Mu?ecas

Existe una Barbie de carne y hueso. Se llama Valeria Lukyanova, es ucraniana y ha redise?ado su cuerpo a imagen y semejanza de la famosa mu?eca de Mattel. Cirug¨ªa de busto, lentes de contacto gigantes, un poco de Photoshop en la cintura... Abandonar el aspecto humano requiere mucho esfuerzo, pero es posible.

Lukyanova no es la ¨²nica. Ni siquiera la m¨¢s empe?osa. Los franceses Anastasia Reskoss y Quentin Dehar sue?an con convertirse en clones de Barbie y Ken. Llevan gastados 272.000 euros en cirug¨ªas pl¨¢sticas para verse cada d¨ªa m¨¢s artificiales. Y no piensan parar. Seg¨²n ha declarado Anastasia, plena de ilusi¨®n: ¡°Queremos pasar el resto de nuestras vidas transform¨¢ndonos en los mu?ecos que amamos¡±.

Lo curioso es que la verdadera Barbie est¨¢ haciendo justo lo contrario: hace cinco d¨¦cadas, su anatom¨ªa era m¨¢s anor¨¦xica. En los noventa, diversos estudios cient¨ªficos probaron que, de cobrar vida, Barbie no habr¨ªa podido caminar ni menstruar. Ante las cr¨ªticas, en los ¨²ltimos a?os, los fabricantes le han ido proporcionando medidas m¨¢s veros¨ªmiles y una barriguita casi humana.

Barbie tambi¨¦n se ha comprometido en la defensa de la libertad de la mujer. En 2004, anunci¨® oficialmente su separaci¨®n de Ken. Mattel lanz¨® una Barbie divorciada, con biquini y un bronceado sexy para volver a ligar. En lo pol¨ªtico, la mu?eca se ha enfrentado a muchos gobiernos isl¨¢micos por su modelo de mujer emancipada. Qui¨¦n sabe y un d¨ªa llegue la Barbie lesbiana.

Poco a poco, nuestra mu?eca se convierte en una mujer real, con celulitis y contrato temporal. Pero ya puede consolarse comprando en la jugueter¨ªa alg¨²n humano de pl¨¢stico.