La Ley del 28 de Diciembre
Hay un d¨ªa por a?o en que la prensa te dice que te miente y ese d¨ªa es ma?ana, el D¨ªa de los Santos Inocentes
Hay un d¨ªa por a?o en que la prensa te dice que te miente ¨Cy ese d¨ªa es ma?ana. Por lo menos, en el mundito del idioma castellano. All¨ª ¨Caqu¨ª¨C lo llamamos D¨ªa de los Santos Inocentes, por otra matanza de miles de ni?os casi sirios, palestinos: nuestra tradici¨®n cat¨®lica decidi¨® que, para evocarla, lo mejor era contarnos chistesOtras culturas usan para eso el 1 de abril, menos sangriento: franceses e italianos, metaf¨®ricos, lo llaman Poisson d¡¯Avril o Pesce d¡¯Aprile ¨Cpescado de abril¨C, all¨ª donde los anglos, m¨¢s directos, imponen la evidencia: para ellos es el Fool¡¯s Day, el d¨ªa del tonto. En todas, en todo caso, los medios comparten la intenci¨®n: convencerte de que ese d¨ªa hacen algo muy distinto de los dem¨¢s d¨ªas. Lo que hacen, sabemos, es incluir una noticia falsa, presentada como una broma ¨Cpara poder decir que la inocencia te valga o eres tonto o eres un pescado.
Otras culturas usan para eso el 1 de abril, menos sangriento: franceses e italianos, metaf¨®ricos, lo llaman Poisson d¡¯Avril o Pesce d¡¯Aprile ¨Cpescado de abril¨C, all¨ª donde los anglos, m¨¢s directos, imponen la evidencia: para ellos es el Fool¡¯s Day, el d¨ªa del tonto. En todas, en todo caso, los medios comparten la intenci¨®n: convencerte de que ese d¨ªa hacen algo muy distinto de los dem¨¢s d¨ªas. Lo que hacen, sabemos, es incluir una noticia falsa, presentada como una broma ¨Cpara poder decir que la inocencia te valga o eres tonto o eres un pescado.
Al decirte que un d¨ªa al a?o publican algo que no es verdad, te est¨¢n diciendo que 364 d¨ªas al a?o solo publican cosas que s¨ª lo son
Es un viejo truco y todav¨ªa les sirve: al decirte que un d¨ªa al a?o publican algo que no es verdad, te est¨¢n diciendo que 364 d¨ªas al a?o s¨®lo publican cosas que s¨ª lo son, sin duda alguna. Tiempos hubo en que los medios se dec¨ªan objetivos; ahora empiezan a aceptar que no hay objetividad posible cuando existe un sujeto que relata ¨Cy en cualquier diario, cualquier noticiero, cualquier informaci¨®n, siempre hay un sujeto que relata. Entonces se dicen neutrales, y es igual de falso: los periodistas y las empresas period¨ªsticas tenemos nuestras fobias y filias, intereses, prejuicios, ideas sobre el mundo que ¨Cm¨¢s o menos velados, m¨¢s o menos reprimidos¨C aparecen en lo que contamos, en c¨®mo lo contamos. No porque seamos malvados o perversos o manipuladores: s¨®lo porque la forma en que cada cual mira y piensa el mundo define, inevitablemente, lo que elige contar. En eso consiste, al fin y al cabo, nuestro oficio: en decidir, ante cualquier situaci¨®n, qu¨¦ debe ser contado. Pero los medios no suelen aceptarlo; les dicen a sus lectores que les dan ¡°la realidad¡±, verdades m¨¢s o menos absolutas, y que deben leerlos con confianza m¨¢s o menos ciega: creerles.
Y eso, todos los d¨ªas salvo el 28 de diciembre: entonces ¨Cma?ana¨C medios y lectores se vuelven diferentes. Ma?ana los lectores recorreremos nuestro medio amigo con la alarma activada. Sabremos que en alg¨²n lugar se esconde la fals¨ªa confesa y, por supuesto, querremos detectarla: ah, pone que el crimen fue en una playa de Castilla; s¨ª, claro, pero viste ¨¦sta que dice que en Espa?a hay un rey; puede ser, s¨ª, pero y esto de que el Madrid vendi¨® a Cristiano al Bierzo por seis toneladas de chupach¨²s de menta. Es el momento m¨¢s fecundo de nuestra relaci¨®n con los medios: cuando la recepci¨®n confiada se transforma en mirada suspicaz, en cr¨ªtica encendida ¨Cpensar sobre lo que nos cuentan.
Por eso he llegado a proponer, alguna vez, una Ley del 28 de Diciembre, que obligara a los medios a incluir, todos los d¨ªas, una noticia falsa ¨Cpara que sus lectores, sabi¨¦ndolo, ejercieran todos los d¨ªas esa lectura cr¨ªtica.
Era improbable que ning¨²n Parlamento, ning¨²n Gobierno consiguiera ¨Co deseara¨C imponerla. Ni los pol¨ªticos ni los editores lo querr¨ªan: tanto las grandes empresas period¨ªsticas como los grandes gobiernos period¨ªsticos necesitan que sus consumidores o s¨²bditos les crean cuanto m¨¢s mejor. Pero en muchos lugares la din¨¢mica social, en su sabidur¨ªa levemente cruel, se adelant¨®. En los pa¨ªses latinoamericanos gobernados por la derecha populista, por ejemplo, los enfrentamientos entre Gobiernos y medios lograron que la mayor¨ªa de los lectores sospecharan que todo texto publicado tiene un autor y una intenci¨®n y aprendieran a leer con esp¨ªritu cr¨ªtico. All¨ª la sociedad, como suele pasar, se adelant¨® a la ley.
elpaissemanal@elpais.es
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.