada entre sus miembros. Su intimidad est¨¢ monitorizada por el Centro. Son sometidos a controles aleatorios. No pueden sacar informaci¨®n de la casa. No pueden sindicarse ni pertenecer a partidos pol¨ªticos. Su carn¨¦ ni siquiera lleva su foto. No reciben premios ni medallas: solo cuando los asesinan, cesan o retiran. Sus descensos son m¨¢s habituales que sus ascensos. Sus identidades, misiones, fuentes y m¨¦todos, confidenciales. ¡°No olvidamos la informaci¨®n que manejamos, pero no debemos recordarla. Debe dormir en los archivos acorazados de la casa. Y que nunca salga. Aqu¨ª ves muchas cosas. Conoces toda la verdad. Y te vuelves esc¨¦ptico¡±, explica un miembro del Centro. ¡°Pero vibras; no te aburres; despu¨¦s de 30 a?os, nunca me he arrepentido de trabajar en esto. Cuentas con una visi¨®n inigualable del mundo¡±, explica una t¨¦cnica superior de inteligencia (TSI). Para su director, el general de cuatro estrellas F¨¦lix Sanz Rold¨¢n, m¨¢ximo responsable y directo interlocutor con el Gobierno a trav¨¦s de Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa, el militar de la absoluta confianza de Zapatero y despu¨¦s de Rajoy que salv¨® a la casa del colapso y el descr¨¦dito en el verano de 2009 y dise?a su futuro para la d¨¦cada 2020-2030 a trav¨¦s de un grupo de prospectiva dirigido por una veterana superagente, Dolores Vilanova, ¡°muchas veces no se trata de lo que dices, sino de que no se note que tienes informaci¨®n a?adida. Que tu interlocutor no deduzca que sabes m¨¢s de lo que aparentas saber. Que no te traicione un gesto, un silencio, una mirada¡±. En esa l¨ªnea, su n¨²mero dos, sus ojos y o¨ªdos en la casa, Beatriz M¨¦ndez de Vigo, tras 32 a?os en el servicio secreto reconoce que ¡°al final, en tu vida fuera de aqu¨ª no hablas de nada; a veces no sabes si cualquier argumento que manejas en una conversaci¨®n, por intrascendental que sea, se debe a una informaci¨®n secreta o a una operaci¨®n en curso. Ante la duda, cierras la boca. Como bromea mi madre: ¡®Beatriz ya no habla ni del tiempo¡±.
Son en torno a 3.500 personas con un presupuesto de 240 millones de euros. Tienen un cuartel general de elegante aspecto ochentero, bunkerizado y pulido hasta el paroxismo, a un paso de La Moncloa y La Zarzuela; un conjunto de cinco edificios (Inteligencia, el coraz¨®n del complejo, se concentra en el llamado Estrella) y un helipuerto donde hasta el m¨ªnimo detalle est¨¢ clasificado y prohibido fotografiar, desde los tel¨¦fonos hasta las trituradoras de documentos. No se pueden retratar sus instalaciones, por miedo a descubrir la identidad de sus miembros; sus exteriores, por las matr¨ªculas de los coches; los tejados, por los campos de antenas. Ni, por supuesto, el Centro de Operaciones, un amplio espacio tapizado de pantallas, inmerso en el edificio Oct¨®gono, donde trabajan equipos transversales en situaciones de crisis sin ver el sol. Cuando entra un desconocido, todos se ponen muy nerviosos.
Estas construcciones, silenciosas y rodeadas de cuidados jardines y protegidas por un puntilloso servicio de seguridad ostensiblemente armado, albergan uno de los servicios secretos m¨¢s completos del mundo. Algo as¨ª como la fusi¨®n de la CIA, el FBI y la NSA estadounidenses. La casa concentra en una sola estructura la inteligencia exterior e interior de la Naci¨®n; el antiterrorismo; la contrainteligencia, la seguridad cibern¨¦tica y criptogr¨¢fica, las escuchas, la cooperaci¨®n con los centros de inteligencia de todo el mundo (incluso con los que las relaciones diplom¨¢ticas son inexistentes) y la coordinaci¨®n de todos los servicios de informaci¨®n espa?oles (los del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa, las Fuerzas Armadas y la Guardia Civil). Su director es el zar de la inteligencia. Fuera de Espa?a, cuenta con terminales en todas las embajadas, con agentes con estatus diplom¨¢tico y tambi¨¦n con obtenedores clandestinos; son unos 200 profesionales, a los que hay que a?adir un n¨²mero indeterminado de contratados, lo que se llama reserva de inteligencia. Lo ¨²nico que no alberga f¨ªsicamente la casa es la Direcci¨®n T¨¦cnica de Apoyo a la Inteligencia, encargada de las operaciones clandestinas, situada a solo 10 minutos, en el buc¨®lico bosque de El Pardo, a 200 metros del poderoso equipo de seguridad del palacio de la Zarzuela.
Aqu¨ª todo es secreto. La organizaci¨®n y estructura interna; los medios y procedimientos; la identidad de su personal, instalaciones, bases de datos y fuentes. En este universo aparte, por m¨¢s que se repregunte, siempre se obtienen silencios y sobreentendidos. M¨¢s a¨²n de boca de la jefa, experta en escabullirse tras 32 a?os en la empresa, y cuya ¨²nica peculiaridad destacable en una apariencia profesoral tranquila y afable (con puntas de aspereza propias, seg¨²n ella, de una mujer que ha luchado por ascender en un mundo de hombres) es su voz curtida por infinitos cigarrillos rubios.
De la visi¨®n de su despacho, comunicado con el del director, es imposible deducir ning¨²n rasgo de su personalidad. Es un espacio grande, desnudo, fr¨ªo; sin papeles, libros, recuerdos ni fotograf¨ªas familiares. Sus cajones est¨¢n cerrados con llave. En un rinc¨®n, una caja fuerte. Una ronda de seguridad se cerciora de que no quede nada sobre las mesas al final de cada jornada. El solitario pasillo que conduce hasta su despacho, en una zona ultrarreservada del edificio Estrella, est¨¢ decorado con los retratos de sus directores desde 1977. Todos son hombres de mediana edad. La mayor¨ªa militares; la excepci¨®n son un diplom¨¢tico y un ingeniero de Montes (Jorge Dezcallar y Alberto Saiz). De alguno nadie recuerda el nombre. De uno nadie lo ha olvidado. Es el teniente general Emilio Alonso Manglano. El hombre que lo reinvent¨® tras el golpe de Estado del 23-F de 1981 y lo dirigi¨® hasta 1995. Un tipo duro y refinado, fumador de negro, paracaidista y amigo del rey Juan Carlos, con experiencia en combate, que construy¨® desde cero, de la fusi¨®n de dos servicios militares del franquismo (inteligencia interior y exterior), un servicio que hoy se sit¨²a entre los 10 primeros del mundo. Manglano, que fue clave en la eliminaci¨®n del golpismo en Espa?a y la apertura del Centro hacia el exterior, muri¨® en 2013 solo, pobre, decepcionado y acosado por la justicia. Un personaje de novela.
Tres d¨¦cadas antes, a finales de 1982, el entonces coronel Manglano dio un golpe de mano en aquel opaco reducto de militares y abri¨® la puerta al ingreso de civiles como analistas de inteligencia y expertos en tecnolog¨ªa. Un a?o m¨¢s tarde, en mayo de 1983, esa oferta de empleo se extender¨ªa a las mujeres. Era la forma de diversificar la composici¨®n de su base de agentes (clave en un servicio secreto moderno, donde se tiende a contratar profesionales de distintas edades y or¨ªgenes educativos, laborales, raciales y religiosos) y, sobre todo, de captar j¨®venes que dominaran idiomas, una habilidad de la que carec¨ªa la oficialidad procedente de las academias franquistas que engrosaba y dirig¨ªa el Centro. Hoy en el CNI es m¨¢s importante saber urdu, farsi o las decenas de dialectos del ¨¢rabe que artes marciales. Aquel 1983, el ingreso de las primeras mujeres como miembros del servicio secreto fue una conmoci¨®n. Hasta aquel momento, el pu?ado de ellas que trabajaban en el Centro eran secretarias o ganchos sexuales. Pero ese oto?o llegaban al Centro las seis primeras destinadas a ser analistas de inteligencia. Eran veintea?eras (al contrario que los oficiales del Centro, incluso de sus compa?eros de promoci¨®n, que estaban en la ?cuarentena, eran al menos comandantes y muchos diplomados en Estado Mayor y paracaidismo). Ellas ten¨ªan estudios universitarios e idiomas y aportaban una nueva visi¨®n a la inteligencia. Hoy el 33% de los miembros del CNI son de ese sexo; unas 1.200 profesionales de las que un tercio son t¨¦cnicos superiores de Inteligencia. Un porcentaje elevado de mujeres, si se tiene en cuenta que en el Ej¨¦rcito o la Guardia Civil la presencia femenina est¨¢ en torno al 10%, pero insuficiente en su proyecci¨®n cuando se advierte que solo un 20% de los puestos vitales del Centro est¨¢ ocupado por ellas. Y al margen de M¨¦ndez de Vigo y las dos veteranas jefas de gabinete del director, ninguna ocupa un puesto vital en Inteligencia. Una tendencia que M¨¦ndez de Vigo est¨¢ dispuesta a cambiar muy pronto.
La infrarrepresentaci¨®n de las mujeres en la direcci¨®n del espionaje no es un hecho inherente a nuestro pa¨ªs. En abril de 2012, David Petraeus, general de cuatro estrellas y director de la CIA, encarg¨® un informe a la exsecretaria de Estado Madeleine Albright sobre el papel de la mujer en el gran servicio secreto estadounidense. Albright concluy¨® un a?o despu¨¦s en un informe titulado Mujeres en liderazgo que aunque el 46% de los miembros de la Agencia ya eran mujeres, a¨²n estaban lejos de los puestos directivos. A continuaci¨®n daba un conjunto de directrices para reforzar ese liderazgo. Algo similar se llev¨® a cabo en 2013 en Reino Unido, cuando la C¨¢mara de los Comunes encarg¨® a la exministra laborista Hazel Blears un estudio titulado Mujeres en la comunidad de inteligencia del Reino Unido, que fue presentado al Parlamento este a?o y que conclu¨ªa que aunque el 37% de los profesionales de la inteligencia brit¨¢nica son mujeres, estas solo ocupan un 19% de los cargos de direcci¨®n, por lo que animaba a fichar m¨¢s agentes femeninas, incluso amas de casa de m¨¢s de 40 a?os, y darles en general m¨¢s posibilidades de demostrar de lo que son capaces. No hay que olvidar que Reino Unido fue el primer pa¨ªs en poner a una mujer al frente de su servicio secreto; en realidad han sido dos consecutivas, Stella Rimington y Eliza Manningham-Buller, como directoras del MI5.
Gracias al trabajo de agentes femeninas se localiz¨® al jefe de ETA Txeroki y se liber¨® a los secuestrados del Sahel
Un estudio de esa ¨ªndole no se ha hecho nunca en la inteligencia espa?ola, donde lo cierto es que las profesionales han estado apartadas de los puestos m¨¢s operativos, los destinos en el exterior y en los cargos tecnol¨®gicos, aunque han proliferado en An¨¢lisis de Inteligencia, donde una mujer, Raquel Guti¨¦rrez, lleg¨® a ser directora a mediados de 2000. Aunque aqu¨ª todo es secreto, se puede afirmar que gracias al trabajo de agentes femeninas se resolvieron asuntos tan delicados como la localizaci¨®n, seguimiento y detenci¨®n del jefe de ETA Mikel Garikoitz Aspiazu, ?Txeroki, y la resoluci¨®n de los secuestros del pesquero Alakrana en el ?ndico y de los cooperantes Ainhoa Fern¨¢ndez y Enric Gonyalons en el Sahel.
En 1983 Beatriz M¨¦ndez de Vigo ten¨ªa 24 a?os y acababa de concluir Derecho. Miembro de una familia de la alta sociedad madrile?a, hija de un teniente coronel, era una joven discreta, conservadora, apocada y buena estudiante, que dominaba el alem¨¢n y el ingl¨¦s y no sab¨ªa qu¨¦ hacer con su vida. Su padre hab¨ªa muerto dos a?os antes de un infarto fulminante. La perfecta candidata. Manglano hab¨ªa abierto el a?o anterior las puertas del servicio secreto a los civiles, pero su apuesta estaba trucada: todos los se?alados eran hijos y parientes de oficiales. Una forma de asegurarse la lealtad de los nuevos agentes que se ha mantenido hasta hoy. A eso hay que sumar la profunda endogamia del Centro. M¨¦ndez de Vigo fue se?alada por un amigo de su padre y del propio Manglano, el aristocr¨¢tico jefe de Inteligencia Exterior del Centro Estanislao Urquijo, un coronel del Estado Mayor que conduc¨ªa unos coches deportivos que rivalizaban con los del propio James Bond. En un mes y medio Beatriz se convirti¨® en agente secreto. Ante el escepticismo de la vieja guardia, ¡°que adopt¨® con nosotras una actitud paternalista que nos reventaba¡±, explica una analista de aquella generaci¨®n. ¡°Eran educados, pero nos trataban como ni?as; como secretarias. Para ellos, las operaciones clandestinas eran demasiado peligrosas para nosotras. Y tampoco abundaban las ingenieras que se hicieran cargo de los temas tecnol¨®gicos. Adem¨¢s, muchas no optamos por puestos en el exterior por cuestiones familiares. Este es un trabajo en el que es dif¨ªcil conciliar. Pero en el CNI, cuando no coges un tren, no vuelve a pasar¡±.
Las primeras hornadas de mujeres del Centro fueron destinadas a la Divisi¨®n de Inteligencia Exterior, menos politizada que la de sus compa?eros de Interior (centrados en el golpismo y la lucha contra ETA), donde su conocimiento de idiomas era b¨¢sico y el riesgo menor. Inteligencia Exterior ser¨ªa el germen de la carrera de M¨¦ndez de Vigo. En siete a?os se convertir¨ªa en una avezada analista sobre la realidad al otro lado del tel¨®n de acero, especialmente en la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana. Tras la ca¨ªda del Muro, en 1989, ser¨ªa fichada por Manglano (el dios Ra del Centro) para el Departamento de Relaciones Internacionales, que M¨¦ndez de Vigo llegar¨ªa a dirigir y le permitir¨ªa conocer los grandes servicios secretos del mundo, su forma de trabajar y a sus responsables, adem¨¢s de tejer una red global de contactos. All¨ª trabajar¨ªa codo con codo con tres directores (los generales Manglano, F¨¦lix Miranda y Javier Calder¨®n) durante 14 a?os. Hasta ser fulminada sin explicaciones por Alberto Saiz, el director del CNI impuesto por el ministro de Defensa Jos¨¦ Bono al presidente Zapatero tras la victoria socialista de 2004 (que posiblemente tuvo en cuenta que el hermano de Beatriz, I?igo M¨¦ndez de Vigo, era un bar¨®n del PP y hoy ministro de Educaci¨®n). Saiz, que moderniz¨® tecnol¨®gica y organizativamente el Centro entre 2004 y 2009, fue un p¨¦simo gestor de sus recursos humanos y lleg¨® a marginar a tres docenas de los agentes m¨¢s potentes del CNI, entre ellos cuatro jefes de Inteligencia. En 2009 la situaci¨®n se volvi¨® irrespirable, con algunos de esos agentes al borde de la rebeli¨®n y filtrando informaci¨®n a la prensa sensacionalista. En una cena de despedida a uno de los afectados, el resto de sus compa?eros del Centro le regalaron una camiseta deportiva con el n¨²mero 32 grabado en su espalda: era el total de los despedidos por el director Alberto Saiz. En julio de 2009 este era por fin obligado a presentar su dimisi¨®n al Gobierno por su irregular gesti¨®n del servicio de inteligencia. Y desaparec¨ªa del mapa.
La formaci¨®n internacional ser¨ªa b¨¢sica en la carrera de Beatriz M¨¦ndez de Vigo, y especialmente en su actual responsabilidad. Diversos analistas concluyen que hoy es imposible para un pa¨ªs producir inteligencia de calidad en solitario, sin contar con la colaboraci¨®n y un flujo continuo de informaci¨®n procedente de los servicios de todo el mundo, especialmente en materia antiterrorista. ¡°En estos momentos la seguridad del otro es tu seguridad¡±, explica un analista. Para Antonio M. D¨ªaz, profesor de Ciencia Pol¨ªtica y uno de los grandes expertos espa?oles en inteligencia, ¡°ya no estamos en la Guerra Fr¨ªa con su paso mastod¨®ntico; ahora todo es instant¨¢neo. Las amenazas son r¨¢pidas y contundentes. Antes se pasaba del riesgo a la amenaza; ahora se pasa del riesgo a la cat¨¢strofe. Cuando un yihadista tiene los medios para actuar, act¨²a. Hay que pararle a tiempo. Y en eso es clave la cooperaci¨®n internacional. Cualquier detenci¨®n de terroristas isl¨¢micos en un pa¨ªs es el resultado de una investigaci¨®n que ha empezado y continuado en otros pa¨ªses¡±. Para el director del CNI pueden pasar solo ocho meses desde que un joven es radicalizado y pasa por la yihad hasta que est¨¢ en condiciones de atentar en Occidente.
En 1988 ya el 15% de los efectivos del Centro eran mujeres. Pronto iba a destacar Dolores Vilanova, nacida en 1960, licenciada en Derecho, sobrina y nieta de militares y divorciada de otro analista. A lo largo de casi dos d¨¦cadas, Vilanova se iba a convertir en la punta de lanza de las mujeres del servicio secreto; la pionera en cada pelda?o; experta en contrainteligencia y el Magreb, fue la primera jefa de ¨¢rea (nombrada por Manglano) y la primera jefa de divisi¨®n del Centro (cargo al que la aup¨® el general Calder¨®n). Por fin, en 2002, el primer director civil del Centro, el diplom¨¢tico Jorge Dezcallar (al que conoc¨ªa de cuando ¨¦l ocupaba la Embajada de Espa?a en Marruecos), la situaba de n¨²mero dos del CNI. Su ascenso supon¨ªa marginar al ¨²ltimo alto oficial en activo del Centro, el general de brigada Aurelio Madrigal, que ocupaba ese puesto desde 1997. La vieja guardia castrense puso el grito en el cielo. Vilanova tendr¨ªa que lidiar con los peores momentos del CNI, el asesinato de siete de sus miembros en Irak y los atentados del 11 de marzo de 2004, que el Centro no supo prevenir. Con la llegada de Alberto Saiz a la c¨²pula del CNI en 2004 rodaba su cabeza, ¡°por necesidades del servicio¡±. Pasar¨ªa a las tinieblas de un mediocre destino en el Ministerio de Justicia hasta que fue recuperada por Sanz Rold¨¢n. A Vilanova le suceder¨ªa al frente de la secretar¨ªa otra mujer de las primeras promociones, Esperanza Casteleiro (exresponsable de la terminal de Brasil), y en 2008, Elena S¨¢nchez (mujer de Inteligencia y experta en el Magreb), hoy jefa de la terminal de Washington.
M¨¦ndez de Vigo hab¨ªa sido tambi¨¦n defenestrada en 2004 por Saiz de la jefatura de Relaciones Internacionales. Recal¨® con poca fe en Contrainteligencia, en un puesto de inferior categor¨ªa, centrado en el control de los agentes secretos de la ex Uni¨®n Sovi¨¦tica en Espa?a. Llor¨® mucho. A lo largo de los siguientes siete a?os se apasionar¨ªa con un trabajo que re¨²ne todas las habilidades del analista y el agente de campo. Y supon¨ªa salir a la calle despu¨¦s de haber sido durante 20 a?os experta en an¨¢lisis y temas internacionales. Seg¨²n el general Calder¨®n, exdirector del CNI y viejo esp¨ªa, ¡°la contrainteligencia es la mejor escuela para un agente. Aprendes c¨®mo trabajan los otros servicios; sus capacidades y debilidades; lo que saben, c¨®mo lo obtienen y c¨®mo organizan sus redes; los agentes dobles, las infiltraciones, su financiaci¨®n; es un posgrado¡±. Uno de los grandes ¨¦xitos de M¨¦ndez de Vigo al frente del ¨¢rea fue la detecci¨®n y expulsi¨®n de Espa?a de dos agentes secretos rusos a finales de 2010, ¡°por desarrollar actividades incompatibles con su estatus¡±. Quiz¨¢ como premio, era destinada al a?o siguiente a la terminal del CNI en Berl¨ªn, como enlace con el BND alem¨¢n. All¨ª ser¨ªa testigo en 2011 de los movimientos especulativos contra nuestra econom¨ªa, el rescate a la banca y un escenario de prima de riesgo a 650 puntos. Un paisaje que le iba a dar pie a desarrollar en el CNI una potente divisi¨®n de Inteligencia Econ¨®mica con dos fines: ¡°Trabajar por la estabilidad del sistema financiero espa?ol y proteger los intereses de las empresas estrat¨¦gicas espa?olas¡±.
En el verano de 2012 M¨¦ndez de Vigo fue convocada por la vicepresidenta en La Moncloa. No se conoc¨ªan. La entrevista fue larga. El 2 de agosto era nombrada secretaria general del CNI. Recib¨ªa un servicio secreto pacificado y prestigiado por Sanz Rold¨¢n, muy enfocado y fortalecido en el fen¨®meno yihadista en efectivos, presupuesto, traductores, equipos de desplazamiento r¨¢pido y despliegue internacional (sobre todo en el Magreb), y que estaba obligado a fortalecer sus capacidades en ciberseguridad, inteligencia econ¨®mica y prospectiva, con la intenci¨®n de adelantarse a las amenazas. Esta feminista que nunca confesar¨¢ serlo en p¨²blico, veterana como pocos, con un historial sin borrones y con el Centro en su cabeza, llegaba al cargo con una idea m¨¢s: fortalecer el papel de la mujer en el espionaje espa?ol. En ello est¨¢. Aunque nunca nos enteremos.
elpaissemanal@elpais.es
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