Ali Aarrass, carta desde la prisi¨®n
Autor invitado: Ana G¨®mez (Amnist¨ªa Internacional) (*)
(*) Amnist¨ªa Internacional no ha podido verificar todo lo que Ali Aarrass dice en su carta, y las opiniones en ella expresadas son las del propio Ali Aarrass, pero la organizaci¨®n cree que se trata de una importante declaraci¨®n personal que merece ser le¨ªda.
(**) La organizaci¨®n ha realizado diversas acciones y peticiones para mostrar la situaci¨®n de lo que consideran una injusticia. Esta carta se public¨® en ingl¨¦s anteayer en la p¨¢gina de la organizaci¨®n en Gran Breta?a.
"Los d¨ªas son interminables pero, mientras estoy despierto, me sobrepongo y lo aguanto todo"
Se cumplen cinco a?os desde que Espa?a, contraviniendo sus obligaciones internacionales en materia de Derechos Humanos, devolvi¨® a Ali Aarrass, de doble ciudadan¨ªa belga y marroqu¨ª, a Marruecos.
A su llegada a ese pa¨ªs, Ali Aarrass afirma que fue recluido en r¨¦gimen de incomunicaci¨®n y torturado durante 12 d¨ªas en un centro secreto de detenci¨®n en T¨¦mara, cerca de la capital, Rabat. Ahora cumple una pena de 12 a?os de prisi¨®n por participar en un grupo delictivo y proporcionarle armas, cargos por los que fue condenado en un juicio injusto sobre la base de una ¡°confesi¨®n¡± extra¨ªda mediante tortura. En septiembre de 2012, el relator especial de ONU sobre la tortura lo visit¨® en prisi¨®n y observ¨® se?ales de tortura que coincid¨ªan con su testimonio.
Aunque las autoridades marroqu¨ªes anunciaron en mayo de 2014 que iban a abrir una investigaci¨®n sobre las denuncias de tortura realizadas por Ali Aarrass, los abogados de ¨¦ste revelaron recientemente que la investigaci¨®n se hab¨ªa archivado. Seg¨²n aseguran, no se les inform¨® de que se hubiera interrogado a ning¨²n testigo ni se hubiera registrado ninguno de los lugares identificados, y a¨²n no se les hab¨ªa entregado el informe m¨¦dico del examen al que se someti¨® a su cliente hace un a?o.
Sin embargo, Ali Aarrass est¨¢ decidido a conseguir justicia. Este a?o llev¨® a cabo una huelga de hambre de 72 d¨ªas para pedir a las autoridades marroqu¨ªes que lo pusieran en libertad, y para denunciar el hecho de que, casi tres a?os despu¨¦s de presentar la apelaci¨®n contra su condena, el Tribunal de Casaci¨®n a¨²n no hab¨ªa tomado una decisi¨®n. En una conmovedora carta publicada ayer, da las gracias a quienes le han estado apoyando, y a todas las personas que le han estado enviando cartas, por ayudarle a mantener la fuerza y la esperanza.
Carta de Ali
Los d¨ªas son interminables, pero intento mantener el rumbo, por mi familia, por m¨ª. Deseo tanto volverlos a ver. Mis padres, mi esposa, mi hija a la que adoro. Los echo tanto de menos...
Estoy siempre solo en esta celda porque estoy recluido en un r¨¦gimen de alta seguridad, lo cual significa mi aislamiento permanente. No tengo nada con qu¨¦ distraerme. Por eso, he terminado por vivir esperando lo mejor que puedo tener en esta prisi¨®n: la llamada telef¨®nica a mi familia, escuchar su voz, asegurarme de que est¨¢n bien, compartir risas con ellos... Esa llamada es mi ox¨ªgeno...
Luego est¨¢n las numerosas cartas que recibo de todas partes, gracias a Amnist¨ªa Internacional. Me alegran el coraz¨®n. Me dan energ¨ªa.
Los d¨ªas son interminables pero, mientras estoy despierto, me sobrepongo y lo aguanto todo. Las amenazas, las humillaciones, los insultos, e incluso los malos tratos...
Lo peor son las noches.
La noche pasada, como otras muchas, me despert¨¦ ba?ado en sudor a causa de una pesadilla. Eran las tres de la madrugada. Estos sobresaltos provocados por el miedo y por la angustia son habituales, y me obligan a levantarme y caminar de un lado a otro de mi celda. Tengo problemas para caminar, pero me veo obligado a hacerlo. Todav¨ªa estoy traumatizado por la tortura y los malos tratos que sufr¨ª hace mucho tiempo, pero que a¨²n perduran. Durante el d¨ªa consigo superar mis miedos, pero cuando duermo mi subconsciente toma el control, y contra eso no s¨¦ qu¨¦ hacer.
Lo paso mal tratando de retomar el sue?o, pero normalmente es en vano, porque para dormir bien tienes que sentir que est¨¢s en un lugar seguro. Aprovecho para rezar la primera oraci¨®n del alba. En ese silencio perturbado por mi llanto, es cuando me recojo y suplico a Dios que vele por mi familia, mis conocidos, todas las personas oprimidas del mundo... El final de mi oraci¨®n lo reservo para implorarle que me conceda justicia y libertad. Le doy las gracias por el derecho a la vida que me ha otorgado, y por los dones que me ha concedido, sean cuales sean...
Cuando termino, siempre est¨¢ oscuro. El sue?o termina por vencerme, pero el ruido de las llaves en las cerraduras y las voces de los guardias me despiertan de nuevo. Tengo que prepararme para recibir el desayuno.
As¨ª son mis noches desde hace mucho.
Por mucho que me digan que todo el apoyo exterior no servir¨¢ de nada, estoy convencido de que es mentira. Porque, aunque yo no recupere la libertad antes de que concluya esta pena injusta, os puedo garantizar que el trabajo de los defensores de los derechos humanos nos ayuda much¨ªsimo.
Si tuviera que transmitir un mensaje al resto del mundo, ser¨ªa este:
Quienes goz¨¢is de una libertad total.
Quienes no ten¨¦is idea de lo que supone perderla.
Quienes prefer¨ªs quiz¨¢ ignorarlo.
Quienes pens¨¢is que esto s¨®lo les sucede a los culpables.
Desenga?aos, yo soy inocente y, sin embargo, aqu¨ª estoy.
Dedicad unos minutos para animar y apoyar a los defensores de los derechos humanos y la labor que realizan.
Una labor que permite a personas como yo permanecer firmes y mantener la esperanza.
No sentirnos nunca solos.
Cuando est¨¢s acompa?ado, tienes una capacidad de resistir y denunciar que a muchos les resulta incomprensible, sobre todo a los que nos encontramos sometidos a estas condiciones inhumanas.
Hay cosas que no se olvidan. Yo jam¨¢s olvidar¨¦ a los que me apoyaron.
Ali Aarrass. Prisi¨®n de Sal¨¦ II. Marruecos
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