Oscar Pistorius, batacazo desde el Olimpo
El exatleta despedir¨¢ 2015 entre lujos pero en arresto domiciliario, miestras espera la nueva condena de los jueces
En el patio de una c¨¢rcel de la capital sudafricana, Oscar Pistorius chuta un penalti desenfocado ante el salto t¨ªmido del portero, un conocido g¨¢nster checo. Hace tres a?os, el joven y apuesto velocista sudafricano bat¨ªa marcas mundiales en la pista de atletismo, ganaba medallas e inspiraba al mundo con su capacidad de superaci¨®n. Proyectaba su futuro mirando a la cumbre. Dinero, modelos, victorias. Prensa. La doble amputaci¨®n de sus piernas no iba a impedirle cruzar barreras que parec¨ªan inalcanzables y se convirti¨® en el primer atleta amputado en competir en los Juegos Ol¨ªmpicos. Pero la temeraria velocidad fuera pistas le llev¨® a otro paisaje muy distinto: en vez de podios y halagos y marcas y fama, ha pasado el a?o 2015 con camisa naranja de convicto, entre una celda y un patio donde distraerse, haciendo ejercicio o jugando al f¨²tbol con el otro famoso del centro penitenciario, el criminal checo Radovan Krejcir.
Su fama ha cambiado de color y en su ecuaci¨®n, solo ha quedado la prensa. La que ahora sigue con insistencia el proceso judicial y todas sus curvas: primero fue el juicio, la condena a cinco a?os por el homicidio de su novia y el ingreso a la c¨¢rcel; ahora, la semi libertad recuperada tras un a?o entre barrotes y el ¨²ltimo giro: saber que volver¨¢ a estar encerrado y esta vez como asesino.
A sus 26 a?os, con una carrera en pleno auge, Oscar Pistorius, alias Blade Runner, dispar¨® a su novia la noche de San Valent¨ªn de 2013. Cuatro balas de una 9 mil¨ªmetros semi autom¨¢tica. Y la mat¨®. ?Crey¨® que un ladr¨®n hab¨ªa entrado en la casa y descarg¨® por miedo? ?O fue un derrape armado de su abrupto car¨¢cter tras una discusi¨®n pasional? La justicia sudafricana no ha puesto en duda la primera versi¨®n, que es la que siempre ha defendido el atleta paral¨ªmpico y por eso, en octubre del a?o pasado, fue condenado por la juez a cinco a?os de c¨¢rcel por el homicidio de su novia, Reeva Steenkamp. Homicidio, no asesinato. E ingres¨® a prisi¨®n.
Despu¨¦s de meses en el banquillo de acusado, en el punto de mira de los letrados y de los focos de medio mundo, Pistorius inauguraba su 2015 entre rejas. Lejos de los flashes, aislado y condenado. Pero con una esperanza: salir pronto. La ley sudafricana concibe convertir el encarcelamiento en centro penitenciario a arresto domiciliario si se ha cumplido una quinta parte de la pena con buen comportamiento y Blade Runner, ha sabido medir su temperamento.
Estos d¨ªas duerme en la mansi¨®n de lujo de su t¨ªo Arnold, en uno de los mejores barrios de Pretoria, la capital de Sud¨¢frica. All¨ª pasar¨¢ nochevieja - probablemente entre los rezos de sus fieles parientes-. Y all¨ª pasar¨¢ los pr¨®ximos meses. Tras un a?o en prisi¨®n, sali¨® una noche de octubre, sin ser visto ni grabado y se instal¨® en el domicilio con piscina y familia donde cumplir el arresto. Privado de libertad pero no de confort. Pero la historia a¨²n no ha terminado.
Ya desde el hogar, el atleta vio como el Tribunal Supremo de Apelaci¨®n revisaba, en diciembre, la primera sentencia. Fin de sus esperanzas. Ya no es solo homicida, sino asesino y ahora se prepara para ver su condena triplicada. Los jueces van a decidir la nueva pena a partir de abril, pero el m¨ªnimo por asesinato son 15 a?os. Mientras tanto Pistorius puede exprimir el lujo residencial: ha comprado la libertad bajo fianza por 640 euros. 600 euros por unos meses de libertad, antes de perderse en la entra?as de la c¨¢rcel.
Entre un calabozo y una mansi¨®n. Entre dos pr¨®tesis de carbono y cuatro balas de una pistola en la mesilla de noche. Condenado por s¨ª mismo, Oscar Pistorius, ya no mira al Olimpo.
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