Pinturas con vida propia
Los cuadros de Andrew Wyeth inspiran a la dise?adora floral Isabel Mar¨ªas Crea unos bodegones que representan el universo del artista
La obsesi¨®n de Isabel Mar¨ªas, dise?adora y due?a de la tienda de arreglos florales Elisabeth Blumen, siempre ha sido encontrar inspiraci¨®n en la pintura cl¨¢sica y contempor¨¢nea para crear composiciones diferentes. ¡°Intento buscar elementos art¨ªsticos y que mis ramos aporten un toque original a cualquier evento¡±, explica Mar¨ªas, de 37 a?os. Los lienzos de Andrew Wyeth, que reflejan muy bien el entorno rural, han encajado en su visi¨®n creativa. Para representar la atm¨®sfera del artista en bodegones, Mar¨ªas viaj¨® hasta la sierra, donde le fue f¨¢cil encontrar plantas de invierno. ¡°La obra de Wyeth es muy org¨¢nica y sus paisajes son fr¨ªos¡±, explica. La dise?adora recolect¨® ramas, setas y hojas secas y las entremezcl¨® con flores de tonalidades que van desde el violeta de las an¨¦monas hasta el rojo del acebo. Las puertas y ventanas de madera de un almac¨¦n abandonado en el madrile?o pueblo de Navacerrada sirvieron de escenario con el fin de recrear el taller del pintor estadounidense.
El arte de Andrew Wyeth
El haber nacido en una familia de artistas, la del conocido ilustrador N. C. ?Wyeth, quiz¨¢ fue fundamental para Andrew Wyeth, uno de los pintores estadounidenses de mayor prestigio del siglo pasado. Wyeth es autor de obras tan esenciales como el cuadro El mundo de Cristina, de 1948, que muestra a una joven en medio de un campo ¨¢rido desde el que se vislumbran unas casas al fondo. El pintor dibuja su cotidianidad, lo que ve desde la ventana de su casona. Con este lienzo, Wyeth pas¨® a formar parte del movimiento art¨ªstico de la American Scene, cuyo lema era recuperar el paisaje americano, recrear sus parajes hostiles, casi des¨¦rticos. Cuadros y fotograf¨ªas se inundaron de horizontes de claros y oscuros alejados del ritmo de las grandes ciudades. Bajo el t¨ªtulo Wyeth. Andrew y Jamie en el taller, el Museo Thyssen-Bornemisza acoger¨¢ desde el 1 de marzo hasta el 19 de junio una exposici¨®n sobre la obra del artista y de su hijo Jamie.
Nacido en 1917 en Chadds Ford (Pensilvania), Andrew Wyeth pasaba los veranos en Maine, rodeado de elementos familiares que pueblan sus cuadros: ¡°Pinto mi vida¡±, reflexionaba. Se trata de una pintura a medio camino entre preciosismo y realidad, fascinante en lo minucioso; tiene un sabor casi fotogr¨¢fico, pictorialista, a pesar de su animadversi¨®n al mundo de la fotograf¨ªa. Pero a Wyeth no le gustaba la etiqueta de pintor realista. Y menos en aquellos a?os, con el pleno auge de la Escuela de Nueva York, cuna del expresionismo abstracto. Para la cr¨ªtica y los historiadores del arte, sin embargo, se trata de un artista controvertido. Aclamado por algunos y despreciado por otros, representa un momento b¨¢sico en el arte estadounidense a veces eclipsado por la fama que alcanz¨® la Escuela de Nueva York.
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