Confianza en Francia
La reacci¨®n a los atentados de Par¨ªs ha mostrado la voluntad de no ceder al miedo
Les prometo que Francia seguir¨¢ siendo ella misma¡±: esta promesa la formul¨® el presidente de la Rep¨²blica durante el en¨¦rgico y emotivo discurso que pronunci¨® con ocasi¨®n del homenaje nacional a los 130 muertos del 13 de noviembre en Par¨ªs. Fran?ois Hollande precis¨® c¨®mo es esa Francia que los franceses deben preservar, a imagen y semejanza de la juventud que acababa de ser golpeada en la capital gala: ¡°Una sola y ¨²nica naci¨®n que comulga con las mismas emociones haciendo caso omiso de nuestras diferencias, nuestros or¨ªgenes, nuestros colores, nuestras creencias y confesiones¡±. En las postrimer¨ªas de este annus horribilis, tr¨¢gicamente inaugurado por los atentados contra Charlie Hebdoy el supermercado kosher, se impone una pregunta: ?qu¨¦ posibilidades tienen los franceses de preservar esa Francia? ?Se dividir¨¢n, avivar¨¢n las diferencias, se?alar¨¢n con el dedo a la comunidad musulmana en su conjunto?
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Del lado de la resiliencia, est¨¢n el rechazo a ceder al miedo y la calma de la mayor¨ªa, la dignidad ante la adversidad que demuestran aquellas y aquellos que se acercan cada d¨ªa a los lugares de los atentados. Est¨¢ la clase pol¨ªtica en su conjunto, que, pese a unos pocos exaltados y a la inevitable demagogia, m¨¢s o menos ha respetado el esp¨ªritu de la reuni¨®n del Congreso de Versalles. Est¨¢ la abrumadora aprobaci¨®n de las medidas decididas por el presidente de la Rep¨²blica y votadas por la pr¨¢ctica unanimidad del Parlamento, la reapropiaci¨®n de la Marsellesa y de la bandera tricolor. Reacciones que han amplificado y han hecho honor a la intensa emoci¨®n planetaria que ha acompa?ado en su dolor al pa¨ªs, simbolizado por todos esos monumentos iluminados con los tres colores o por el fervor de la Marsellesa entonada en todos los estadios. Como si, ya lo apuntaba Fran?ois Hollande en su discurso, solo ante la adversidad fueran capaces los franceses de recobrar la confianza en su identidad.
Pero tanto la opini¨®n p¨²blica como la Historia pueden vacilar. Del lado m¨¢s sombr¨ªo, est¨¢ la posibilidad de que se produzcan nuevos atentados que el primer ministro no descarta, pues el objetivo de los terroristas y de su instigador, Daesh, no es otro que crear las condiciones para una guerra civil. Est¨¢ esa sociedad francesa que ostenta el r¨¦cord de la desconfianza, no solo hacia los pol¨ªticos, sino hacia todo el mundo, y que proclama una felicidad individual y un extraordinario pesimismo colectivo. Herencia de una historia atormentada, sin duda, pero verdadero h¨¢ndicap cuando se plantea con tanta urgencia la cuesti¨®n de la integraci¨®n de una parte de la juventud.
Entre los elementos que pueden debilitar la confianza en la capacidad de reacci¨®n de Francia, est¨¢ esa cr¨ªtica subyacente seg¨²n la cual ¡°no se ha hecho todo lo posible: los atentados habr¨ªan podido evitarse¡±, cr¨ªtica capaz de minar la confianza que necesita el aparato policial. El miedo siempre est¨¢ al acecho, junto con su c¨®mplice el odio.
Finalmente, debemos ser conscientes de la gravedad de los tiempos que vivimos. Desde este punto de vista, la aplicaci¨®n del estado de emergencia exige mucho tacto. Si un excesivo celo policial llegase a provocar un sentimiento de injusticia en el seno de la comunidad musulmana, otros j¨®venes podr¨ªan caer en el terrorismo. Esta dificultad acompa?a todos los periodos de excepci¨®n, que requieren una atenci¨®n particular, como record¨® Bernard Cazeneuve, ministro franc¨¦s de Interior.
El nihilismo de los terroristas se imputa con demasiada frecuencia a un islam que le es ajeno
El Instituto del Mundo ?rabe (IMA) ha organizado una jornada de conversaciones con responsables religiosos y asociativos suficientemente representativos de los franceses de confesi¨®n musulmana. Seg¨²n Jack Lang, presidente del IMA, estos han querido dejar constancia de su apego a la ciudadan¨ªa y a los valores republicanos. Pero hay que saber tambi¨¦n que muchos musulmanes viven un profundo desencanto desde que, a ra¨ªz de ciertos debates sobre la inmigraci¨®n (cuando en realidad ellos son franceses), se han sentido si no estigmatizados, al menos marginados. El investigador Olivier Roy asegura sin embargo que la radicalizaci¨®n no es consecuencia de la islamizaci¨®n. Es la radicalizaci¨®n la que se aferra a una causa, la de Daesh, que le proporciona un marco y una legitimaci¨®n. Pero el nihilismo de los terroristas se imputa con demasiada frecuencia a un islam que le es ajeno.
Por estas razones, es de desear que la promesa presidencial de esa Francia que seguir¨¢ siendo ella misma pue-da verse cumplida y sea refrendada por la mayor¨ªa de nosotros.
Jean-Marie Colombani fue director de Le Monde.
Traducci¨®n de Jos¨¦ Luis S¨¢nchez-Silva.
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