C¨®mo afrontar las fiestas navide?as y no morir (emocionalmente) en el intento
Ahora que se acercan las fechas navide?as vamos desempolvando nuestras m¨¢scaras de personas ¡°superfelices¡±, de que nos va ¡°genial¡± en nuestra vida. La perfeccionamos cuando nos reunimos con nuestras familias pol¨ªticas o cuando estamos con amigos que hace tiempo que no vemos. No es de extra?ar que ciertas reuniones o que algunos encuentros navide?os nos motiven tanto como tirarnos a un r¨ªo congelado. El motivo es sencillo: mentir agota. Mentir estresa una barbaridad porque implica dos esfuerzos: uno el de la propia mentira (a ver si no me pillan¡) y otro, el de suprimir las emociones. Por eso, cuando uno se quita de encima una mentira se siente profundamente aliviado. Pero nuestra mentira no solo habita en Navidades, sino en nuestra vida en general e, incluso, en nuestro trabajo.
Tal Ben-Sharar, profesor de pensamiento positivo de Harvard, menciona en su libro La b¨²squeda de la felicidad un estudio en Alemania en el que se comprueba que aquellos profesionales obligados a sonre¨ªr frecuentemente, como azafatas o vendedores, son m¨¢s propensos a sufrir depresi¨®n, estr¨¦s, problemas cardiovasculares o tensi¨®n alta. Personalmente, he conocido adem¨¢s brillantes directivos que dirig¨ªan grandes empresas y que lo dejaron precisamente por la necesidad de tener que aparentar demasiadas veces. Y el motivo es el mismo: la m¨¢scara cansa¡ aunque tenga un sentido social. Tampoco es cuesti¨®n de ir contando a todo el mundo nuestros problemas, de sentarnos con la suegra como si estuvi¨¦ramos en un confesionario o de decirle cuatro cosillas a ese cliente inc¨®modo (aunque a m¨¢s de uno seguro que le encantar¨ªa). Si queremos ser corteses, necesitamos disimular ciertas emociones, pero no suprimirlas de nuestras vidas. Por ello, la soluci¨®n pasa por encontrar un ¡°nicho reparador¡±.
El nicho reparador es un espacio en el que realmente podamos ser sinceros con nosotros mismos y en el que reconozcamos que no nos gustan ciertas cosas, que tenemos miedo, que nos sentimos superados o cualquier otra emoci¨®n genuina con poco marketing para las fechas que se aproximan. El nicho reparador puede ser un amigo, un diario, un dibujo¡ todo aquello que te d¨¦ pie a expresarte y a reconocer tu vulnerabilidad, aunque parezca que vaya en contra de los c¨¢nones de la ¡°autoayuda¡±.
Se ha escrito mucho sobre las excelencias de darnos mensajes positivos como ¡°soy fant¨¢stico¡±, ¡°soy el rey del mundo¡± o cosas as¨ª. Hay un sinf¨ªn de libros y de conferencias que tienen como objetivo que nos creamos que somos superman o superwoman. Y es posible que despu¨¦s de escucharlo, tengamos un subid¨®n importante, pero este no dura mucho, porque es una media verdad. Porque es cierto que somos grandes, pero tambi¨¦n somos temerosos. Lo que m¨¢s nos ayuda y perdura en el tiempo es la sinceridad con nosotros mismos, abrazar esa parte que no nos hace mucha gracia, que tiene miedo o que lo pasa mal. Porque por mucho que pensemos que somos los reyes del mambo, si no aceptamos el dolor, no salimos de ¨¦l. As¨ª de simple. Y si lo hacemos, adem¨¢s, conseguiremos que el resto se sienta mejor consigo mismo.
Cuando estamos en un entorno de confianza y somos sinceros con lo que nos ocurre, hacemos que el otro no piense que es un bicho raro porque ¨¦l es el ¨²nico que sufre mientras el resto est¨¢ tan contento. Y si no, recuerda c¨®mo te sientes despu¨¦s de estar con una persona que te ha vendido lo maravilloso que le va en todos, absolutamente todos los ¨¢mbitos de su vida. Insisto: tampoco es cuesti¨®n de ser sinceros con el primero que nos encontremos ni desnudar nuestra alma hasta el infinito y mucho m¨¢s, sino en no cerrarnos a cal y canto ni ir cargando con una m¨¢scara que nos debilita profundamente por dentro. Por eso, las mejores conferencias y los mejores libros son los sinceros, aquellos que nos acarician internamente y en los que nos sentimos reflejados con lo que escuchamos o leemos.
En definitiva, para afrontar con ¨¦xito las fiestas navide?as y no morir emocionalmente en el intento, construyamos un nicho reparador. Pong¨¢monos las m¨¢scaras en nuestro trabajo, en nuestro entorno o en las cenas familiares o de amigos para ser amables y encontremos nuestros espacios para expresarnos realmente nosotros mismos.
Imagen Fuente: SplitShire - Mosaic
Comentarios
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.