Abandono y ruina de las carreteras secundarias
Ni el Gobierno ni las autoridades locales se sienten concernidos por el mal estado de las redes
Ni siquiera un fen¨®meno tan sometido a la medida estad¨ªstica como los accidentes en carretera puede encuadrarse c¨®modamente en la m¨¢s estricta objetividad. Sabemos que, seg¨²n los balances presentados por Interior, el ejercicio de 2015 se cerr¨® con 1.126 muertos en accidentes de tr¨¢fico, seis menos que en 2014. Pero, claro, la contabilidad proclamada responde al m¨¦todo de contar el n¨²mero de muertos en las 24 horas siguientes a los siniestros; cuando se contabilicen las muertes durante los, digamos, treinta d¨ªas siguientes a los accidentes, el n¨²mero de fallecidos aumentar¨¢. Entonces quiz¨¢ descubramos ¡ªsucedi¨® en 2014¡ª que las estad¨ªsticas de 2015 son peores que las del a?o anterior y que est¨¢ de m¨¢s ese optimismo resignado que suele acompa?ar a las palabras, a medio camino entre la jaculatoria y la sicofon¨ªa, que pronuncia Fern¨¢ndez D¨ªaz.
Mientras se comprueba si el modelo de seguridad vial est¨¢ pr¨®ximo al agotamiento o ha entrado ya en regresi¨®n, habr¨¢ que felicitarse de que Espa?a figure entre los seis pa¨ªses con mejores estad¨ªsticas de siniestralidad en carretera. Estad¨ªsticas medias, se entiende. Porque los accidentes en carreteras secundarias est¨¢n aumentando ¡ª45 m¨¢s que en 2014¡ª a pesar de la pol¨ªtica del Gobierno de Rajoy de empapar la cruda realidad con palabras y buenas intenciones. El estado de la red secundaria es inaceptable: curvas imposibles, firme en p¨¦simo estado (incluyendo largas secuencias de bacheado que destrozan neum¨¢ticos y suspensiones), peraltes al rev¨¦s, salidas intempestivas o invisibles y se?alizaci¨®n esquizofr¨¦nica. Cualquier viajero puede comprobarlo y maldecirlo. Milagro parece que el n¨²mero de accidentes no sea mayor.
Como en casi todo lo que ata?e a la administraci¨®n p¨²blica (y aun a la privada), la respuesta a esta carencia ¡ªno basta con construir las carreteras, hay que mantenerlas¡ª es la impunidad. Se sabe desde lustros atr¨¢s que la siniestralidad es m¨¢s elevada en las redes secundarias y cualquier ministro o consejero auton¨®mico ha podido comprobar su estado lamentable; pero nadie se siente concernido por la ruina y el abandono Ni el Estado, que deber¨ªa reclamar, en nombre de su competencia sobre la siniestralidad, unos gastos m¨ªnimos de mantenimiento, ni las autoridades locales o auton¨®micas, directamente competentes, se dan por aludidos, a pesar de que por algunos tramos no podr¨ªan circular ni carretas de bueyes y la lozan¨ªa de los puentes romanos deja en rid¨ªculo al asfalto del Estado de Obras.
La orograf¨ªa espa?ola es sinuosa, dif¨ªcil de homogeneizar. En las escuelas se ense?aba ¡ªde esto hace ya decenios, cuando sobreviv¨ªa un cierto inter¨¦s por la instrucci¨®n¡ª que Espa?a era el segundo pa¨ªs m¨¢s monta?oso de Europa, despu¨¦s de Suiza. Pero la geograf¨ªa torturada no explica ni la inclinaci¨®n morbosa al cantonalismo ni la dejaci¨®n de responsabilidades inversoras que cabe imputar a los m¨²ltiples poderes regionales. No es cuesti¨®n de limitar la velocidad a 80 kil¨®metros por hora en las v¨ªas secundarias, aunque quiz¨¢ resulte ¨²til; es cuesti¨®n de mantener en buen estado el firme de las carreteras. Es decir, de gasto p¨²blico.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.