La terapia g¨¦nica se incorpora al arsenal contra el c¨¢ncer
La manipulaci¨®n del ADN consiguen controlar casos de mieloma m¨²ltiple en un primer ensayo
La terapia g¨¦nica se incorpora a los tratamientos para c¨¢nceres y otras enfermedades de la sangre. Es la primera apuesta del congreso de la Sociedad Americana de Hematoncologia (ASH) que el s¨¢bado comenz¨® en Orlando (Florida). La idea de manipular genes e introducir las c¨¦lulas cambiadas en los pacientes es antigua, ¡°de mediados de los ochenta¡±, como dijo George Daley, del Hospital Infantil de Boston, pero las complicaciones surgidas (fue famoso el caso de los casos de leucemia en ni?os con una inmunodeficiencia grave, los llamado ni?os burbuja, en 2003) han retrasado su llegada a la pr¨¢ctica cl¨ªnica.
De los ensayos presentados en la primera sesi¨®n del congreso, al que EL PA?S acude invitado por Janssen, destaca el de James Kochenderfer, del Centro para la Investigaci¨®n en C¨¢ncer de los Institutos Nacionales de Salud de EE UU (el Ministerio de Sanidad del pa¨ªs). En ellos, a¨²n en sus primeras fases, se trat¨® a 12 pacientes con mieloma m¨²ltiple, que es la segunda de las neoplasias hematol¨®gicas en incidencia (m¨¢s de 120.000 casos en el mundo al a?o), y la primera en mortalidad, con una supervivencia que no pasa del 10% o el 15%. De los voluntarios, uno lleva m¨¢s de tres meses sin recaer. La terapia g¨¦nica, en este caso, modifica los linfocitos C extra¨ªdos del propio paciente para que genere un bloqueante (una prote¨ªna llamada CAR) de un receptor clave en la recidiva del mieloma, el BCMA.
La ventaja de este ensayo es que la prote¨ªna BCMA solo se manifiesta en c¨¦lulas plasm¨¢ticas y linfocitos B, que son los implicados en el mieloma por lo que bloquearla es seguro para el paciente ya que o se interfiere con los procesos en otros ¨®rganos, dijo Kochenderfer.
El mismo investigador present¨® datos de otros ensayos con la misma base, como uno a 20 pacientes que hab¨ªan reca¨ªdo tras un trasplante de m¨¦dula para tratar cuatro enfermedades hematol¨®gicas diferentes. En el caso de los de linfoma linf¨¢tica agudp (ALL), cuatro de los cinco consiguieron detener la enfermedad, aunque dos recayeron despu¨¦s. En los cinco de leucemia linfoc¨ªtica cr¨®nica, tres consiguieron eliminar (total o parcialmente) o detener la enfermedad. Los que lograron una remisi¨®n total (lo m¨¢s parecido a una curaci¨®n) o total llevan ya tres y a?o y medio de seguimiento respectivamente; en los de linfoma de c¨¦lula de manto, cuatro consiguieron controles totales o parciales de la enfermedad; en los de linfoma difuso de c¨¦lula B grandes, lo lograron cuatro.
C¨¦lulas madre con infinitas hijas
La hematoncolog¨ªa est¨¢, en estos momentos, a la cabeza del uso de innovaciones. La primera inmunoterapia aprobada (f¨¢rmacos para que sean las defensas del paciente las que combatan el c¨¢ncer) fue para mieloma m¨²ltiple, el bortezomib. Lo mismo puede decirse ahora de la terapia g¨¦nica -una idea antigua que, hasta ahora, ha tenido muy pocos resultados pr¨¢cticos- y de las c¨¦lulas madre. El congreso de la Sociedad Americana de Hematoncologia (ASH) ha mostrado tambi¨¦n mejoras en este sentido. Por ejemplo, Mortimer Poncz, de la Universidad de Pensilvania, ha presentado avances para obtener plaquetas a partir de este material biol¨®gico, en teor¨ªa inagotable. Con ello dejar¨ªa de dependerse de las donaciones de sangre.
Otra aproximaci¨®n que combina c¨¦lulas madre y manipulaci¨®n gen¨¦tica fue expuesta por David Russell, de la Universidad de Washington. En este caso se trata de manipular las c¨¦lulas hematopoy¨¦ticas (las madre de la sangre) que se implantan mediante trasplante de m¨¦dula o cord¨®n umbilical para que no expresen unas prote¨ªnas, las HLA. Estas forman una especie de identificador celular, ¨²nico para cada persona, y son las claves del rechazo. Si se consiguieran unas c¨¦lulas sin esta se?al, seria como el grupo sangu¨ªneo O-, un donante universal.
La terapia g¨¦nica, en estos 20 casos, era similar a la aplicada en el caso del mieloma, pero se prob¨® en mayor variedad de enfermedades porque se trataba, en todos los casos, de prevenir un efecto adverso muy peligroso: la llamada reacci¨®n injerto contra hu¨¦sped despu¨¦s del trasplante. Esta se debe a que cuando una paciente recibe c¨¦lulas madre de m¨¦dula o cord¨®n umbilical para regenerar su sistema generador de sangre, el hematopoy¨¦tico, a veces son las nuevas c¨¦lulas, m¨¢s robustas, las que atacan a las propias del enfermo, que han sido debilitadas por la quimioterapia preparatoria.
La idea de introducir c¨¦lulas modificadas gen¨¦ticamente tambi¨¦n se est¨¢ ensayando en otras enfermedades de la sangre que no son c¨¢nceres. Por ejemplo, un estudio presentado por Mark Walters, del Hospital Infenatil Benioff de Oakland (California), demuestra que se puede introducir en los pacientes un gen que produce hemoglobina, con lo que se evit¨® o redujo que recibieran sucesivas transfusiones para compensar la falta de hemoglobina debida al defecto gen¨¦tico que presentaban. Lo mismo sucede con distintos tipos de inmunodeficiencia (s¨ªndrome de Wiskott-Aldridge, la inmunodeficiencia combinada grave ligada al cromosoma X o SCID-X). Esta ¨²ltima es un avance importante: los afectados son precisamente los conocidos como ni?os burbuja, y fue el fracaso en el primer intento de tratarlos lo que fren¨® el desarrollo de las terapias g¨¦nicas.
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