Juguetes

Llegaron los Reyes con sus regalos sabios: libros, tiempo, esperanza y un disfraz de Catwoman. Me queda de f¨¢bula. Marcando tipo, de negro y con tacones, me subo por las paredes, restallo mi l¨¢tigo, ronroneo, reparto zarpazos a diestro y siniestro, seduzco cuanto me place y me deslizo entre los barrotes cuando tratan de enjaularme. Una fiera. Esta es la superhero¨ªna por la que yo renunciar¨ªa al mundo: una felina sagrada y justiciera, capaz de ver en la oscuridad y amar la negrura. Esta es mi epifan¨ªa: la mejor forma de solucionar un problema es adentrarse en ¨¦l, vivirlo.

Con sus juegos, los ni?os recrean argumentos y gozan intensamente de victorias y triunfos; a veces tratan de dominar una experiencia terror¨ªfica. Vestida de gata, yo juego a despojarme de mis costumbres para obedecer la llamada de lo profundo. Quiero atrapar ese algo que, una vez se apodera de una, ya no se olvida. Quiero ser ese algo. En el juego repetimos y repetimos; experimentamos con ritmos b¨¢sicos para conocernos a nosotros mismos y buscar el restablecimiento de una situaci¨®n primitiva. Si tan s¨®lo pudi¨¦ramos hacerlo todo de nuevo, saldr¨ªa perfecto. ?Otra vez! Quiero transformar las vivencias m¨¢s excitantes en h¨¢bitos. Quiero ser astuta y poderosa. Quiero vivir el instante y distinguir el tiempo para luchar, del tiempo para guardarse. Quiero comprender los ritmos extra?os de los humanos. Quiero seguir escribiendo. El juego tambi¨¦n puede esconder deseos silenciados, pero esto no es un juego. Catwoman fue una joven asesinada por descubrir un fraude.

As¨ª como los leones rugen al cielo cuando descarga el trueno, Catwoman no se amedrenta. Desde que unos gatos callejeros enviados de Sekhmet, la diosa leona egipcia del poder¨ªo, la resucitaran, Catwoman se salva a s¨ª misma. Se?ora de un reino doloroso, ella sabe que un beso puede ser mortal cuando significa algo. Sabe tambi¨¦n que cuando Batman trata de salvar a una mujer, ¨¦sta acaba muerta o llena de resentimiento. ?iganla rugir. Ser¨¢ porque los seres amados no est¨¢n ah¨ª para que una no se pierda, o para ser salvados, sino para perderse juntos, para acompa?arse en una aventura liberadora: la del camino que recorren sabios y sabias. Buscadores intr¨¦pidos que tropiezan y caen, persiguiendo una luz que se manifiesta en los m¨¢rgenes de la noche. Arriesgan extraviarse para comprender algo que antes no sab¨ªan. No teman: ella no tratar¨¢ de salvarles. Lo juro por mis bigotes.