Cara y cruz
Puede que el a?o que viene la abrumadora diferencia entre buenos y malos se pierda a¨²n m¨¢s entre tinieblas
Una vez escuch¨¦ decir a Raphael que toda carrera art¨ªstica tiene subidones y baches y que lo importante es saber estarse quietecito en el t¨¦rmino medio. Porque de ese balance depend¨ªa la llegada de un nuevo subid¨®n. Es posible que esa f¨®rmula la haya aplicado Bert¨ªn Osborne, que fue sex symbol latinoamericano en su apogeo como cantante solista, iniciador de una manera despatarrada y bonachona de hacer televisi¨®n en los a?os noventa y, tras pasar un sereno desierto a principios de siglo, coincidiendo con otra jefatura pol¨ªtica, ha regresado como fen¨®meno esta legislatura.
Para m¨ª, parte de la clave del ¨¦xito de Bert¨ªn es su apellido. Osborne marca mucho y a ¨¦l le da un punto aristocr¨¢tico pero tambi¨¦n popular. Al torito de Osborne todo el mundo le quiere, desde los hipsters de verdad hasta los hipsters del PP, al punto que nadie le recrimina esa ver¨®nica con la que tore¨® su voto de Albert Rivera a Mariano Rajoy. La explicaci¨®n es que, tras la entrevista con el presidente, prefiri¨® volver al redil. Algo del triunfo de sus entrevistas es que normalmente sus entrevistados son como ¨¦l, de derechas. Eso, m¨¢s los cojines amarillos del sof¨¢ de Bert¨ªn, hace que todos caigan bien. En tu casa o en la m¨ªa se ha convertido en eso que la FAES no consigui¨® ser: un think tank de la derecha c¨®moda y aparentemente flexible. O sea, lo que propone Ciudadanos. Pero claro, Bert¨ªn tiene mucho kilometraje como para quedarse sentado a ver crecer un partido joven y l¨®gicamente prefiere la estabilidad del m¨¢s votado.
Tambi¨¦n nos gusta de Bert¨ªn que es un hombre con suerte. En un pa¨ªs donde la loter¨ªa es casi una religi¨®n, todos adoramos al hombre con suerte. ?Qu¨¦ es la suerte en Espa?a? Caer simp¨¢tico. Miren al pobre Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, que ahora en las reuniones de su casi expartido lo sientan en la esquina.
Est¨¢ claro que Bert¨ªn entiende estas disyuntivas. Hace a?os, en un programa que yo presentaba junto a Ana Garc¨ªa-Si?eriz, Channel N? 4, nos visit¨® para promocionar sus productos vin¨ªcolas y de alimentaci¨®n. Fue una de nuestras mejores entrevistas. Bert¨ªn y yo nos disfrazamos de vaqueros para hacer un remedo de Brokeback Mountain que termin¨® siendo una mezcla de humor inteligente con humor de toda la vida. Me cant¨® una balada con una guitarra rota y al final no pudimos evitar re¨ªrnos durante el sketch. En un momento dado, discutimos porque a tenor del estreno de La mala educaci¨®n Bert¨ªn opino ¨¢speramente sobre Almod¨®var y su cine. No le parec¨ªan representativos de Espa?a. Por ese recuerdo espero cada mi¨¦rcoles la aparici¨®n del director en su sof¨¢. Ser¨ªa el encuentro definitivo de dos Espa?as.
En un pa¨ªs que disfruta tanto de sus diferencias, donde existe una historia feliz, tambi¨¦n existe una menos feliz. Si Bert¨ªn es la cara de 2015, Rodrigo Rato es la cruz. En ese dif¨ªcil equilibrio entre el ¨¦xito y el abismo, Rato es un hombre suspendido. En los d¨ªas de recontar los sobresaltos de este a?o, el momento en que Rato fue detenido, e introducido en un veh¨ªculo policial con una mano sobre su nuca, fue uno de mucho asombro. Y casi escandaliz¨® m¨¢s cuando se reuni¨® con el ministro del Interior porque tem¨ªa por su seguridad despu¨¦s de ver c¨®mo le segu¨ªan las c¨¢maras de televisi¨®n en las cercan¨ªas de su casa. El ¨¦xito es siempre extra?o. Muchos nos preguntamos c¨®mo un hombre que pudo ser presidente del Gobierno se volvi¨® imagen perfecta de lo que no nos gusta y una de las razones por las cuales el Partido Popular perdi¨® miles de votos en las pasadas elecciones. Quiz¨¢s Bert¨ªn deber¨ªa invitarlo a su programa y entre los cojines amarillos hacerle la pregunta cuya respuesta todos queremos o¨ªr: ¡°Rodrigo, ?qu¨¦ te paso?¡±.
Bert¨ªn y Rub¨¦n, mi marido, tienen algo en com¨²n: sus matrimonios con venezolanos. Comparten haberse casado dos veces. Bert¨ªn ha sido padre, Rodrigo tambi¨¦n. Pero hasta ah¨ª llegan las similitudes. Rato entrena en un gimnasio caro, protegido de las miradas indiscretas por una visera. Bert¨ªn disfruta de la comida y el vino espa?ol sabiendo que sus a?os de equitaci¨®n le aseguran correcci¨®n postural. Bert¨ªn y Rato han trabajado para el Estado, en ministerios diferentes, pero Bert¨ªn tiene el suficiente oficio para invitar en su casa sin tener que pagar con una tarjeta de Bankia en un restaurante.
En Am¨¦rica hace poco escuch¨¦ a una veterana actriz de telenovelas decir que el mejor papel es el de villana, ¡°porque hoy ya no est¨¢ tan clara la diferencia entre buenos y malos¡±. Puede tener raz¨®n y que el a?o pr¨®ximo esa brumosa diferencia se pierda a¨²n m¨¢s entre tinieblas.
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