Margaret Thatcher, una secreta amante de la moda
La subasta de las pertenencias de la dama de hierro destapa su preocupaci¨®n por el estilo
Cuando Margaret Thatcher entr¨® en Downing Street fue pionera en muchos aspectos, entre ellos la imagen. Como la primera mujer jefe de Gobierno en la historia de Reino Unido, carec¨ªa de modelos previos de referencia. Rodeada de hombres trajeados, logr¨® construir un estilo que m¨¢s de tres d¨¦cadas despu¨¦s de ganar las elecciones generales sigue sirviendo de molde para pol¨ªticas de todo el mundo. La ropa le ayud¨® a mostrarse poderosa sin disfrazarse de hombre y le sirvi¨® de reconfortante envoltorio para una nueva y agresiva manera de hacer pol¨ªtica. Las perlas, regalo de su marido Denis, que se neg¨® a quitarse pese a los ruegos de su asesor, la retrataban como una tradicional se?ora de su casa; los trajes de chaqueta, como la dama de hierro que recortaba sin que le temblase el pulso. Su mensaje fue tan efectivo que Thatcher es hoy un s¨ªmbolo reconocible a lo largo del mundo. Prueba de su influencia es el ¨¦xito de la subasta de sus efectos personales que realiz¨® Christie¡¯s el pasado d¨ªa 15 y que, con una recaudaci¨®n de 4,5 millones de euros, super¨® cualquier expectativa. La mayor¨ªa de los objetos fueron adquiridos por thatcher¨®filos de fuera de Reino Unido. Diarios brit¨¢nicos se lamentaron de que ninguna instituci¨®n nacional hubiera pujado por los objetos. El prestigioso museo Victoria and Albert, que rechaz¨® los ofrecimientos de la familia Thatcher, y ni siquiera adquiri¨® en la subasta ninguna de las prendas para su secci¨®n de moda.
La dirigente brit¨¢nica confes¨® que llevaba ropa bien cortada para que dejasen de fijarse en su atuendo y se concentrasen en su discurso
Hija de una costurera, Thatcher sab¨ªa de moda y entend¨ªa su lenguaje. Los m¨¢s veteranos empleados de Aquascutum, su firma brit¨¢nica de cabecera, recuerdan c¨®mo cuidaba hasta el detalle las hechuras de chaquetas y abrigos, en especial la forma de los hombros. Y curiosamente, la moda contribuy¨® a que descubriese su vocaci¨®n. A la tierna edad de 10 a?os se fij¨® en el atuendo del candidato conservador de la ¨¦poca Victor Warrender: ¡°Llevaba un buen abrigo; bueno, no ostentoso. Hablaba y todos le escuchaban¡±, explic¨® sobre el momento en el que empez¨® a interesarse por la pol¨ªtica. P¨²blicamente manten¨ªa que su ¨²nica preocupaci¨®n era vestirse c¨®moda y apropiada, pero en privado disfrutaba de su afici¨®n. Seg¨²n cuenta la periodista Suzy Menkes, Thatcher vivi¨® su inclusi¨®n en la lista internacional de mejor vestidos de 1988 como uno de los momentos m¨¢s importantes de su vida.
Quiz¨¢s porque las ¨²nicas referencias de mujeres en el poder estaban en la realeza, Thatcher empez¨® imitando a la reina Isabel, con sus guantes y broches de brillantes. Su gusto, un tanto recargado, fue depur¨¢ndose a medida que fue subiendo en el escalaf¨®n del partido tory. Sus trajes se hicieron m¨¢s sobrios y las hombreras y solapas cobraron importancia. Su peinado fue agrand¨¢ndose e inmoviliz¨¢ndose hasta asemejar un casco. La joven que se cas¨® con vestido de terciopelo azul rematado con un tocado de plumas de avestruz, inspirado en el retrato de la duquesa de Devonshire de Gainsborough, ten¨ªa poco que ver con la dirigente que visit¨® Mosc¨² en 1987 con un vestuario de trajes de gala y sombreros de piel propios de una zarina.
En una entrevista televisiva revel¨® que su secreto era llevar ropa bien cortada para que los dem¨¢s dejasen de fijarse en el atuendo y se concentrasen en su discurso. A pesar de todo, la dama de hierro siempre se preocup¨® por suavizar su apariencia. Se dejaba fotografiar en la cocina y eleg¨ªa blusas con lazada al cuello o pa?uelos de seda que le otorgaban un aspecto cotidiano aunque estuviera montada en un tanque. Sin embargo, el atrezo no era suficiente para ocultar su car¨¢cter. Entre los miembros de su Gobierno se acu?¨® el t¨¦rmino bolseando (handbagging) para describir la manera implacable en la que abroncaba a sus ministros y que hac¨ªa referencia al peque?o bolso de cuero negro de Asprey del que no se despegaba. Durante los 11 a?os que se mantuvo en el poder, su presencia cambi¨® tan poco como su ideolog¨ªa. No obstante, es posible que en otras circunstancias profesionales hubiera vestido de otra forma. A Thatcher le fascinaba la colecci¨®n de la dise?adora punk y activista Vivienne Westwood que amasaba la esposa de su ministro de Econom¨ªa. Westwood le devolvi¨® el cumplido y recientemente opin¨® que la dirigente vest¨ªa ¡°estupendamente¡±. Lo que separ¨® la pol¨ªtica, lo uni¨® la moda.
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